Jiang Ziya (姜子牙) (1152 a. C.) fue un buen consejero del rey Wen del reino de Zhou (周文王).
A la edad de 32 años, Jiang Ziya se fue a vivir a una montaña para cultivar el Dao, para cultivarse estudiando y vivir de acuerdo a las enseñanzas daoístas.
En ese momento la dinastía Shang (商朝) estaba en continuo estado de guerra y él fue a la montaña, en parte para evitar la guerra. Después de 40 años de cultivación, Jiang Ziya bajó de la montaña. Pidió refugio en la casa de un amigo y realizó distintos trabajos para ganarse la vida.
Jiang Ziya hizo cestas de bambú, molió trigo para hacer harina y venderla en el mercado, vendió ganado, trabajó como adivino y así sucesivamente. Pero era incapaz de mantener un trabajo por mucho tiempo, por ello a menudo su esposa se burlaba de él.
Más tarde sirvió como oficial bajo las órdenes del último emperador de la dinastía Shang, el emperador Zhou (紂王), quien era un tirano adicto al alcohol y a las mujeres. Jiang Ziya concluyó que el fin de la dinastía Shang estaba cerca.
Luego decidió mudarse al reino de Zhou, que estaba gobernado por el rey Wen, una persona amable y virtuosa. Sin embargo, su mujer se negó a acompañarlo, porque creía que él no era un hombre capaz. Entonces, partió solo al reino de Zhou.
A la espera del rey Wen
Jiang Ziya iba a pescar al río todos los días. Usaba un anzuelo liso sin cebo y una caña de pescar corta que mantenía el anzuelo tres pies sobre el agua, diciendo: «Sólo aquello que desean ser pescados, llegarán a morder mi anzuelo».
La verdadera razón de esta manera tan peculiar de pescar, era porque deseaba servir al rey Wen como consejero y ésta era una manera de atraer su atención.
Jiang Ziya aconsejó que un rey debe comportarse bajo los preceptos morales y debe cultivar su virtud
Él creía que el rey Wen un día pasaría por donde él estaba y esperó pacientemente. Esperó hasta que tenía 80 años de edad. El rey Wen finalmente pasó un día, cuando iba a un viaje de cacería, se detuvo a hablar con Jiang Ziya.
Jiang Ziya dijo al Rey Wen: «El mundo no es propiedad de una sola persona, sino de toda la gente del mundo». También le aconsejó que un rey debe comportarse rectamente y cultivar la virtud, para que pueda gobernar de manera virtuosa y benévola.
El Rey Wen quedó impresionado por la visión de Jiang Ziya sobre el gobernante y el pueblo, así que lo invitó a servir como su asesor militar. Jiang Ziya comenzó a asistir permanentemente al rey Wen y a su sucesor el rey Wu (周武王).
Con su ayuda y sabiduría, la dinastía Zhou (周朝) se estableció y se convirtió en la dinastía más duradera en la historia de China.
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