La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, dijo el domingo que, además de tener preocupaciones de seguridad sobre partes claves de la ciudad que se relacionan directamente con la inauguración del presidente electo Joe Biden el 20 de enero, también le preocupan las posibles amenazas a los barrios residenciales.
«No solo me preocupan otros centros del estado, también me preocupan otras partes de Washington D.C.», dijo Bowser el domingo en el programa «Meet the Press» de la NBC.
Bowser respondió a una pregunta de Chuck Todd de NBC, quien señaló que gran parte de la capital de la nación se ha convertido en una «fortaleza» en el período previo a la inauguración, y preguntó, «¿le preocupa que estemos tan protegidos en un lugar que vayan a encontrar objetivos más débiles en otras partes de la ciudad?».
La alcaldesa respondió diciendo que una serie de agencias han estado trabajando para asegurar que no solo la inauguración se lleve a cabo de forma segura, sino que se han hecho planes para responder a las posibles amenazas en las zonas residenciales.
«Lo que están mostrando es realmente el enclave federal de Washington D.C., no donde viven los 700,000 de nosotros», dijo Bowser. «Así que nuestro departamento de policía, trabajando con nuestros socios de la fuerzas del orden federales y el Ejército de Estados Unidos, francamente, también tiene un plan para hacer un cambio si tenemos algún ataque en nuestros vecindarios», añadió.
Repitiendo los comentarios que Bowser hizo el viernes de que la gente debería esperar una «nueva normalidad» en respuesta a las preguntas de si las extensas medidas de seguridad alrededor de Washington se revertirían después de la inauguración, la alcaldesa dijo el domingo que habría un realineamiento de las prioridades de seguridad.
«Creo que tenemos que tomar otra postura en nuestra ciudad que está más enfocada al terrorismo interno que al externo de nuestro país y actuar en consecuencia», dijo. «Ahora, no queremos ver vallas. Definitivamente no queremos ver tropas armadas en nuestras calles. Pero tenemos que adoptar una postura diferente», añadió.
El viernes, Bowser dijo: “Creo que todo nuestro país va a tener que lidiar con la forma en que nuestro aparato de inteligencia y el aparato de seguridad en todos los niveles se ocupa de una amenaza muy real y presente para nuestra nación”.
La postura de aumentar la seguridad se produce después de que el Capitolio fue asaltado por una multitud de alborotadores y manifestantes mientras una sesión conjunta del Congreso se reunía el 6 de enero para certificar la victoria de Biden.
Tras el incidente, se han colocado barreras de siete pies de altura alrededor del Capitolio, sus edificios de oficinas y el Tribunal Supremo, mientras que unos 25,000 miembros de la Guardia Nacional se desplegarán en la capital de la nación esta semana.
El Servicio Secreto está a cargo de la seguridad del evento para la inauguración, pero hay una amplia variedad de personal militar y de las fuerzas policiales involucrados, que van desde la Guardia Nacional y el FBI hasta el Departamento de Policía Metropolitana de Washington, la Policía del Capitolio de Estados Unidos y la Policía de Parques de Estados Unidos.
«No podemos permitir que se repita el caos y la actividad ilegal que Estados Unidos y el mundo presenciaron la semana pasada», dijo a los periodistas Matthew Miller, jefe de la oficina del Servicio Secreto en Washington.
Las medidas de seguridad han paralizado casi por completo a Washington, más de una docena de estaciones de metro alrededor del National Mall y el edificio del Capitolio de EE. UU. fueron cerradas en los días previos a la inauguración.
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