Hay intereses particulares detrás de las «peligrosas» verificaciones de redes sociales, dice investigadora

La reportera de investigación Sharyl Attkisson dijo que las verificaciones de hechos y la censura de información por parte de las grandes compañías de tecnología son «peligrosas» ya que son parte de esfuerzos más amplios de grupos de interés especial para controlar y censurar la información que la gente ve.

Attkisson argumentó que estos grupos de interés especial tradicionalmente empleaban las noticias como su vehículo para presentar su información al público, pero con el auge de las redes sociales y la elección del presidente Donald Trump en 2016, los esfuerzos se han ampliado.

«A partir de 2016, necesitaban crear la percepción entre nosotros de que necesitábamos que nuestra información en internet fuera depurada, comprobada y seleccionada por terceros. Y ahora estamos viendo los frutos de eso, ya sabes, el fruto venenoso de eso, por el que hemos cedido nuestro control a los intereses particulares que nos controlan a través de las grandes empresas de tecnología», dijo Attkisson a “American Thought Leaders» de The Epoch Times.

«Y ahora nos dicen que no podemos acceder a ciertos hechos, ciertos estudios, cierta información, ciertos puntos de vista de una manera que es muy orwelliana, y creo que peligrosa».

Las compañías de Internet han atraído cada vez más escrutinio sobre la forma en que moderan el contenido en sus plataformas. Empresas como Facebook y Twitter han sido reprendidas por hacer muy poco respecto de la desinformación pero también han recibido críticas por su supuesta supresión y censura de ciertos puntos de vista.

Trump había acusado anteriormente a Twitter, que añadió una función de «comprobación de hechos», de censura cuando aplicó etiquetas de verificación de hechos en los tuits del presidente e invitó a los lectores a «conocer los hechos» después de que él afirmara que la votación por correo conduce al fraude electoral.

Más recientemente, Twitter ha sido objeto de críticas generalizadas por haber suprimido una serie de revelaciones del New York Post sobre los negocios de Hunter Biden, hijo del candidato presidencial demócrata Joe Biden. El gigante de las redes sociales ha estado evitando que los usuarios publiquen la historia en su plataforma y bloqueando las cuentas que lo intenten.

El New York Post también fue bloqueado en su cuenta de Twitter después de revelar la historia de Hunter Biden. En la tarde del 24 de octubre, la cuenta de Twitter mostró que el último tuit del NY Post fue el 14 de octubre.

Sus acciones han impulsado a los legisladores y a la administración Trump a considerar la posibilidad de reducir las protecciones de responsabilidad otorgadas a estas empresas en virtud del artículo 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996, que exime en gran medida a las plataformas de internet de la responsabilidad civil por el contenido publicado por sus usuarios, aunque se les puede considerar responsables por el contenido que viola las leyes contra el tráfico sexual o de propiedad intelectual.

Los críticos dicen que estas empresas han actuado cada vez más como editores, lo que la ley no protege.

«Las decisiones que toma Twitter cuando elige suprimir, editar, poner en la lista negra o una restricción para que las publicaciones no tengan visibilidad son decisiones editoriales, pura y simplemente», dijo Trump. «En esos momentos, Twitter deja de ser una plataforma pública neutral y [se convierte] en un editor con un punto de vista, y creo que podemos decir eso de las demás también».

Attkisson, autora del próximo libro «Slanted: How the news media taught us to love censorship and hate journalism» (Sesgado: Cómo las redes sociales nos enseñaron a amar la censura y a odiar el periodismo), argumenta que la gente se está volviendo cada vez más insensible a estas comprobaciones de hechos y a la depuración de la información y las noticias, lo que podría resultar peligroso para la libre circulación de la información en el futuro.

«Muchos de nosotros estamos invitando y animando a estas verificaciones de hechos falsos y a la depuración de nuestra información o noticias, sin darnos cuenta, creo, de la pendiente resbaladiza que estamos bajando, por la cual, creo que en 10 años si no cambiamos las cosas, será un recuerdo lejano de que podíamos encontrar la mayor parte de la información que queríamos encontrar en Internet. Ya no podremos acceder a ella. Solo lo que los poderosos intereses desean que veamos», dijo.

También sostuvo que las salas de prensa, a lo largo de los años, se han alejado más del periodismo real y han permitido que estos grupos o individuos, de ambos lados del espectro político, las utilicen para hacer avanzar sus agendas y sus discursos.

«Nos hemos permitido a nosotros mismos y a las noticias ser utilizadas como una herramienta de los propagandistas, incluso invitándoles a que nos utilicen para publicar sus puntos de vista en cada lado todos los días como si estuviéramos aprendiendo algo de ello», dijo.