Una migrante hondureña que murió el pasado lunes bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. en Texas no había reportado quebrantos de salud, informó este viernes la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés).
La Oficina de Responsabilidad Profesional (OPR) de CBP, que investiga la muerte de la hondureña, de 29 años, dijo que la revisión inicial de registros y videos indican que ni la mujer ni el servicio médico identificaron algún problema de salud.
La hondureña, identificada por medios estadounidenses como Anyi Peraza, fue detenida el 27 de agosto con sus dos hijos, de 4 y 6 años, en McAllen (Texas).
La familia era parte de un grupo de 15 migrantes detenido, que fue enviado a la Instalación de Procesamiento de Donna (DPF) en Texas, donde fueron examinados médicamente y se les autorizó viajar.
«Los registros no indican que se haya identificado algún problema médico para la mujer, ni que haya experimentado algún problema médico mientras estuvo en el DPF», dice CBP en un comunicado.
La mañana del lunes 28 de agosto, la hondureña y sus dos hijos fueron enviados a la estación de Harlingen (Texas) con otros 40 migrantes.
Las imágenes de video en Harlingen revelaron que el proveedor médico realizó exámenes médicos a cada uno de los 40 ilegales, incluido la hondureña y sus dos hijos.
«No hay indicios en la revisión del video de que la mujer expresara alguna preocupación o que pareciera estar angustiada durante el proceso de evaluación médica», indica el informe.
Tras la evaluación médica la mujer y sus hijos ingresaron a las celdas con otros migrantes. Las cámaras de video registraron cuando la mujer recogió cajas de comida.
Agentes de la CBP hicieron revisiones visuales de la celda aproximadamente cada hora. Cerca de las 4 de la tarde los agentes abrieron la celda para entregar comida y otros migrantes reportaron que la mujer no se levantó.
Los paramédicos trataron de resucitarla por casi 15 minutos hasta la llegada de una ambulancia que la transportó a un hospital donde fue declarada muerta.
Los migrantes que compartían la celda con la hondureña y sus hijos dijeron que ella no había manifestado o exhibido problemas médicos.
Los compañeros «se dieron cuenta que ella no respondía cuando los agentes se acercaron a la puerta de su celda para proporcionarle comida y observaron que uno de sus hijos estaba llorando», indica el informe.
La Oficina del Médico Forense del condado de Cameron aún no ha revelado el resultado de la autopsia.
El esposo de la mujer había ingresado a EE.UU. unos días antes y ya se encontraba en el estado de Virginia.
La Oficina de Responsabilidad Profesional de la CBP continúa con la investigación, al igual que la Policía de Harlingen.
El centro de detención de CBP en Harlingen ha estado en el ojo del huracán a raíz de la muerte de Anadith Reyes Álvarez, de 8 años, el pasado 17 de mayo.
Su madre solicitó atención médica al menos nueve veces para la menor por síntomas similares a los de la influenza, y el día de su muerte la madre pidió cinco veces ayuda para que la menor fuera trasladada a un hospital.
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