Irán ha frenado por primera vez en meses el ritmo de producción de uranio enriquecido y ha reducido incluso las reservas de ese material, de doble uso, civil y militar, informó este jueves el OIEA, la agencia nuclear de la ONU, en un informe emitido en Viena.
El total de uranio almacenado, en diferente pureza, bajó un 6.7 % hasta 3673.7 kilos desde septiembre, aunque la cantidad de uranio enriquecido al 60 % -un nivel cercano a lo necesario para una bomba atómica- aumentó un 12 % (de 55.6 a 62.3 kilos).
La cantidad de uranio enriquecido por Irán a diferentes niveles (2 %, 5 %, 20 % y 60 %), bajó entre septiembre y noviembre en 267.2 kilos, hasta 3673.7 kilos, lo que siguen estando muy por encima de lo establecido por el acuerdo internacional de 2015 que limitaba el programa nuclear iraní.
Los inspectores destacan una vez más que la decisión de Irán de desconectar decenas de cámaras de vigilancia y verificación del OIEA dificulta sus capacidades para dar garantías sobre la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní.
Por eso, las actividades de vigilancia y verificación están «seriamente afectadas», señala el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en su informe.
Restablecer las medidas de verificación y vigilancia «necesitaría un tiempo considerable y tendría siempre un cierto grado de incertidumbre», señala el informe.
«Cuanto más dure la situación actual mayor será esa incertidumbre», concluye el organismo.
Por otra parte, el OIEA critica en un segundo informe emitido hoy que Irán sigue sin explicar el origen y la naturaleza de algunas partículas de uranio encontradas en sitios no declarados como nucleares, aunque anuncia nuevas conversaciones al respecto para las próximas semanas.
Ante la falta de avances en estas investigación, que se produce en el marco del acuerdo de salvaguardas (controles), el director general del OIEA, Rafael Grossi, expresa su «seria preocupación».
Al mismo tiempo, «toma nota» de la oferta iraní de hablar sobre este asunto en Teherán antes de fin de noviembre, si bien destaca que este encuentro «debe estar enfocado en efectivamente esclarecer y resolver estos asuntos».
Los inspectores del OIEA obtuvieron hace varios años supuestas pruebas de trazas de uranio hecho de forma artificial en tres instalaciones iraníes que el Gobierno de Teherán nunca había declarado como relacionadas con su programa nuclear.
No esclarecer el origen de estas trazas violaría el acuerdo de salvaguardas que Irán ha firmado con el OIEA, y podría ser denunciado ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Esta investigación no está relacionada con los controles -reducidos por Teherán desde febrero de 2021- que el OIEA realiza en Irán sobre sus obligaciones en el marco del acuerdo internacional nuclear conocido como JCPOA, por sus siglas en inglés.
Según este acuerdo, que sigue en el limbo desde hace varios años, tras la salida del tratado por parte de Estados Unidos, Irán debe limitar su programa nuclear a cambio de incentivos y alivios económicos, principalmente el levantamiento de sanciones internacionales, que dañan su economía.
Si bien el acuerdo de salvaguardas no está relacionado con el JCPOA, Irán ha ligado su pleno retorno al JCPOA al final de las investigaciones del OIEA de las trazas en sitios no declarados.
Los países que firmaron el acuerdo en 2015 (Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido e Irán), tratan de restablecer el acuerdo desde la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de EEUU en enero de 2021, pero las negociaciones siguen estancadas desde hace meses.
Ante el trasfondo de la guerra en Ucrania, y el apoyo militar que Irán le brinda a Rusia, un restablecimiento del JCPOA está en entredicho.
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