La administración del presidente estadounidense Donald Trump está en camino a recortar las admisiones para refugiados en más de tres cuartas partes este año, según los expertos que monitorean las últimas cifras.
Trump había recortado el número máximo de refugiados a los que se les permitiría ingresar a Estados Unidos en un 60 por ciento, es decir un tope de 45.000 migrantes. Sin embargo, con la tasa actual de admisiones, los expertos estiman que 25.000 refugiados ingresarán al país este año, una disminución del 77 por ciento respecto de la era Obama, en la que se contaron 110.000.
«La administración nacional de Trump, redujo drásticamente la cuota nacional desde 2018», dijo al Washington Examiner, Don Barnett, miembro del Centro de Estudios de Inmigración. «Su cuota es, como, 45.000. Probablemente para el final del año, el número será sustancialmente menor que eso».
«Personalmente creo que llegará a la mitad de eso. Creo que llegará aproximadamente a los 25.000″, agregó Barnett, refiriéndose al tope presupuestado. «No llegará a cerca de 45.000».
Barnett agregó que Trump podría incluso reducir el tope de refugiados a cero, ya que ese poder recae en el presidente.
Durante los ocho años de la administración Obama, un promedio de 75.000 refugiados se instalaron cada año en Estados Unidos.
La cuestión del asentamiento de refugiados es controvertida porque los estados deben soportar el costo masivo de los asentamientos y no tienen una forma significativa de optar por no participar del programa.
Un solo refugiado cuesta aproximadamente USD 107.000 para establecerse, de acuerdo con William Evans, profesor de economía de la Universidad de Notre Dame. El total incluye los costos de cupones de alimentos, lecciones de idiomas, servicios sociales y capacitación laboral.
Este costo impone una carga fiscal sustancial a los Estados, que incluso no se reduce a solo el costo del programa. Una regulación de la época de Clinton permitió a organizaciones privadas sin fines de lucro, hacerse cargo del asentamiento de refugiados de los Estados que optaron por no participar en el Programa Federal de Refugiados. Como resultado, los Estados que optaron por salir del programa, aún así se vieron obligados a recibirlos a través de proveedores privados teniendo que asumir los costos de bienestar asociados, informa el Centro de Estudios de Inmigración.
Tennessee demandó al Gobierno Federal el año pasado por la regulación de la era Clinton, cuando el Estado vio explotar su número de refugiados, después de excluírse del programa en 2008.
«La Constitución no confiere al Gobierno Federal el poder masivo para dirigir el gasto estatal o interferir con el control estatal sobre su propio presupuesto», según Richard Thompson del Thomas More Law Center.
En Minnesota, la cuestión de los refugiados se ha convertido en un tema electoral. El Estado tiene la mayor concentración de refugiados en la nación; en parte porque los refugiados llegan desde otros estados después de su ingreso al país, según Twin Cities Pioneer Press.
Un miembro del consejo de la ciudad de St. Cloud-Minnesota, Jeff Johnson, dijo a Washington Examiner que los contribuyentes locales están indignados por la cantidad de refugiados que inundan el área.
«Este podría ser el problema número uno« en las elecciones estatales y locales de este año, dijo Johnson.
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