¿Karl Marx y Satanás se están apoderando de Estados Unidos?

Por WILLIAM F. MARSHALL
03 de septiembre de 2020 11:35 PM Actualizado: 04 de septiembre de 2020 9:51 PM

Las campanas de alarma deberían estar sonando en nuestra gran nación, frente a una de las amenazas existenciales más graves, que jamás haya enfrentado, una de las que más fuerte suena es la de ese incomparable estudiante de historia del comunismo estadounidense, según el profesor Paul Kengor, del Grove City College. Su advertencia nos llega a través de su magnífico libro recién publicado, «El Diablo y Karl Marx»: La prolongada marcha de la muerte, el engaño y la infiltración del comunismo», (“The Devil and Karl Marx: Communism’s Long March of Death, Deception, and Infiltration”)

El autor Paul Kengor. (Cortesía: Paul Kengor)

Muchos de nosotros, pensamos que el éxito inigualable de la presidencia de Ronald Reagan y del colapso resultante de la Unión Soviética bajo George H.W. Bush significó el fin del marxismo – leninismo para siempre, como sistema socioeconómico gobernante. Lamentablemente, esa filosofía malvada solo demostró estar en suspenso durante un breve período de tiempo, mientras que su perniciosa y satánica influencia fermentó a la sociedad estadounidense, durante los tres decenios siguientes en los pasillos de las academias, las salas de redacción de los grandes medios de comunicación, los estudios de Hollywood, las oficinas corporativas de los gigantes de la tecnología y, sí, en las suits de los políticos de todo el país.

Para aquellos que se ríen de la noción de una dimensión espiritual, en la reciente y estremecedora adopción de políticas marxistas radicales por parte del otrora dominante Partido Demócrata, con una rapidez aparentemente explosiva, el libro de Kengor les abrirá los ojos. Ciertamente lo hizo conmigo. Cualquiera que se burle lo hace por su cuenta y por la Estados Unidos.

Afrontémoslo. Mientras vemos los disturbios de Antifa y Black Lives Matter, y el increíble abrazo de esta gente por parte de las figuras políticas y corporaciones estadounidenses, cualquier estadounidense en su sano juicio debe preguntarse: «¿Qué diablos está pasando?». Las acciones de estos «manifestantes» solo pueden ser descriptas como demoníacas. Están literalmente quemando Biblias, intentando incendiar edificios gubernamentales con oficiales de policía adentro, mientras bloquean las rutas de escape, atacando brutalmente a civiles inocentes que tratan de proteger a otros bajo ataque, y matando a tiros a los transeúntes, como una joven madre que tuvo la temeridad de decir la cosa más sensata: «Todas las vidas importan». Estos son los comportamientos demoníacos de los individuos. Y hay una razón para ello, como Kengor explica tan hábilmente.

Aunque Kengor es cuidadoso al notar que no encontró evidencia de que Karl Marx era un satánico practicante (aunque otros biógrafos de Marx sugieren que lo era), en la forma de celebrar misas negras o participar en rituales satánicos, él profundiza en la literatura temprana de Marx y revela un hombre cuyos escritos estaban repletos de himnos a Satanás. En un poema llamado «La Doncella Pálida», Marx escribió: «Así el Cielo que he perdido, lo conozco muy bien. Mi alma, una vez fiel a Dios, es elegida para el infierno». En otro poema, «El Jugador», Marx dijo: «Mira la espada, el Príncipe de las Tinieblas me la vendió. Porque él vence al tiempo y da señales. Cada vez más valentía toco la danza de la muerte».

Hay muchos sentimientos similares expresados por Marx en sus escritos. Sus propios familiares y amigos creían que estaba poseído o influenciado por el diablo. Su amigo y colaborador, Friedrich Engels, llamó a Marx un «monstruo de diez mil demonios». Su padre dijo que estaba «gobernado por un demonio», y su hijo Edgar lo llamó «mi querido diablo». Kengor proporciona muchos más ejemplos de este tipo, y señala: «La frecuencia de estas observaciones de y por Marx es realmente bastante vigorosa y demasiado frecuente para negar su importancia».

