Un informe reciente del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca+ revela que el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua aplica de manera sistemática más de 40 métodos de tortura contra sus opositores.
El colectivo realizó el informe (pdf) a fines de mayo basándose en 158 testimonios de víctimas de torturas y tratos degradantes documentados desde 2019 hasta la fecha. El informe incluye un nuevo patrón de represión estatal de las personas desnaturalizadas y dejadas en la situación de “apátridas”, al violar sus derechos humanos.
Gonzalo Carrión, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca+, dijo al medio la Voz de América: «lo que en un inicio comenzó como una política de detenciones y tortura para reprimir las protestas y castigar a las personas que se alzaron contra el régimen evolucionó y se sostuvo en el tiempo como una herramienta para asegurar la impunidad y de la pareja gobernante», en referencia a Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
El informe señala que las atroces modalidades de tortura sistematizada utilizadas por la dictadura incluyen golpizas, aplicación de choques eléctricos, estrangulamiento, laceraciones y abusos sexuales.
Otros tipos de tortura incluyen lesiones o golpes con objetos o armas de fuego, quemaduras, asfixia, desprendimiento de uñas, tortura de suspensión y de posición, inducción al suicidio, interrupción del sueño, sobrecarga sensorial, coacción para ingerir drogas, privación del alimento o agua.
Una de las formas de tortura más usadas por las fuerzas armadas del régimen fueron las golpizas, ya que 130 de los 158 casos documentados por el colectivo dijeron haber sufrido algún tipo de golpiza a manos de agentes estatales. Las golpizas realizadas a puñetazos y patadas, según el informe, fueron realizadas al momento de la detención de los detractores del régimen o durante su reclusión.
No obstante, el informe hizo especial hincapié en la violencia sexual como forma de tortura, debido a las vejaciones a las que son sometidas las víctimas y sus consecuencias a largo plazo. La violación sexual es reconocido en el Derecho Internacional como un crimen de lesa humanidad.
«Los actos de violencia sexual que se exponen y denuncian en el presente apartado se cometieron en un contexto de protestas, en que el Estado de Nicaragua ha violado de forma sistemática a través de los diferentes órganos que ejercen el poder estatal los derechos humanos de la población que se ha levantado en su contra», dice el informe. En ese contexto, la violación se utilizó «como forma de castigo, humillación y sometimiento contra las víctimas».
Los tipos de violencia sexual que documentó el informe incluyen desnudez forzada, fotografías y videograbación por parte de las autoridades a personas sometidas a la desnudez forzada, amenaza de violación sexual, abuso sexual, y finalmente violación sexual.
Las amenazas de violación fueron realizadas por los agentes del régimen al momento del traslado de los opositores a un centro de detención con el fin de conseguir información o ejercer coacción para la confesión.
«Entonces empezaron a patearme, y me decían que me iban a meter la punta de un AK 47 en el ano, en ese momento entré en desesperación y preferí que me mataran, que, de hecho, había aguantado por mis hijos», dijo el testimonio de una persona amenazada de quien se desconoce identidad y sexo.
El informe documentó la violación sexual a 7 mujeres e incluso 2 hombres. Según el informe, uno de los testimonios mencionó que además de las 2 violaciones a hombres reportadas, más presos políticos habían sido sometidos a violaciones.
“Hubo algunos presos políticos que fueron violados, pero por pena no lo decían. Les metían las puntas de los fusiles, se defecaron, o vomitaban sangre”, dijo el testimonio anónimo.
Con información de VOA.
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