Un inmigrante ilegal que fue deportado dos veces se encuentra en custodia policial bajo sospecha de matar a tres personas, según el Departamento del Sheriff del Condado de Riverside.
El jueves 27 de febrero, el inmigrante ilegal, José Luis Torres García, fue arrestado después de que las autoridades de Cheyenne, Wyoming, realizaran una detención de tráfico en un vehículo GMC 2007 plateado con una placa de California. Las autoridades señalaron que el individuo era en realidad un presunto asesino, buscado por un triple homicidio llevado a cabo el 17 de febrero en Perris.
Las autoridades también descubrieron 15 libras de marihuana en el vehículo.
La Patrulla de Carreteras de Wyoming localizó un GMC Yukon en la Interestatal 80 después de que el Departamento del Sheriff del Condado de Riverside pusiera un cartel de «Se busca» sobre García, detallando que el sospechoso estaba en posesión de un GMC Yukon azul oscuro, según Los Angeles Times.
García fue identificado como sospechoso en el homicidio de tres personas. El 17 de febrero, las autoridades de Perris fueron enviadas al bloque 900 del bulevar North Perris luego de recibir informes de tres personas que dejaron de comunicarse. Los oficiales de Perris pudieron localizar a los tres individuos y tras verificar sus signos vitales descubrieron que estaban muertos. Las autoridades también señalaron que las personas habían sufrido heridas antes de los decesos.
Las autoridades consideraron este incidente como un evento aislado, sin amenaza para el público y determinaron que García conocía a sus víctimas; el sheriff del condado de Riverside, Chad Bianco, dijo: “El residente normal de Perris no tiene nada que temer de él. Este no fue un asesinato al azar. Había una razón para que los cuatro estuvieran juntos”.
Las tres víctimas fueron identificadas como Jaime Covarrubias Espindola, de 50 años, José María Aguilar-Espejel, de 38 años, y Rodrigo Aguilar-Espejel, de 28 años, todos ellos de Perris.
Después de los homicidios García huyó y las autoridades pidieron la ayuda del público para localizarlo. Sin embargo, los funcionarios advirtieron al público que no iniciara ningún contacto con García, ya que se lo consideraba armado y peligroso, y que solo les informara sobre su paradero.
Hubo órdenes de arresto previas contra García en las que se le acusaba de conducir bajo los efectos del alcohol, así como otros delitos relacionados con drogas. El sospechoso fue deportado dos veces de Estados Unidos, pero pudo regresar a California debido a las políticas de ciudades santuario del estado.
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