A cuatro años de su aniversario luctuoso, las palabras del consagrado periodista colombiano Javier Darío Restrepo siguen resonando en Latinoamérica. La independencia profesional y la búsqueda de la verdad fueron pilares en su abordaje ético a la hora de informar. Su recordatorio siempre es bienvenido.
«La conciencia ética comienza a aparecer cuando en nuestra vida aparece el otro», se lee en la placa conmemorativa que le dedicaron a Restrepo dos años atrás en Jericó, departamento de Antioquía, en la casa donde nació este “periodista, escritor y decano de la ética periodística”, un 3 de diciembre de 1932.
Con más de 50 años de carrera, trabajó en prensa escrita, radio y televisión. Desde 1995, Restrepo estuvo a cargo del Consultorio Ético de la entonces Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) —ahora Fundación Gabo— creada en Cartagena por el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
En la Fundación, Restrepo impartió talleres, abriendo un espacio de respuestas a los dilemas éticos del periodismo. Su trabajo trascendió las fronteras y visitó varios países de la región como Ecuador, Chile, Panamá, Venezuela, Perú, República Dominicana y México. Resultando nuestro país el principal consultor de las primeras mil preguntas abordadas en 2010.
La mayoría de los consultantes eran comunicadores mexicanos preocupados por la responsabilidad social de los medios.
“Llegan muchas preguntas sobre las consecuencias o los efectos que pueden tener la divulgación o no de determinada información”, manifestó Restrepo en una entrevista en 2011 con El Universal.
A final de cuentas, lo que persigue el periodista es el bienestar de la sociedad
Enfatizó en estimular la inteligencia de la sociedad e involucrar a los ciudadanos «en la búsqueda de la solución”, para que abran los ojos, no haya espectadores pasivos y puedan preguntarse ante los casos de violencia; por ejemplo, “¿por qué sucedió esto? y ¿qué puedo hacer yo para cambiar esto?”.
Declaraciones que 12 años después, en México, siguen resonando.
En el 2000 el periodista explicó en un ciclo de encuentros que el poder, la arrogancia, el dinero y el miedo son los principales obstáculos de la prensa independiente.
“Un periodista no independiente es como un cirujano con mal de Parkinson”, bromeó en una entrevista del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL).
“El buen periodismo genera libertad”, enfatizó. Pues la independencia es una condición indispensable para dar con la verdad y poder difundirla. “Cuanta más verdad tiene uno [de] más libertad dispone”, concluyó Restrepo.
Restrepo fue columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, El Colombiano y El Heraldo. En su trayectoria, recibió distinciones en reiteradas ocasiones.
Entre ellos se destacan el Premio a la Excelencia periodística Gabriel García Márquez, en 2014; el Premio latinoamericano a la ética periodística del Centro Latinoamericano de Periodismo (CELAP), en 1997; el premio nacional de Círculo de Periodistas de Bogotá, en 1993; y el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1985 y 1986.
Además de ser catedrático de la Universidad de los Andes, el escritor escribió una veintena de libros sobre la ética en su profesión y también incursionó en novelas y algunos ensayos. «El zumbido y el moscardón», editado en 2004, es libro de cabecera en el tema de ética de muchos periodistas y forma parte del contenido académico de universidades latinoamericanas.
Pero Restrepo tenía una particularidad más, otra profesión que vinculó con el periodismo y un dato que no suele mencionarse. Fue sacerdote durante 17 años. Según Restrepo, ambas profesiones se valen de la palabra y están al servicio de los demás. El autor explayó en una entrevista 11 años atrás:
No hay que olvidar que la calidad del periodista no es una calidad técnica sino del espíritu. Porque la información es espíritu, la palabra es espíritu.
La reflexión como parte inherente del periodismo y la necesidad de la autocrítica fueron otros puntales de Restrepo hacia la excelencia de la profesión. En el cierre del XIII Encuentro Internacional de Periodistas en Guadalajara (2017), el escritor priorizó lo esencial ante cualquier cambio y novedad:
“Si queremos reinventar el periodismo, lo primero es reforzar nuestra identidad profesional, es decir, saber para qué estamos y cuál es la función que le prestamos a la sociedad”.
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