Desde 2021, millones de inmigrantes ilegales han cruzado a Estados Unidos, y las principales ciudades de los estados santuario, desde Nueva York a California, están ahora lidiando con una situación de crisis, ya que los refugios, las calles de la ciudad e incluso el metro están a rebosar.
La oleada de refugiados no solo está afectando a los presupuestos municipales y a la calidad de vida, sino que algunos expertos inmobiliarios creen que acabará afectando al mercado de la vivienda, especialmente para los compradores de primera vivienda, que ya están luchando contra la escalada de precios en un mercado en el que el inventario sigue siendo escaso.
Moisés Agami, Consejero Delegado de Valor Capital Real Estate Development, declaró a The Epoch Times que la actual situación migratoria podría acabar causando un grave problema de «falta de vivienda», especialmente entre los potenciales compradores de primera vivienda. «Ha sido una situación antinatural e imprevista y, con el tiempo, a medida que estos inmigrantes consigan trabajo y se integren en la economía, el resultado va a ser una crisis de la vivienda mayor de la que ya tenemos», explicó.
Las existencias en todo el país ya son escasas, lo que ha provocado un aumento de los precios de la vivienda y más opciones inasequibles para los compradores primerizos. Según un informe de marzo de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR), la mediana del precio de venta de las viviendas existentes subió el mes pasado un 5.7 por ciento desde febrero de 2023, hasta USD 384,500. Esto representa el octavo mes consecutivo de aumentos de precios interanuales.
Realtor.com señaló que esta primavera, tanto los compradores como los vendedores seguirán haciendo frente a algunos desafíos. «Los compradores se enfrentan a precios y tipos hipotecarios todavía elevados, así como a niveles de inventario históricamente bajos», dijo Hannah Jones, analista principal de investigación económica de Realtor.com. Mientras tanto, el prestamista hipotecario Freddie Mac informa de que los tipos de interés hipotecarios actuales rondan el 6.87 por ciento, un tipo que podría estar impidiendo la entrada en el mercado de vendedores potenciales que ahora están pagando tipos de interés más bajos.
«Obviamente, los inmigrantes no vienen con mucho dinero y lo más probable es que no ocupen puestos de trabajo mejor pagados», añade Agami. «Esto significa que competirán con estadounidenses de ingresos bajos y medios que ya están intentando encontrar una casa o apartamento que puedan permitirse, lo que afectará a la pirámide de la vivienda».
Otro problema, señala Agami, es que la construcción de nuevas viviendas también se está ralentizando, sobre todo en los complejos multifamiliares. «La construcción de este tipo de viviendas ha bajado un 30 por ciento con respecto a 2022», afirma. «Se desplomó a USD 95 mil millones en todo el país en 2023 desde cerca de USD 148 mil millones en 2022».
La oferta actual de viviendas en Estados Unidos es corta en más de 7.2 millones de hogares, con la formación de hogares superando tanto la construcción de viviendas unifamiliares como multifamiliares en 2023. «Estados Unidos se encuentra en una situación de escasez de vivienda a largo plazo, ya que la construcción de nuevas viviendas no sigue el ritmo de crecimiento de la población», afirmó Danielle Hale, economista jefe de Realtor.com. También señaló que a medida que las tasas hipotecarias y los altos precios alcanzaron a los compradores, los constructores de viviendas pivotaron hacia los inicios de viviendas multifamiliares hasta finales de 2022, y ese sector puede estar en camino de aumentar para 2024.
Mientras que los desarrollos multifamiliares adicionales pueden tomar una pequeña parte del déficit global, Agami advierte que la inflación es probable que empuje los precios de venta hacia arriba. «Los préstamos son más caros también para los promotores, además de que están pagando más por los materiales, lo que luego eleva el coste de las nuevas viviendas», dijo. «Tanto si piensan vender como alquilar las viviendas, el aumento de los costes acabará repercutiendo en los consumidores».
Bianca D’Alessio, de Nest Seekers International, con sede en Manhattan, coincide en que la crisis migratoria podría tener un impacto significativo en el mercado general de la vivienda en el área metropolitana de Nueva York. «En estos momentos, no tenemos suficiente oferta para cubrir la demanda, y vamos a seguir viendo subidas de precios», declaró a The Epoch Times. «Los compradores de primera vivienda e incluso los inquilinos se van a ver afectados».
D’Alessio señala que la afluencia de inmigrantes ilegales a Nueva York está causando un sinfín de problemas, como la saturación de los refugios para personas sin hogar e incluso de los metros abarrotados de personas sin hogar que buscan cobijo. «Definitivamente está agravando la situación actual y afectando al mercado inmobiliario y a la habitabilidad de Nueva York», admite. «Es demasiado caro traer a gente que no puede permitirse vivir aquí, y el gobierno no está preparando a estos inmigrantes para la asimilación o el éxito».
Incluso cuando los inmigrantes consiguen trabajo, añadió, la probabilidad de que puedan permitirse un apartamento en Nueva York es escasa. «Los alquileres ya son desorbitados y siguen subiendo», explicó D’Alessio. «Los promotores deben construir más viviendas asequibles o reconvertir edificios antiguos, pero eso también podría crear problemas en los barrios, dependiendo de dónde se coloquen las viviendas».
A pesar de las crecientes dificultades de la ciudad, Dalessio mantiene la esperanza. «Soy muy ‘pro-Nueva York’. Me encanta vivir aquí, y hay mucha gente que siempre querrá vivir aquí», afirma. «Lo que me encantaría ver es más atención por parte del gobierno, por ejemplo ofreciendo incentivos como programas de desgravación fiscal para estimular el desarrollo. Así tendremos más viviendas para los neoyorquinos de a pie que no pueden permitirse los altos precios pero necesitan estar aquí por su trabajo o su familia».
Agami está de acuerdo en que se necesitan más programas para facilitar el desarrollo de la vivienda en general, con más ventajas para los promotores. «En un mercado sano, lo normal es que la gente gaste alrededor del 30 por ciento de sus ingresos en vivienda», señaló. «Pero ahora, con el coste de los alquileres y la compra tan alto, la gente gasta el 50 por ciento o más, y a menudo no le queda suficiente para ahorrar».
Utilizando Florida como otro ejemplo, Agami señaló que más de 350,000 personas se trasladaron allí durante la pandemia, creando un boom inmobiliario masivo y duplicando los precios de la vivienda. Ahora, con la continua afluencia de inmigrantes ilegales por todo el país, hay millones de personas que llegan y no hay lugares para que vivan. «Esto ejerce una gran presión sobre todo el ecosistema», afirma Agami. «No es que no queramos la inmigración, pero debe hacerse de forma organizada, planificada y sostenible. Un país sin fronteras no es un país».
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