La ambiciosa iniciativa china “Un cinturón, un camino (OBOR, por sus siglas en inglés, también conocida como Belt and Road) es un proyecto para aumentar su influencia geopolítica. El régimen chino utilizó la memoria histórica de la ruta comercial de la Ruta de la Seda como justificación para asociarse con más de 60 países de Asia, Europa y África en innumerables proyectos de infraestructura.
Sin embargo, los proyectos despertaron un creciente escrutinio, con varios países preocupados porque el régimen chino podría estar utilizando el colosal programa para comprar lealtad política y profundizar sus intereses geopolíticos.
Una evaluación recientemente publicada por el Centro para el Desarrollo Global, con sede en los Estados Unidos, determinó que algunos países participantes en el OBOR podrían correr un gran riesgo de default como resultado del financiamiento otorgado relacionado con los proyectos OBOR.
El Centro analizó el riesgo de sobre endeudamiento -teniendo valores que están en moratoria o están camino hacia el default- y determinó que 23 países eran “significativamente o altamente vulnerables al problema de la deuda”, mientras que ocho eran “particularmente preocupantes”.
Se trata de Tayikistán, Laos, Maldivas, Djibouti, Kirguistán, Pakistán, Mongolia y Montenegro.
Negocios Riesgosos
Pakistán es una de las piezas centrales de OBOR. El régimen chino planeó un Corredor Económico China-Pakistán con energía, transporte y otros proyectos valorados en 62.000 millones de dólares, según el informe del Centro para el Desarrollo Global. A pesar de las promesas de oportunidad económica, todas las probabilidades parecen estar a favor de China. China está cobrando altas tasas de interés sobre algunos de los préstamos. El FMI (Fondo Monetario Internacional) estima que esto podría conducir a una relación entre la deuda pública y el PIB de Pakistán “muy por encima del 70 por ciento”, señaló el informe.
El pasado mes de noviembre, el funcionario pakistaní Mir Hasil Bizenjo reveló que el país tendría que pagar 16.000 millones de dólares en préstamos de bancos chinos a una tasa de interés anual de más del 13 por ciento, para desarrollar el puerto de Gwadar, un puerto de aguas profundas considerado una de las principales características del Corredor Económico China-Pakistán. Como parte del acuerdo de 40 años, China recibirá el 91 por ciento de los ingresos brutos, y el 85 por ciento de la “zona libre” circundante, según un informe de la publicación de Hong Kong Asia Times.
En varios casos, los países tuvieron que ceder derechos de control a China cuando no pudieron devolver los préstamos. Por ejemplo, Sri Lanka no pudo pagar un préstamo de 8.000 millones de dólares con un interés del 6% por la construcción del puerto de Hambantota. En julio de 2017, China y Sri Lanka firmaron un acuerdo para ceder participación de control a una empresa estatal china a cambio de condonar la deuda, junto con un contrato de arrendamiento de 99 años, según el informe.
En Laos, uno de los países más pobres del sudeste asiático, los proyectos OBOR agregaron una pesada carga financiera al país asiático: el ferrocarril China-Laos costó 6.000 millones de dólares, es decir, aproximadamente la mitad del PIB de Laos.
Entre los otros países de alto riesgo identificados en el informe, un porcentaje alarmante de la deuda se le debe a China. Djibouti, el sitio de la única base militar china en el extranjero, debe casi 82 por ciento de su deuda externa a China, mientras que el porcentaje de la deuda externa de Krygtzstan con China probablemente crezca de 37 por ciento en 2016 a 71 por ciento en los próximos años, según el informe. Mientras tanto, la deuda de Tayikistán con China representa casi el 80% del aumento de la deuda externa del país entre 2007 y 2016.
Duda Futura
Debido a los malos antecedentes de China en la gestión del problema de la deuda, el informe recomendó que las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial mantuvieran a China a la altura de las normas de préstamo establecidas. Deberían “trabajar hacia un acuerdo más detallado con el gobierno chino cuando se trata de los estándares de préstamo que se aplicarán a cualquier proyecto BRI [Belt and Road Initiative], independientemente del prestamista”, declara. El informe no explicaba qué influencia tendría el Banco Mundial u otras instituciones similares para obligar a China a aceptar dichos protocolos.
Los países también están reduciendo las inversiones de OBOR. En noviembre, Pakistán abandonó un acuerdo de 14.000 millones de dólares para construir la presa Diamer-Bhasha como parte del corredor económico, citando preocupaciones financieras, según el periódico pakistaní The Express Tribune.
Sri Lanka también rechazó una propuesta para construir una refinería de petróleo cerca del puerto de Hambantota en octubre, informó el diario de Hong Kong Apple Daily.
En abril de 2017, Nueva Zelanda accedió a permitir que China Railway desarrolle una región deprimida en el extremo norte del país, reportó Reuters.
“Sin embargo, el gobierno recién elegido expresó dudas sobre la participación de Nueva Zelanda. Lamento la rapidez con la que el gobierno anterior firmó”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores Winston Peters durante una reciente visita a Australia, según un informe de la emisora australiana SBS.
“No creo que debamos estar obligados porque el gobierno anterior firmó algo”, agregó Peters.
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