DALLAS— El abogado de los padres de un estudiante de Texas acusado de matar a 10 personas en el tiroteo de una escuela en 2018 cerca de Houston dijo a los miembros del jurado el viernes que no sabían que su hijo tenía un brote psicótico. Los abogados de las víctimas dicen que Dimitrios Pagourtzis dio a sus padres muchas señales de que necesitaba ayuda.
La demanda de las víctimas busca responsabilizar financieramente a Pagourtzis y sus padres, Antonios Pagourtzis y Rose Marie Kosmetatos, por el tiroteo en Santa Fe High School el 18 de mayo de 2018. Reclaman al menos un millón de dólares por daños y perjuicios.
El jurado recibió el caso justo antes de las 5 p.m. y se fijó el día lunes en horas de la mañana, para reanudar las deliberaciones.
Los abogados de las víctimas afirman que los padres no proporcionaron el apoyo necesario para la salud mental de su hijo y no hicieron lo suficiente para evitar que tuviera acceso a sus armas.
«Era su hijo, bajo su techo, con sus armas, quien cometió este tiroteo masivo», dijo Clint McGuire, representante de alguna de las víctimas, a los jurados durante los argumentos finales en la sala del tribunal de Galveston.
Las autoridades dicen que Pagourtzis disparó fatalmente a ocho estudiantes y dos profesores. Tenía 17 años en ese momento.
Pagourtzis, ahora de 23 años, fue acusado de asesinato capital, pero el caso criminal estuvo en receso desde noviembre de 2019, cuando fue declarado incompetente para ser juzgado. Está recluido en un centro estatal de salud mental.
Lori Laird, abogada de los padres de Pagourtzis, dijo que el quiebre mental de su hijo no era previsible y que él les ocultó sus planes de disparar. También dijo que los padres mantenían sus armas de fuego bajo llave.
«Los padres no apretaron el gatillo, los padres no le dieron un arma», dijo Laird.
En abril, Jennifer y James Crumbley fueron condenados al menos a 10 años de prisión por un juez de Michigan después de convertirse en los primeros padres condenados en un tiroteo escolar masivo en EE.UU. Los padres de Pagourtzis no están acusados de ningún delito.
Los abogados que representan a las familias de las víctimas hablaron sobre la angustia por las muertes de sus seres queridos, incluyendo a la familia de Sabika Aziz Sheikh, una estudiante de intercambio paquistaní de 17 años que quería ser diplomática.
La demanda fue presentada por familiares de siete de las personas fallecidas y cuatro de las 13 que resultaron heridas en el ataque de Santa Fe. Los abogados que representan a algunos de los sobrevivientes hablaron sobre el trauma que aún soportan, incluyendo a Chase Yarbrough, quien aún tiene balas incrustadas en su cuerpo.
En representación de Pagourtzis, el abogado Roberto Torres dijo a los miembros del jurado durante el juicio que, aunque su cliente planeó el tiroteo, nunca tuvo el control de sus actos debido a su grave enfermedad mental. Durante su alegato final, dijo que los padres de Pagourtzis debieron estar más atentos.
Pagourtzis «hizo algo monstruoso, pero no es un monstruo», dijo Torres.
«No pueden convertirlo en el chivo expiatorio», dijo.
McGuire pidió a los miembros del jurado que responsabilizaran a Pagourtzis, diciendo que hay amplias pruebas de que el joven tenía la intención de hacer lo que hizo.
McGuire dijo que Pagourtzis planeó meticulosamente el tiroteo, abriendo fuego en la sala de arte donde los estudiantes quedarían atrapados y sería difícil para la policía llegar a él. Dijo que Pagourtzis escribió en su diario que la idea de disparar a sus compañeros de clase y verlos «retorcerse en el suelo en agonía» era «emocionante».
McGuire dijo durante las declaraciones finales que creen que Pagourtzis estaba muy deprimido, pero que llevó a cabo el tiroteo porque estaba lleno de rabia.
«Cuando fue a la escuela sabía que lo que hacía estaba mal», dijo McGuire.
McGuire también dijo que Pagourtzis registró más de 50 ausencias a clases, rara vez se duchaba, se volvió más tranquilo y se quedó en su habitación —todos los indicadores de enfermedad mental que sus padres debieron reconocer.
Laird dijo durante las declaraciones finales que el registro de la escuela mostró que los padres no fueron notificados de la mayoría de sus ausencias. Mostró fotos familiares recientes en las que aparecía el adolescente sonriente y describió su participación voluntaria en un espectáculo de danza griega justo antes del tiroteo.
Durante el juicio, dijo a los miembros del jurado que la pareja no vio ninguna señal de alarma, que no estaba al corriente de sus compras por Internet y que no sabía que faltaba alguna de sus armas.
Lucky Gunner, minorista en línea con sede en Tennessee que vendió a Dimitrios Pagourtzis más de 100 cartuchos de munición sin verificar su edad, fue uno de los demandados hasta el año pasado, cuando llegó a un acuerdo con las familias.
Kosmetatos declaró ante el jurado que, aunque su hijo se volvió más introvertido, era un niño brillante y normal, sin problemas importantes. Reconoció que «no era él mismo» en los meses previos al tiroteo, pero que esperaba que se le pasara.
Antonios Pagourtzis declaró que no era consciente de que su hijo se sintiera rechazado y marginado en la escuela, ni de que pudiera estar deprimido.
La familia guardó sus armas de fuego en una caja fuerte en el garaje y en una vitrina en la sala de estar. Dimitrios Pagourtzis utilizó el revólver del calibre 38 de su madre y una de las escopetas de su padre durante el tiroteo. Si sacó las armas de la caja fuerte o del armario, y dónde encontró las llaves, fueron puntos debatidos durante el juicio.
«No se puede asegurar nada al cien por ciento», dijo Antonios Pagourtzis.
Se presentaron demandas similares tras otros tiroteos masivos.
En 2022, un jurado concedió más de 200 millones de dólares a la madre de una de las cuatro personas muertas en un tiroteo en un Waffle House de Nashville (Tennessee). La demanda se presentó contra el tirador y su padre, acusado de devolverle un rifle a su hijo antes del tiroteo a pesar de los problemas de salud mental del hijo.
Por Jamie Stengle.
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