NUEVA DELHI —La invasión de Ucrania por parte de Putin ha intensificado los conflictos entre facciones dentro del Partido Comunista Chino, ya que las maniobras para conseguir influencia se aceleran antes de una importante reunión del partido a finales de este año, según los sinólogos.
En los últimos días, los líderes comunistas chinos se han reunido en Beijing para celebrar sus «dos sesiones» anuales del órgano legislativo títere y del órgano consultivo político del régimen. Los encuentros reunieron a más de 5000 miembros de la élite política, empresarial y social del país, encargados de aprobar las prioridades políticas del Partido para el año siguiente, pero el evento se vio ensombrecido por la invasión rusa de Ucrania.
Las reuniones anuales son también las últimas antes de que el PCCh convoque su Congreso Nacional del Partido, que se celebra dos veces en una década, este otoño, en el que se espera que el líder chino Xi Jinping haga una apuesta sin precedentes por un tercer periodo en el poder.
Srinkanth Kondapalli, profesor de estudios chinos en la Universidad Jawahar Lal Nehru de Nueva Delhi, dijo a The Epoch Times que, en cuestiones de política exterior, el Comité Permanente del Politburó del PCCh, compuesto por siete miembros y órgano de toma de decisiones de más alto nivel del Partido, suele tomar las decisiones por consenso. Pero en los asuntos que conciernen a Rusia, el politburó experimenta fuertes clamores y diferencias de opinión.
«Los congresos del PCCh suelen atraer luchas de facciones intensas, pero en el contexto de la invasión rusa de Ucrania, los nacionalistas, globalistas, militaristas, conservadores, liberales y otros se están abriendo paso para movilizar la influencia a favor de sus propias facciones», dijo Kondapalli.
Aunque China es un Estado unipartidista y el PCCh monopoliza el poder, el liderazgo del Partido no es un grupo unitario y sus miembros difieren en su ideología, asociaciones políticas, antecedentes socioeconómicos y preferencias políticas.
Guerras de facciones
Según Frank Lehberger, sinólogo radicado en Alemania, las «guerras de facciones» han tenido lugar dentro del PCCh durante décadas y su complejidad supera lo que la mayoría de los expertos pueden expresar. La tumultuosa Revolución Cultural de los años setenta y ochenta, por ejemplo, fue testigo de luchas internas especialmente intensas, que dieron lugar a la purga de muchos miembros de alto rango del PCCh.
Durante mucho tiempo han existido dos fracciones beligerantes dentro del PCCh: la Banda de Shanghai y la Liga de la Juventud Comunista China. Una tercera, que partió de la Banda de Shangai y acabó ocupando la mayor parte de los puestos de liderazgo clave en el Partido y la administración central, así como a nivel provincial, es la facción liderada por Xi Jinping, según un documento de investigación de 2021 publicado en Observer Research Foundation.
La Banda de Shanghai está dirigida por el exlíder del PCCh, Jiang Zemin. La facción de Jiang, según Kondapalli, ha sufrido grandes pérdidas a causa de la actual campaña anticorrupción de Xi.
Decenas de funcionarios actuales y antiguos han sido purgados a lo largo de los años, como parte de un esfuerzo de Xi por eliminar la influencia de las facciones que han socavado su autoridad desde que asumió el cargo en 2012, dicen los analistas.
En los últimos años, varios exaltos cargos del aparato de seguridad pública vinculados a la facción de Jiang han sido objetivo de la campaña.
Kondapalli también llamó la atención sobre dos artículos recientes publicados en una publicación china alineada con la facción de Jiang. Ambos reportes aparecieron en Duowei News, un sitio de noticias online con sede en Beijing que tiene fuertes vínculos con Jiang y su estrecho aliado Zeng Qinghong, un exalto funcionario del PCCh, dijo.
Un informe con fecha del 4 de febrero sobre el boicot diplomático de última hora de la India a los Juegos Olímpicos de Beijing criticaba a Xi. Otro informe del 19 de enero, titulado «Una evaluación objetiva de Xi Jinping», también era muy crítico con el mandato de Xi, según Kondapalli.
Dado el entorno de censura extremadamente estricto en China, los contenidos que se apartan de la narrativa oficial o son críticos con el régimen o con determinados funcionarios solo pueden difundirse si cuentan con el respaldo de figuras poderosas dentro del Partido. Así, los analistas han señalado que este tipo de cobertura ha sido utilizada por las facciones del Partido para socavar a sus rivales políticos.
Estos dos reportes, junto con la serie de purgas de alto perfil de antiguos funcionarios de alto nivel, «han puesto de manifiesto las fisuras en el PCCh», dijo Kondapalli.
«El apoyo de Xi a las acciones de Putin ha complicado aún más las luchas del PCCh», añadió.
Según Lehberger, Xi quiere seguir con Putin, mientras que la fracción de Jiang no quiere que China esté estrechamente ligada al líder ruso.
Los reportes de los medios de comunicación que critican las decisiones políticas de Xi, sin embargo, son solo un componente menor entre las muchas y complejas piezas en movimiento en la guerra de facciones del PCCh, según Lehberger.
