El gobierno del presidente salvadoreño Nayib Bukele, recientemente ordenó destruir las tumbas de los pandilleros de la Mara Salvatrucha o también conocidos como M-13, en su combate por borrar todo rastro de las pandillas en El Salvador.
La medida se llevó a cabo este martes por un grupo de presos salvadoreños en el cementerio Municipal de Colón, La Libertad y el cementerio de Santa Tecla, al oeste de San Salvador, bajo la dirección del gobierno que demolieron las tumbas de pandilleros con martillos y mazos.
El propósito de la destrucción de las tumbas, es que no haya nada alusivo a estas pandillas y que los posibles seguidores de las mismas no puedan honrar a los integrantes fallecidos, según Osiris Luna Meza, el Viceministro de Justicia y Director General de Centros Penales de El Salvador.
“De norte a sur, de este a oeste, nosotros vamos a borrar todos los grafitis que hayan a nivel nacional, como que no ha pisado nunca un pie una pandilla, así que nosotros vamos a borrar todo el rastro de ellos”, dijo Luna Meza en un videograbado en Twitter, publicado el 1 de noviembre.
“Ellos no van a existir ya definitivamente en este país”, aseguró.
En el video se aprecian en algunas tumbas el nombre de la persona fallecida con el acrónimo MS, su alias y su fecha de nacimiento y deceso.
La medida se llevó a cabo un día antes de la celebración del Día de los Fieles Difuntos en El Salvador, que se celebra el 2 de noviembre, una tradición que reúne a las familias salvadoreñas en los cementerios para limpiar y arreglar las tumbas de sus difuntos.
La pandilla MS-13, cuyos orígenes datan de la década de 1980, tiene presencia en países del hemisferio occidental, incluido Estados Unidos y algunas partes de Europa. Y lleva décadas arraigada en El Salvador.
En 2015, la Sala de lo Constitucional en El Salvador declaró a las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18 como grupos terroristas responsables de atentados contra la vida, la seguridad y la integridad de la población salvadoreña.
Actualmente, la política de mano dura del gobierno de Bukele busca erradicarlas mediante un régimen de excepción que lleva siete prórrogas de vigencia y cuyo propósito es encarcelar a 70,000 presuntos pandilleros o colaboradores de pandillas. Hasta la fecha, las capturas ascienden a 56,000.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ordenó en marzo de este año el aislamiento de los pandilleros en las prisiones tras el inicio de un régimen de excepción en el país, el cual suspende garantías constitucionales, como la defensa en caso de detención, para controlar la escalada de homicidios.
La medida ha suscitado preocupaciones y ha sido ampliamente criticado por EE. UU. y organismos internacionales incluida la Organización de Naciones Unidas (ONU), ONG de derechos humanos como Human Right Watch (HRW) y WOLA. Esta última señala que se podrían estar violando los derechos civiles, ya que el régimen de excepción debería ser eminentemente temporal y extraordinario.
Con información de EFE y VOA.
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