Israel atacó el 10 de octubre a una escuela de Gaza que afirmó era un centro de mando terrorista, donde habría matado a 28 personas, según la Media Luna Roja Palestina.
Los palestinos dijeron que la escuela se utilizaba para alojar a evacuados. Según los médicos, unas 54 personas resultaron heridas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) declararon el 10 de octubre que habían llevado a cabo un «ataque preciso contra los terroristas», que tenían un centro de mando dentro de la escuela. El establecimiento se encuentra en Deir Al-Balah, entre la ciudad de Gaza y Khan Yunis.
«El centro de mando y control, que estaba incrustado dentro de un complejo que anteriormente sirvió como la Escuela Rufaydah, fue utilizado por los terroristas para planificar y ejecutar ataques terroristas contra las tropas de las FDI y el Estado de Israel», dijeron las FDI.
«Antes del ataque, se tomaron numerosas medidas para mitigar el riesgo de dañar a civiles, incluyendo el uso de municiones precisas, vigilancia aérea e inteligencia adicional», dijeron las FDI.
Israel también se enfrenta a la presión de las Naciones Unidas, que le acusa de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad relacionados con la destrucción del sistema sanitario de Gaza.
La ONU hizo una declaración en ese sentido el jueves, además de publicar un informe sobre su investigación.
La investigación, con la que Israel no cooperó, podría utilizarse para juicios sobre crímenes de guerra.
Las FDI ordenaron la evacuación de tres hospitales de Gaza, según funcionarios sanitarios palestinos. Ellos acusaron a Hamás de almacenar armas y de ubicar instalaciones de mando e informática en ellos o debajo de ellos.
El jueves, el ejército indicó que había abatido al menos a 12 terroristas —a todos los cuales nombró, incluidos dos jefes de pelotón y diez combatientes— en un ataque contra un centro de mando y control. Anteriormente, servía como complejo médico para Jabaliya en la Franja de Gaza, dijeron las FDI. Los terroristas abatidos pertenecían a Hamás o a la Yihad Islámica, precisó.
El ejército calificó el emplazamiento de la escuela y el complejo médico como «un ejemplo más del abuso sistemático de las infraestructuras civiles por parte de la organización terrorista Hamás, en violación del derecho internacional».
En la frontera libanesa, el principal portavoz de las FDI demostró lo que llamó otro «abuso de la infraestructura civil».
El contralmirante Daniel Hagari, cuyas presentaciones en vídeo suelen hacerse en un podio, en interiores, apareció el jueves equipado con un casco, chaleco táctico y fusil de asalto, calzando botas de combate y mostrando polvo en los pantalones.
Yo estaba «en una casa libanesa, en un pueblo chiita cerca de nuestra frontera. Cada casa es una base terrorista. Quiero que vean con sus propios ojos lo que hemos encontrado hoy aquí», dijo Hagari. Hezbolá es una organización chiita designada como terrorista internacionalmente.
El pueblo parecía destrozado por el combate. Hagari atravesó un gran agujero en la pared de una casa.
Hagari recorrió la casa, mostrando los suministros apilados en cada habitación y recogiendo y mostrando a la cámara equipos como chalecos de combate, cascos y gafas de visión nocturna.
En otra habitación había armas. Había una caja de granadas de mano y otra grande con granadas explosivas propulsadas por cohetes.
Luego levantó lo que dijo que era un cañón de francotirador, de al menos metro y medio de largo y con una mira óptica de gran tamaño. Mostró un fusil de combate con bípode y lo dejó a un lado.
«Este es un pueblo libanés, un pueblo chiita, construido por Hezbolá. Todas las casas tienen equipo preparado para el asalto», dijo el portavoz.
Hezbolá planea un ataque contra Israel llamado «Conquista de Galilea», «una masacre a mayor escala que la del 7 de octubre, en el norte de Israel, con este equipo», dijo a continuación.
Los estrategas militares dijeron que Hezbolá, respaldada por Irán, fue la creadora de las tácticas utilizadas en la incursión de Hamás del 7 de octubre y que había trabajado en ellas hasta dos años.
Hamás fue el primero en ponerlas en práctica. Su incursión, un sábado por la mañana que era sábado judío y fiesta religiosa, se saldó con la muerte de 1.200 personas, principalmente civiles judíos, el secuestro de 250, miles de heridos y la destrucción de las comunidades fronterizas israelíes.
Hagari no identificó el pueblo libanés. Las FDI dijeron que soldados de la 91 División habían localizado grandes almacenes de armas en casas de civiles, incluido un lanzamisiles «con docenas de misiles listos para disparar dirigidos contra comunidades israelíes de Galilea».
Las FDI, dijo Hagari, tienen la intención de «limpiar» la región fronteriza para que los residentes del norte de Israel, que han huido de sus hogares o soportado ataques con misiles y sirenas antiaéreas durante más de un año, puedan volver a casa libres de la amenaza de Hezbolá.
Con información de Associated Press y Reuters
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