El Consejo de Ministros de Italia aprobó este miércoles por decreto ley la vacunación obligatoria contra el covid-19 para mayores de 50 años.
Así lo confirmaron hoy fuentes de la Jefatura del Gobierno, que indicaron que los empleados públicos y privados tendrán que mostrar desde el 15 de febrero su certificado sanitario reforzado (que se obtiene solo cuando se está vacunado o se ha pasado la enfermedad), para acceder a sus puestos de trabajo.
El resto de personas mayores de 50 años, aunque no trabajen, también tendrán que vacunarse.
El Consejo de Ministros extendió igualmente la obligación de vacunación al personal universitario, con independencia de su edad, equiparándolo así al personal escolar, que ya lo tiene que hacer desde mediados de diciembre, y aprobó las directrices sobre cuarentenas en los colegios, para garantizar las clases presenciales desde el 10 de enero con seguridad.
El primer ministro, Mario Draghi, señaló en la reunión con los ministros la necesidad de que la población se inmunice para controlar la pandemia, según las fuentes.
«Las medidas de hoy quieren preservar el buen funcionamiento de los hospitales y, al mismo tiempo, mantener abiertas las escuelas y las empresas. Queremos frenar el crecimiento de la curva de contagios y empujar a los italianos que aún no se han vacunado a que lo hagan», dijo Draghi.
«Actuamos sobre los grupos de edad que corren mayor riesgo de ser ingresados para reducir la presión hospitalaria y salvar vidas», añadió.
El 89.13 % de la población de más de doce años ya tiene al menos una dosis y el 86.07 % ha completado el ciclo, mientras que la de refuerzo se ha inoculado al 67.67 % de la población que puede recibirla.
Aunque algunos estudios y funcionarios sanitarios han sugerido que las vacunas contra el COVID-19 pueden disminuir la gravedad de la enfermedad, los datos han demostrado que la variante ómicron está infectando a personas totalmente vacunadas en todo el mundo.
Por ejemplo, cerca de la mitad de los casos de ómicron en un sistema hospitalario de Texas se encuentran entre las personas totalmente vacunadas, según un estudio publicado a principios de esta semana.
La semana pasada, el Gobierno italiano decidió que este pasaporte sanitario reforzado va a ser obligatorio desde el 10 de enero para acceder a los medios de transporte, además de a hoteles, ceremonias o festivales; mientras que por ahora se pide en el ocio y la restauración.
Draghi quería ampliar su utilización a más actividades, como el acceso a los bancos, servicios públicos, de cuidado personal como peluquerías o centros de estética, y tiendas y centros comerciales, pero fue posible este miércoles por la reticencias de algunas fuerzas de la coalición gubernamental, como la ultraderechista Liga, que lo interpretaba como una vacunación obligatoria enmascarada para todo el mundo, según los medios italianos.
El ministro de Sanidad, Roberto Speranza, dijo por su parte que las decisiones tomadas buscan reducir el número de no vacunados lo máximo posible porque «es lo que provoca la saturación de los sistemas hospitalarios».
Desde hace meses se han producido protestas generalizadas en toda Italia contra el mandato de las vacunas en medio del apoyo de otros segmentos de la comunidad.
El reportero de The Epoch Times Jack Phillips contribuyó a este artículo.
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