«El Diablo y Karl Marx: La larga marcha de la muerte, el engaño y la infiltración del comunismo» por Paul Kengor. (Tan Books)

Como Kengor detalla, en esta obra iluminadora, los marxistas, comunistas y socialistas han demostrado una afinidad similar con el diablo desde que Marx dio a luz su filosofía infernal.

Uno podría descartar tales sugerencias, como descripciones hiperbólicas de Marx o cosas dichas en broma de alguien con un temperamento o una personalidad extraña, pero los estudiosos serios de Marx están de acuerdo en que nunca habían encontrado descripciones de otras figuras históricas por sus contemporáneos y asociados cercanos en tan frecuente fraseología demoníaca.

Tal como dicen: la prueba del pudín, está en comerlo, consideren los resultados manifiestos del trabajo de Marx. Como Kengor esboza, la ideología de Marx en sus manifestaciones comunistas y socialistas como sistemas de gobierno, desde que lo conjuró ha llevado a más muerte y sufrimiento humano que cualquier otro sistema político. La estimación más conservadora, contenida en el «Libro Negro del Comunismo» de Harvard, sitúa el número de 100 millones de los que perecieron en manos de los comunistas. Estimaciones más realistas lo ubican en alrededor de 140 millones. Pero como Kengor señala: solo Dios, y tal vez el diablo, conoce la cifra real, ya que incluso esas estimaciones pueden ser bajas.

Un análisis teológico de Marx no es un mero ejercicio académico. Como escribe Kengor: «Demasiada gente separa a Marx, el hombre de los males introducidos por el marxismo. Eso es un grave error. No solo los resultados del marxismo son el resultado de las ideas de Marx y su propia pluma, sino que Marx mismo escribió algunas cosas muy diabólicas. Karl Marx escribió no solo sobre el infierno que es el comunismo, sino sobre el infierno mismo».

Pasamos un tiempo explorando los primeros años de Marx. Su padre convirtió a la familia del judaísmo al protestantismo, y Karl fue bautizado como cristiano a los seis años. Dejó el cristianismo y se convirtió en un ateo estridente en la universidad. ¿Te suena familiar? En un momento de sus estudios, su angustiado padre regañó a Karl por pasar sus noches «dando nacimiento a monstruos» en sus escritos.

Kengor luego explora los vínculos satánicos de prominentes marxistas y las organizaciones comunistas a lo largo de la historia, incluyendo sus constantes esfuerzos por destruir las religiones tradicionales e infiltrarse y socavar la Iglesia, tanto católica como protestante. Eso no es una coincidencia. Es una parte del plan original de Marx de quitar lo divino del hombre para controlarlo.

La revisión de Kengor del marxismo político y cultural y los lazos de los seguidores de Satanás continúa a través de los tiempos modernos, con un enfoque particular en las depravaciones sexuales y de otro tipo, que parecen caracterizar a muchos de los marxistas más prominentes de nuestra cultura.

Mientras nuestro país se enfrenta a los atropellos perpetrados por Antifa y Black Lives Matter, cuyos fundadores se declaran orgullosamente «formados en el marxismo», «El Diablo y Karl Marx» no podría ser más oportuno. Si vamos a tratar con estos destructores de la cultura y la tradición estadounidense, debemos entender qué es lo que los impulsa. Como Kengor describe hábilmente, lo que los impulsa es verdaderamente demoníaco, se den cuenta ellos mismos o no.

William F. Marshall ha sido un analista de inteligencia e investigador en los sectores gubernamentales privados y sin fines de lucro por más de 33 años. Es investigador senior de Judicial Watch, Inc. y colaborador de Townhall, American Thinker y The Federalist. Síguelo en Parler y Twitter en @BillMarshallDC1.


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