Un hombre que convivía con un canguro como si fuera una mascota fue encontrado muerto en su domicilio, y el animal resultó ser el principal sospechoso.
Peter Eades, de 77 años, fue encontrado gravemente herido el domingo pasado en su casa en Redmond, a 15 millas al noroeste de Albany, una ciudad del estado de Australia Occidental.
El familiar que lo encontró llamó a los servicios de emergencia alrededor de las 5:00 p.m., pero al intentar entrar a la casa, el canguro que Eades tenía como mascota les impidió el paso, según informó WA Today.
Lo siguiente fue llamar a la policía, quienes tuvieron que matar al animal para poder llegar al anciano.
«El canguro suponía una amenaza constante para los servicios de emergencia y los agentes que lo atendieron tuvieron que sacrificarlo con un arma de fuego», dijo un portavoz de la policía.
Sin embargo, Eades no sobrevivió a las heridas y falleció en el lugar. La policía aún prepara un informe en el que se conocerá la causa oficial de la muerte.
Los vecinos dijeron a ABC News Australia que Eades era un amante de los animales y crió al canguro desde que era pequeño.
También era un criador de alpacas y creó la granja «Agonis Alpaca» en 1997, que con el tiempo acumuló un rebaño de 60 cabezas. Entre ellas había una especial llamada Claudia, por la que inició un inusual cementerio de alpacas en su patio trasero cuando falleció en 2002.
«La gente se entierra… muchos dueños de perros entierran a sus animales y tienen pequeños emblemas para ellos», dijo a ABC en una entrevista de 2017.
«Mi sentimiento por las alpacas es tal que empecé a hacerlo y sigo haciéndolo. Soy un poco diferente», y agregó que esperaba ser sepultado junto a Claudia cuando falleciera.
Graeme Coulson, un experto en comportamiento de canguros dijo a ABC que aunque los ataques de canguros suelen suceder, «muy, muy raramente, son mortales».
«Son animales grandes, tienen muchas armas, uñas y dientes afilados, y desde luego si están acorralados o en algún tipo de angustia, eso puede ser bastante peligroso», explicó Coulson.
Un canguro gris como el que Eades tenía de mascota puede llegar a pesar poco más de 150 libras y y medir entre 38 y 87 pulgadas de la cabeza a la cola.
Coulson también comparó a los humanos con los canguros que, al pararse de forma erguida, podría ser un reto para los animales machos.
«No distinguen entre las personas y otros canguros… y eso se vuelve especialmente arriesgado cuando el macho crece, y se hace más grande y fuerte, y entonces puedes tener problemas como este», agregó.
Michelle Jones, cuidadora de vida silvestre dijo que el caso de Eades era un «trágico recordatorio» de que los canguros no son mascotas.
«Realmente deja en evidencia el hecho de que los canguros definitivamente no son mascotas, son animales salvajes», expresó.
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