El juez que lidera la Corte de Vigilancia Extranjera reprendió al FBI por faltas generalizadas en solicitudes de vigilancia descubiertas por el inspector general del Departamento de Justicia.
En una orden emitida el 3 de abril, el juez James Boasberg instruyó al FBI entregar los nombres objetivo de 29 solicitudes auditadas por el inspector general.
La revisión del inspector general, cuyos resultados fueron publicados en un memo al FBI el 30 de marzo, encontró que cada una de las 29 solicitudes revisadas del Acta de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA) tenían un Archivo Woods —un grupo de registros que fundamentan los hechos que el buró afirma en las solicitudes a la corte—que faltaba o era inadecuado.
El inspector general concluyó que no podía confiar en que los procedimientos del FBI fueran adecuados para asegurar que el buró siguiera su propia política de que las solicitudes FISA fueran «escrupulosamente precisas».
«Sería poco notar que tal falta de confianza parezca bien fundada», escribió Boasberg.
Además de entregar los nombres y números de legajo de las 29 solicitudes FISA, el juez le pidió al gobierno que evalúe si alguna solicitud contenía «declaraciones erradas y omisiones materiales», y que si estas faltas podrían invalidar las órdenes de vigilancia de la corte. El juez también está pidiendo al buró que identifique las cuatro solicitudes a las que les falta por completo el Archivo Woods.
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Boasberg le dio al buró hasta el 15 de junio para cumplir.
La revisión de la Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Justicia fue motivada por los hallazgos condenatorios de su investigación a las solicitudes FISA obtenidas para espiar al asociado de la campaña de Trump, Carter Page. Esa revisión arrojó 17 errores y omisiones significativos, incluyendo múltiples instancias en las cuales el FBI retuvo información exculpatoria a la corte.
Los hallazgos en el caso de Page conducieron a la corte a ordenar al FBI que muestre por qué la corte debería confiar en cualquiera de sus futuras solicitudes de vigilancia. El buró se ha embarcado desde entonces en una lista de reformas. Los hallazgos de faltas por todo el sistema más allá del caso de Page subrayan la necesidad de que la corte supervise los esfuerzos del buró, declara la orden.
«El memorando de la OIG provee más razones para preocupaciones sistémicas. Refuerza de este modo la necesidad de la corte de monitorear los esfuerzos del FBI y del Departamento de Justicia para asegurarse que, de ahora en más, las solicitudes del FBI presenten hechos precisos y completos», escribió Boasberg.
El FBI reconoció el recibo de la orden.
«Mantener la confianza de la corte es primordial para el FBI y seguimos implementando las más de 40 acciones correctivas ordenadas por el director [del FBI], [Christopher] Wray en diciembre de 2019», afirma el buró en una declaración.
«Aunque las solicitudes revisadas por el IG en su investigación son anteriores al anuncio de estas acciones correctivas, el FBI entiende el deseo de la corte de obtener la información relacionada con las solicitudes».
La vigilancia de Page impulsó al presidente Donald Trump y a sus aliados a aseverar que el FBI de la era Obama había espiado en la campaña de Trump en 2016 para ganancia política. Sin embargo, la investigación del inspector general no encontró evidencia de motivaciones políticas en la decisión de vigilar a Page.
Un documento de investigación sin verificar en oposición a Trump, compilado por un ex espía extranjero, jugó un rol crucial en la decisión del FBI en buscar una orden de espiar a Carter Page. Ese documento se financió a través de una firma legal de la campaña presidencial de Hillary Clinton y el Comité Nacional Democrático.
Las solicitudes usadas para la orden de vigilancia a Carter Page lo pintaban como un agente de Rusia, a pesar de que el FBI poseía evidencia de lo contrario, que no se incluyó en la solicitud. Lo más notable es que el FBI fue aconsejado por la CIA de que él estaba trabajando con la agencia y que había informado regularmente sobre sus contactos con los rusos.
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