El gobierno tibetano en el exilio ha arremetido contra las «medidas draconianas» empleadas por el Partido Comunista Chino (PCCh) para hacer cumplir su llamada «política de cero-COVID», afirmando que las medidas están «causando evidentemente más daño que beneficio».
En un comunicado emitido el 26 de septiembre, el gobierno tibetano en el exilio, que tiene su sede en Dharamshala, India, dijo que la «mala gestión del PCCh del brote pandémico en el Tíbet solo expone la fallida aplicación de la política de COVID por parte de Beijing, que pone en peligro las vidas de los tibetanos».
El Tíbet se considera una región autónoma de la República Popular China.
Los comentarios del gobierno tibetano en el exilio, también conocido como Administración Central del Tíbet, se producen mientras las estrictas restricciones de contención de China en el Tíbet han provocado gritos de ayuda por parte de la población en la capital, Lhasa, donde las autoridades locales han cerrado partes de la ciudad y han puesto en marcha pruebas masivas para los residentes.
Los residentes que dan positivo en las pruebas del virus están siendo trasladados en autobús para su cuarentena en hospitales improvisados o en lugares de aislamiento centrales, como obras de construcción y escuelas, donde escasean los suministros de alimentos, agua y medicinas, según declararon los residentes a The Epoch Times.
«No podemos vivir así por más tiempo. ¡Ayuden al pueblo del Tíbet! Salven la tierra del Tíbet», posteó un internauta en las redes sociales chinas a principios de este mes.
El gobierno tibetano en el exilio dijo que el PCCh, en un «intento de presentarse como un modelo a seguir para frenar el brote» está «despreciando abiertamente la seguridad de los tibetanos que necesitan asistencia médica y cuidados por el COVID, lo que se pone de manifiesto en las terribles condiciones de encierro que han sido denunciadas y expuestas en Internet por varios tibetanos afectados».
Condiciones «peores que las de un preso»
«Los tibetanos se quejaron del hacinamiento en las instalaciones de cuarentena, la escasez de alimentos, la falta de suministros médicos y las condiciones de vida antihigiénicas», escribieron. «Algunos tibetanos compararon las condiciones con las de un prisionero y otro tibetano fue golpeado por protestar contra la terrible situación de vida bajo el encierro del COVID».
El 8 de agosto, China informó públicamente del primer brote de COVID en el Tíbet desde 2020, lo que llevó a las autoridades a cerrar partes de Lhasa y a realizar pruebas masivas para contener el virus, identificado como la subvariante BA.2.76. de ómicron.
En total, 22 personas dieron positivo al COVID-19 en Lhasa y Ngari, situadas en el Tíbet occidental.
«En pocas semanas, al menos 3627 personas habían dado positivo, lo que indica un rápido aumento», escribió el gobierno tibetano en el exilio, señalando que pronto se iniciaron estrictos cierres gubernamentales en Lhasa, Shigatse y Ngari tras los informes de casos positivos en las zonas cercanas de Nagchu, Chamdo, Lhoka y Nyingtri.
«Actualmente, se estima que 53,076 personas residen en centros de aislamiento solo en la ‘TAR’. Mientras tanto, varias áreas tibetanas fuera de la ‘TAR’, incluyendo Karze y Ngaba en las provincias de Kham y Amdo respectivamente, continúan reportando casos diarios de COVID que resultan en bloqueos esporádicos, siendo Chengdu el área más afectada en el Sichuan chino».
«Mientras tanto, la maquinaria propagandística de China ha estado encubriendo activamente la situación», escribieron.
Las autoridades chinas afirmaron que los turistas del Everest llevaron el virus a la región.
«Los medios de comunicación estatales de China afirmaron que no hubo deficiencias en la aplicación de la política de cero-COVID durante el último brote de COVID en el Tíbet», escribió el gobierno tibetano en el exilio. «Cuando los casos de COVID se intensificaron, las autoridades chinas etiquetaron el virus BA.2.76 como una ‘importación extranjera’ y engañaron al público con falsas afirmaciones de servicios médicos de alta calidad y suministro oportuno de productos esenciales».
«Mezclar de infectados con los que no lo están»
Señalando las imágenes de video publicadas en internet que supuestamente muestran a tibetanos hacinados en lugares de aislamiento improvisados con condiciones terribles, el gobierno en el exilio elogió a los tibetanos que se han arriesgado a las represalias de las autoridades chinas para mostrar la realidad de las medidas de la política de cero-COVID del gobierno.
«La propagación del virus proliferó debido a la mala gestión de los funcionarios al mezclar a los infectados con los no infectados, lo que provocó la enfermedad en todos los niveles de la sociedad, desde la policía hasta los voluntarios», escribieron.
Tras la serie de videos posteados en las redes sociales, Dradul, teniente de alcalde ejecutivo de Lhasa, se disculpó por la mala gestión del brote por parte del gobierno de la ciudad en una reunión informativa a principios de este mes.
La Administración Central del Tíbet pidió a Beijing que «reconozca adecuadamente las críticas públicas realizadas por los tibetanos que han expresado genuinamente su frustración por la falta de instalaciones suficientes y los proteja de las represalias por las opiniones sinceras sobre la mala gestión del gobierno».
«Se percibe que la mala gestión del brote de COVID en el Tíbet podría estar relacionada con el próximo 20º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino. Es probable que la política de cero-COVID, priorizada por Xi Jinping, el presidente de China, se utilice para apresar y reprimir a los llamados disidentes del partido antes de su reunión más importante», escribieron.
«Sin embargo, es imperativo que el gobierno respete los derechos del pueblo tibetano en virtud de sus obligaciones internacionales y garantice que sean tratados con respeto y tengan acceso a instalaciones médicas adecuadas y a las necesidades básicas en virtud de su política de ‘cero-COVID'».
Los medios de comunicación estatales de China han defendido el enfoque de la política de cero-COVID del gobierno, afirmando que ha demostrado históricamente su eficacia.
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