Un oficial médico del Ejército que descubrió un aumento repentino de enfermedades en coincidencia con los informes de efectos secundarios de las vacunas contra COVID-19, dijo que el Ejército desestimó el hecho como una falla en los registros de datos y que tras ser condenado sin castigo por desobedecer al protocolo de COVID-19 se está enfrentando a una separación involuntaria de la institución.
En enero de 2022, el teniente primero, Mark Bashaw, un oficial de medicina preventiva del Ejército, comenzó a notar algunas “señales alarmantes” dentro de la base de datos epidemiológica de defensa.
La base de datos epidemiológica médica de defensa (DMED), que rastrea enfermedades y lesiones de 1.3 millones de miembros del servicio del componente activo, mostró durante la pandemia un aumento significativo de informes de cáncer, miocarditis y pericarditis, así como algunas otras enfermedades como la infertilidad masculina, tumores, enfermedad pulmonar causada por coágulos de sangre y de VIH, indicó Bashaw.
Todas estas enfermedades figuran en la documentación de la FDA como posibles reacciones adversas asociadas con las vacunas contra COVID-19, dijo Bashaw al programa Crossroads de EpochTV, en una entrevista el 1 de agosto.
Al ver aumentos de casos de estas enfermedades de hasta el 50 por ciento o el 100 por ciento en algunas situaciones, Bashaw dio un paso adelante como denunciante para plantear inquietudes sobre sus hallazgos.
La declaración de Bashaw como denunciante, presentada al senador Ron Johnson (R-Wis.), quien está facilitando el intercambio de información con el Congreso de las primeras investigaciones sobre los productos para COVID-19, dijo que veía como «muy preocupante» la creciente incidencia de estos trastornos observados en DMED.
Específicamente, la cantidad de casos de cáncer entre los miembros del servicio activo en el año 2021 casi se triplicó en comparación con la cantidad promedio de casos de cáncer por año entre 2016 y 2020, indicó Bashaw en su declaración.
Las responsabilidades de Bashaw como oficial de medicina preventiva, con especialidad en entomología, incluyen «participar en consultas e investigaciones para determinar los posibles riesgos para la salud pública del personal del Departamento de Defensa [DoD] debido a enfermedades causadas por insectos y otras lesiones no relacionadas con la batalla».
Una semana después de que se presentara esta información, en enero, en la mesa redonda titulada «COVID-19: Una segunda opinión», organizada por el senador Johnson, los datos en DMED cambiaron, dijo Bashaw y todos estos picos de datos preocupantes de enfermedades y lesiones «parecieron haber desaparecido y fueron realineados con años anteriores.”
Curiosamente, la falla no afectó los datos del año 2021, que se mantuvieron igual. En cambio, las correcciones de los datos aumentaron los datos de los años anteriores, lo que hizo que los datos de 2021 parecieran normales y en línea con el promedio en curso, explicó Bashaw.
En respuesta a los reclamos del denunciante, el portavoz de la agencia de salud del Departamento de Defensa, Peter Graves, dijo a PolitiFact que los datos en DMED «eran incorrectos en los años 2016 a 2020», por lo que el sistema se desconectó para corregir la causa raíz del problema de los datos, lo que no afectó los datos de 2021.
Después de la mesa redonda, Johnson envió tres cartas al Departamento de Defensa (DoD) solicitando una explicación del aumento repentino en el diagnóstico médico y los cambios en los datos DMED.
“El problema es que estos aumentos pueden estar relacionados con las vacunas contra COVID-19 que nuestros hombres y mujeres en servicio deben recibir”, dijo Johnson en una de sus cartas.
El senador también envió una carta a la empresa de tecnología que administra el DMED solicitando una aclaración de todos los problemas de integridad de datos descubiertos en la base de datos.
Aunque Johnson recibió algunas respuestas de la compañía de tecnología, todavía no ha habido una «explicación sólida y racional» de por qué ocurrió una falla en la base de datos y de qué se trató, indicó Bashaw.
Después de la falla, Bashaw extrajo datos del Sistema de Informe de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) sobre lesiones relacionadas con las vacunas virales para compararlos con sus hallazgos en el DMED. Él comparó el promedio de los últimos 24 años con los datos del año 2021 y encontró en los informes de ese año un aumento de once veces en el número de incidentes sospechosos de ser adversos.
“Yo comparé eso con el promedio de los últimos 24 años y hay un aumento del 1100 por ciento en el año 2021 y la única diferencia que tuvimos en 2021 fue el lanzamiento de estas vacunas contra COVID-19 autorizadas como uso experimental de emergencia”, dijo Bashaw.
VAERS está administrado por agencias del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos y sirve como “un sistema nacional de alerta temprana para detectar posibles problemas de seguridad de las vacunas con licencia en EE. UU.”, según el sitio web del HHS.
Aunque informar a VAERS es voluntario para las personas, «los profesionales de la salud deben informar ciertos eventos adversos, y los fabricantes de vacunas deben informar todos los eventos adversos que llamen su atención», dice el sitio web. Sin embargo, los no profesionales también pueden ingresar los datos.
