La portavoz del presidente electo Joe Biden confirmó el domingo la intención de celebrar la inauguración en el Capitolio de EE. UU., diciendo que pondrá de relieve la «resistencia de la democracia americana» a pesar de las preocupaciones por la seguridad y el incremento del dispositivo de seguridad tras el violento asalto al complejo la semana pasada.
A la directora de Comunicación entrante de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, en una aparición en el programa de la ABC «This Week», le preguntaron si estaba segura de que la inauguración todavía tendría lugar en el Capitolio a la luz de las persistentes preocupaciones por la seguridad.
«Ese es ciertamente nuestro plan», dijo Bedingfield. «Creo que eso enviará una imagen visual increíblemente importante al mundo sobre la resistencia de la democracia americana, y por lo tanto nuestro plan y nuestra expectativa es que el presidente electo Biden ponga su mano sobre la Biblia con su familia afuera en el lado oeste del Capitolio el día 20».
Bedingfield dijo que se estaba llevando a cabo una estrecha coordinación entre los miembros de la administración entrante y los funcionarios de seguridad nacional y de las fuerzas de seguridad para prepararse «para cualquier escenario que surja después del mediodía del 20 de enero».
«Pero tenemos plena fe en el Servicio Secreto de los Estados Unidos y sus socios, que han estado trabajando por más de un año en la planificación para asegurar que este evento sea seguro, por lo que esperamos con gran interés que el presidente electo Biden ponga su mano sobre la Biblia el día 20 al mediodía», dijo.
Ha surgido preocupación por el dispositivo de seguridad de la inauguración después de que el Capitolio fuera asaltado por una multitud de alborotadores y manifestantes, muchos de ellos con carteles o con parafernalia que mostraban el apoyo al presidente Donald Trump, mientras se reunía una sesión conjunta del Congreso para certificar la victoria de Biden.
El incidente ha despertado el temor de que se produzcan nuevos actos de violencia, lo que ha llevado a las autoridades a adoptar una postura de mayor seguridad que podría durar mucho más allá del 20 de enero. La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, dijo el viernes que la gente debe prever que haya una «nueva normalidad» cuando le preguntaron si las extensas medidas de seguridad alrededor de Washington se revertirían después de la inauguración.
El domingo, docenas de militares, guardias nacionales, agentes de las fuerzas de seguridad, oficiales y comandantes de Washington, D.C., realizaron un ensayo de seguridad en el norte de Virginia. Hasta tres docenas de líderes se alineaban en mesas que marcaban un enorme mapa de D.C. con un código de colores reflejado en el suelo. Detrás de ellos había docenas de oficiales y personal de la Guardia Nacional.
Los comandantes repasaron todos los aspectos del complicado cierre de seguridad de la ciudad, y el secretario del ejército Ryan McCarthy y otros los acribillaron a preguntas sobre cómo responderán las tropas en cualquier escenario y sobre cómo se pueden comunicar con las demás agencias de seguridad dispersas por la ciudad.
McCarthy dijo que el objetivo clave es que la transferencia de poder de Estados Unidos se produzca sin incidentes.
«Esto es una prioridad nacional. Tenemos que tener éxito como institución», dijo McCarthy. «Queremos enviar el mensaje a todos en Estados Unidos y al resto del mundo de que podemos hacer esto de forma segura y pacífica».
El miércoles, Biden, de 78 años de edad, heredará la administración de una nación que aún está en medio de un virulento brote, un país con fisuras culturales donde muchos en la base republicana lo consideran ilegítimo.
Ron Klain, el nuevo jefe de Gabinete de Biden en la Casa Blanca, dijo el domingo al programa «State of the Union» de CNN que el presidente electo se centrará en «un mensaje de unidad. Un mensaje de hacer las cosas».
Con información de Associated Press.
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