«Los más graves son los intentos de asesinato de Xi, y el silenciamiento, el encarcelamiento o la condena a muerte (con cargos falsos) de miembros prominentes o títeres menores de las otras facciones», dijo.
Al margen de la crisis de Ucrania, Xi ya está sometido a una enorme presión debido a diversos problemas internos e internacionales, dijo Kondapalli. Entre ellos, el impacto de la pandemia en la economía china, las restricciones comerciales y tecnológicas impuestas por Estados Unidos y el creciente escrutinio internacional sobre los abusos de derechos del PCCh en Xinjiang, Tíbet y Hong Kong.
Lehberger señaló que el énfasis de Xi en la seguridad alimentaria durante la reciente reunión de la legislatura títere del régimen, la Asamblea Popular Nacional (APN), insinuó la existencia de problemas internos.
«Xi ha hecho hincapié durante el Congreso de la APN en la seguridad alimentaria por tercera vez en 2-3 meses… [esto] suele significar que la hambruna no está lejos», dijo Lehberger.
Mientras tanto, los acontecimientos en Ucrania han planteado al régimen tanto retos como oportunidades, señaló el sinólogo.
El primer día de la invasión rusa, China levantó todas las restricciones a la importación de trigo a Rusia, mientras las naciones occidentales imponían rápidas sanciones económicas a Moscú. Lehberger calificó esta medida de oportunista para China, que buscaba adquirir productos básicos rusos a bajo precio mientras abordaba los problemas de escasez de alimentos a nivel nacional.
Sin embargo, la enérgica respuesta de Occidente a la agresión de Putin también ha servido de advertencia para Beijing.
El PCCh está realmente sorprendido por la ferocidad con la que las sanciones occidentales están arruinando a Rusia, dijo Kondapalli. Por ello, aunque Beijing ha condenado a Occidente por las sanciones, no ha ofrecido ninguna ayuda sustancial a Putin.
«Debe haber dado una pausa a cualquier tentación de invadir Taiwán. Como economía altamente globalizada, China no puede permitirse el lujo de atraer sanciones similares, que podrían frenar el futuro ascenso de Beijing», dijo Kondapalli.
Hasta ahora, las instituciones chinas parecen adherirse a las sanciones occidentales. Dos bancos de infraestructuras respaldados por China, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras y el Nuevo Banco de Desarrollo, han suspendido los préstamos a Rusia.
Lazos que duran
Las guerras de facciones en el seno del PCCh sobre cómo tratar a Rusia son tan antiguas como la relación de la Unión Soviética con el propio Partido, que se remonta a un siglo atrás. Los soviéticos ayudaron a crear el PCCh en 1921 y apoyaron al Partido durante décadas.
Según Kondapalli, cualquier asunto relacionado con Rusia ha tendido a provocar agudos desacuerdos en el seno del PCCh.
«Gran parte de ello tenía que ver con la relación de amor-odio entre los partidos comunistas soviético y chino, sus acuerdos y diferencias ideológicas», dijo Kondapalli, añadiendo que en los primeros tiempos los soviéticos habían querido mantener al PCCh bajo su control.
«El PCCh aceptó la ayuda de los soviéticos, pero se resintió por su intento de controlarlo».
Después de que el PCCh tomara el poder del país, adoptó el modelo soviético de desarrollo y utilizó la ayuda de Moscú en su campaña de modernización de sus industrias durante la década de 1950.
Pero la cooperación con la URSS no duró, ya que las potencias comunistas tuvieron un famoso desencuentro poco después. En las décadas siguientes, muchos funcionarios del PCCh serían objeto de destitución por sus vínculos reales o imaginarios con Moscú.
«El PCCh también echó al ministro de Defensa Peng Dehuai en 1959 por su cercanía a Moscú. Liu Shaoqi, alto miembro del politburó, fue acusado de ser un ‘Jruschov chino’ y exhibido en las calles [a finales de los años 60]. En 1989, Zhao Ziyang, secretario general del partido, fue acusado de ser el «Gorbachov chino» por ponerse del lado de los estudiantes en las protestas de la plaza de Tiananmen», dijo Kondapalli.
Sin embargo, tras convertirse en el líder supremo del Partido en 2012, Xi Jinping realizó su primera visita al extranjero a Moscú, durante la cual el Kremlin le permitió echar un vistazo a su centro de mando y control militar más secreto, dijo.
Según Kondapalli, los lazos actuales de China con Rusia son de naturaleza «semialianza» y se basan en varios acuerdos firmados en las últimas décadas, como el Tratado de Amistad Sino-Ruso de 2001. Más recientemente, Xi y Putin se reunieron en Beijing el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, durante los cuales ambos anunciaron una asociación «sin límites».
Pero a medida que la invasión de Putin desencadena una reacción mundial cada vez más amplia, el PCCh y sus facciones políticas se encuentran luchando con la forma de gestionar las consecuencias.
Rusia está ahora paralizada por las sanciones financieras y comerciales internacionales, y la economía china se verá profundamente afectada si Xi se vincula demasiado con Putin, según Lehberger.
«Jiang y algunos otros no quieren que China se vincule demasiado con Putin. Porque Putin podría ahora hundir a China junto con él», dijo.
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