Productos autorizados para uso de emergencia
Bashaw trató de plantear sus preocupaciones sobre las vacunas contra COVID-19 a su liderazgo en el ejército a través de los canales apropiados y recomendó que se cambie la estrategia de comunicación de riesgos para la vacuna de «segura y efectiva» a «podría haber algunos problemas».
Sin embargo, sus preocupaciones no fueron abordadas, dijo Bashaw. «Entonces, más tarde, fui atacado debido a mi propio estado de vacunación [COVID-19]».
Bashaw indicó que se vio «obligado a un protocolo de pruebas de detección autorizadas para uso experimental de emergencia, que eran solo para los no vacunados».
Él teniente primero cuestionó la medida y dijo que obligar a las personas no vacunadas a someterse a un régimen de pruebas de este tipo parecía «coercitivo» y «algo punitivo».
Bashaw invocó las disposiciones del Código de Estados Unidos que brindan protección de responsabilidad a los fabricantes y distribuidores del producto, el gobierno y al personal médico que lo administra, por los productos epidémicos autorizados para uso de emergencia.
Sin embargo, la perspectiva de la persona que elige usar estos productos o a quien se le administra el producto no está contemplada en esta ley a pesar de que son quienes asumen toda la carga del riesgo. “Por esta razón, [uno debería tener] la capacidad de aceptar o rechazar estos productos”, dijo Bashaw.
«Este es mi trabajo como oficial médico en general advertir a las personas o al menos tratar de comunicarles [a ellos] en lo que podrían estar comprometiéndose con estos productos».
Bashaw señaló que el derecho del individuo a aceptar o rechazar la administración de estos productos y al consentimiento informado también se ha escrito en el Código de Estados Unidos, específicamente en el 21 U.S. Code § 360bbb – 3.
Se estipula aquí que las personas a las que se autorice el uso de emergencia del producto, ellas deben ser informadas “de los importantes beneficios y riesgos conocidos y potenciales de dicho uso y de la medida en que se desconocen dichos beneficios y riesgos”.
Esto se aplica no solo a las vacunas experimentales, sino también a los procedimientos de prueba de detección de COVID-19 y al uso de mascarillas, dijo Bashaw.
Apuntado por desobedecer las reglas contra COVID-19
Bashaw fue sometido a consejo de guerra por desobedecer el protocolo de la orden de vacunación contra COVID-19. Él cuestionó la acusación diciendo que la orden de seguir el protocolo no tuvo en cuenta el derecho del individuo al consentimiento informado garantizado por la ley estadounidense.
La corte condenó a Bashaw, pero el juez no dictó ningún castigo y recomendó al comandante general que retirara la condena, indicó el teniente, pero el general confirmó la condena.
Después de la condena, el Ejército inició la separación involuntaria de Bashaw después de 17 años de servicio honorable. Su esperado ascenso a capitán también fue retenido, dijo el oficial.
La justificación de su baja fue que el ejército perdió la confianza en sus “capacidades como oficial durante los últimos siete meses”, explicó Bashaw.
Bashaw presentó un escrito de impugnación, con la esperanza de revertir este curso.
Además, Bashaw presentó una denuncia como denunciante del Departamento de Defensa, pero se decidió que no había represalias contra él y el caso se cerró. Luego interpuso otra denuncia ejerciendo su derecho garantizado por el código de justicia militar para impugnar tales decisiones.
The Epoch Times contactó al Centro de Salud Pública del Ejército y al Departamento de Defensa para obtener comentarios.
Recientemente, Bashaw presentó una petición al Juez Abogado General del Ejército, para que el general revise lo que presentó en la documentación oficial.
Esta es una evidencia concreta y está bien fundada en la ley para proteger a los miembros del servicio y a las personas en general, indicó Bashaw. «Yo no estaría arriesgando 17 años de mi servicio [y] la salud y el bienestar de mi familia con un argumento endeble».
Bashaw dijo que le preocupa la integridad de los datos en los que los líderes basan sus decisiones estratégicas. Si los datos se manipulan de alguna manera o si hay una falla en los datos, estos líderes de alto nivel tomarían decisiones «basadas en algo que podría no ser el caso», explicó a continuación. Es especialmente «una señal de grave preocupación» si un contratista privado maneja la información médica de los miembros del servicio y tiene problemas técnicos.
«Entonces por eso es muy importante tener datos sólidos y fuentes confiables».
El teniente primero señaló que decidió llevar sus preocupaciones a la conciencia de sus líderes para honrar el juramento que hizo de defender la Constitución de Estados Unidos y glorificar a Dios.
“Yo absolutamente haré todo lo que esté a mi alcance para advertir a mis hermanos y hermanas uniformados y ese es mi trabajo como médico, comunicar los riesgos y los potenciales daños”, dijo Bashaw. «Ese es mi deber».
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