Varias facciones palestinas, entre ellas las rivales Hamás y Fatah, firmaron una declaración para formar un gobierno conjunto durante las negociaciones auspiciadas por el régimen comunista chino.
La Declaración de Beijing se firmó al término de las conversaciones de reconciliación celebradas en la capital china del 21 al 23 de julio, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, recogido por los medios de comunicación estatales chinos.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, que recibió en Beijing al alto cargo de Hamás, Moussa Abu Marzouk, al vicepresidente de Al Fatah, Mahmoud al-Aloul, y a representantes de 12 grupos palestinos más pequeños, declaró que habían acordado establecer un “gobierno provisional de reconciliación nacional” para gobernar la Franja de Gaza una vez que se alcance un alto el fuego entre Israel y Hamás.
La declaración incluye el compromiso de “poner fin a las divisiones y reforzar la unidad”, dijo el diplomático chino, sin mencionar detalles sobre cómo o cuándo se formaría un gobierno de unidad. También reconoce a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como “único representante legítimo de todo el pueblo palestino”.
La OLP se fundó en 1964 como organización coordinadora para promover el objetivo de la creación de un Estado palestino. Al Fatah ha permanecido durante mucho tiempo al frente tanto de la OLP como de la Autoridad Palestina, que ahora administra parte de Cisjordania.
Los miembros de Hamás nunca han formado parte de la OLP. El grupo terrorista respaldado por Irán tiene un historial de negativa a compartir el poder, incluso en 2007, cuando Hamás derrotó a Al Fatah y se hizo con el control de Gaza tras ganar la mayoría de los escaños en las elecciones del año anterior.
Israel criticó al líder de Al Fatah, Mahmud Abás, por pretender cogobernar Gaza con Hamás, que desencadenó la actual guerra el 7 de octubre de 2023 con una invasión sin precedentes al sur de Israel.
“En lugar de rechazar el terrorismo, Mahmud Abás abraza a los asesinos y violadores de Hamás, revelando su verdadero rostro”, escribió en X el 23 de julio el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz.
Desde el ataque terrorista del pasado octubre, Israel se ha mantenido firme en su objetivo de desarraigar a Hamás de Gaza y se ha resistido a la sugerencia de que Hamás tenga algún papel en una administración de Gaza tras la guerra.
En respuesta al apoyo de Beijing a un gobierno palestino que incluya a Hamás, Katz tachó esta idea como poco realista, afirmando que cuando termine la guerra no quedará ningún miembro de Hamás con el que formar un gobierno conjunto.
“En realidad, esto no sucederá porque el gobierno de Hamás será aplastado y Abbas estará vigilando Gaza desde lejos”, escribió. “La seguridad de Israel seguirá estando únicamente en manos de Israel”.
La declaración se produce mientras Israel y Hamás siguen negociando un acuerdo que supondría el fin de los combates en Gaza, la liberación de cientos de presos palestinos y el regreso sano y salvo de todos los rehenes israelíes restantes.
Durante el ataque del 7 de octubre, los terroristas de Hamás lanzaron una oleada de asesinatos y secuestros a civiles israelíes, dejando unos 1200 muertos y 251 rehenes.
Se cree que 120 rehenes siguen retenidos en Gaza, incluidos los cadáveres de más de 40 personas cuya muerte ha sido confirmada por el ejército israelí.
Beijing amplía su influencia en Medio Oriente
La declaración marca también otro intento del Partido Comunista Chino (PCCh) de ampliar su alcance diplomático en Medio Oriente, posicionándose como alternativa a Estados Unidos en la mediación de conflictos.
El año pasado, funcionarios iraníes y saudíes se reunieron en Beijing y firmaron un acuerdo para reanudar las relaciones diplomáticas entre los dos países del Golfo. El acuerdo saudí-iraní se considera un intento del PCCh de alcanzar la paridad con los Acuerdos de Abraham, facilitados por Estados Unidos, que normalizaron los lazos entre Israel y cuatro Estados árabes.
Como parte de su operación de influencia global, el PCCh ha tratado de estrechar lazos con grupos terroristas como Hamás y los talibanes.
Tras la retirada estadounidense de Afganistán y la toma casi inmediata del país por los talibanes en 2021, China fue uno de los pocos países que mantuvo una misión diplomática en Kabul. En febrero, el PCCh reconoció formalmente a un enviado talibán como embajador afgano en Beijing, el primero del mundo en hacerlo desde que el grupo terrorista se hizo con el poder.
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