Un grupo de defensa de los inmigrantes afirmó que algunos miembros de la caravana de migrantes ahora en Tijuana, México, después de llegar desde América Central, expresaron la intención de irrumpir en masa en la frontera de los EE.UU.
«Ellos tienen esa intención», dijo Sergio Tamai, fundador de Ángeles sin Fronteras, a Telemundo 20 en San Diego, el 22 de noviembre. «Creo que miles podrían hacer ese salto.»
Tamai dijo a periodistas de AFP en marzo, que los aproximadamente 11 millones de inmigrantes ilegales que viven en Estados Unidos son una prueba de que es posible hacer el cruce.
«Son la prueba de que es posible pasar. Cada vez son más los mexicanos que pasan todo el tiempo», dijo Tamai, que dirige un albergue para migrantes en la ciudad fronteriza de Mexicali. Dijo que siempre encontrarán una manera. «El desierto. Las montañas. Traficantes de personas. No puedes quitarte ese deseo de cruzar al otro lado».
La caravana llega a Tijuana
Por lo menos 3000 migrantes llegaron a Tijuana en las últimas dos semanas. El gobierno federal estima que el número de migrantes podría aumentar a 10.000 en las próximas semanas o meses.
Los que ya están en la ciudad han acampado en tiendas de campaña, han dormido en campos de tierra o debajo de gradas, o se están alojando en refugios superpoblados por toda la ciudad mientras esperan a ver cuáles son sus próximos pasos. Pero algunos están cada vez más impacientes y creen que su mejor opción es planear un cruce en masa.
«La mayoría de nosotros, sí queremos estar del otro lado», dijo Jorge Molina, un migrante hondureño a Telemundo. «Algunos quieren saltar el muro, otros ir por otro camino, y otros quieren esperar y ver qué tipo de respuesta reciben.»
Decenas de detenidos
Los agentes fronterizos han arrestado a decenas de migrantes que intentaron cruzar la frontera ilegalmente.
Alrededor de 5800 soldados estadounidenses en servicio activo enviados a la frontera para lidiar con la crisis de los migrantes, comenzaron a irse a casa esta semana. El 19 de noviembre un juez federal prohibió al presidente Donald Trump imponer una prohibición a los solicitantes de asilo que cruzan ilegalmente la frontera de Estados Unidos.
Trump dijo el 22 de noviembre que ordenaría el cierre de la frontera de Estados Unidos con México por un período de tiempo no revelado si su gobierno determina que su aliado del sur ha perdido el «control» de su lado. Lo llamó «una situación realmente mala» y dijo que «si encontramos que es incontrolable», entonces «cerraremos la entrada al país por un período de tiempo hasta que podamos tenerlo bajo control. Toda la frontera».
El presidente también dijo que le ha dado el «OK» a las tropas estadounidenses en la frontera para que usen fuerza letal contra los migrantes, «si es necesario».
Trump dijo a los periodistas: «Espero que no tengan que hacerlo», pero añadió: «No tengo opción» porque «estás tratando con gente dura».
El 20 de noviembre, la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen visitó una playa del Océano Pacífico en San Diego, y examinó de cerca el alambre de púas recién instalado alrededor del muro que atraviesa la arena. Del lado de Tijuana, decenas de espectadores armados con teléfonos celulares miraron a través del muro para tomar fotos de su llegada.
«Este es un muro fronterizo con hilera tras hilera de alambre de concertina», dijo Nielsen. «No se equivoquen, somos muy serios. No entrarán a nuestro país ilegalmente.»
Bajo presión
Muchos migrantes dijeron que no tienen intención de cruzar ilegalmente la frontera, pero que están sintiendo presión después de un brote de protestas contra los migrantes en Tijuana.
Keven Paul Mejía, un exguardia de seguridad de 27 años de la capital hondureña, Tegucigalpa, dijo que había algunos delincuentes, que fuman marihuana y se emborrachan, viajando con el grupo de varios miles.
Pero dijo… la mayoría son como él, con la esperanza de conseguir un trabajo en Estados Unidos.
«Hay más de nosotros que somos buenos que de los malos», dijo Mejía.
Algunos residentes de Tijuana se han resistido a la presencia de la caravana. Durante el fin de semana, unos 500 residentes marcharon a un complejo deportivo al aire libre donde los migrantes estaban acampados y gritaron: «¡Fuera!» y «¡No los queremos aquí!»
Los funcionarios han dicho que arrestaron a 34 miembros de la caravana por posesión de drogas, intoxicación pública, alteración del orden público y resistencia a la policía; los infractores serán deportados a sus países de origen.
El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, ha mencionado que la ciudad no está contenta con los inmigrantes que comenzaron a llegar la semana pasada. Comparó desfavorablemente al grupo centroamericano con unos 3000 haitianos que terminaron quedándose después de que su intento de llegar a Estados Unidos fracasara el año pasado.
«Los haitianos llegaron con sus papeles, con una visión clara», dijo Gastélum en una entrevista publicada en la página de Facebook de la ciudad. Vinieron «de manera ordenada, nunca nos pidieron comida o refugio», alquilaron apartamentos y prepararon su propia comida. Dijo que los haitianos encontraron trabajo, «se insertaron en la economía de la ciudad», y que no habían estado involucrados en ningún disturbio.
En contraste, dijo Gastélum, la caravana de centroamericanos «llegó de repente, con mucha gente –no todos […] pero muchos– eran agresivos y arrogantes».
El concejal de Tijuana, Manuel Monárrez, dijo que un aluvión masivo en la frontera tensionaría aún más las relaciones económicas con Estados Unidos.
«Una estampida humana sería una provocación inmediata a Estados Unidos», dijo Monárrez a Telemundo. «Y justificaría a Donald Trump para impactar la dinámica binacional de la economía.»
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