¿Cuál es la motivación detrás de la fuerte inversión china en inteligencia artificial (IA)?
Puede sonar como una pregunta capciosa, pero teniendo en cuenta cómo el liderazgo chino hace uso de la tecnología, incluida la IA, para reprimir a su propio pueblo en un grado extremo, es una pregunta legítima. ¿Es realmente el mayor temor de China una alerta de «falso negativo», el fracaso en la detección de un ataque «caído desde el cielo» por parte de Estados Unidos?
Considerando las formidables capacidades de misiles balísticos intercontinentales nucleares de China, así como otros aspectos de su poder militar, ese temor simplemente no tiene sentido.
En vista de estas realidades, ¿en qué consiste el largo juego de China con la IA?
Gran ruptura de China con el pasado
Ya sea que se trate de políticas económicas, desarrollo de infraestructura o doctrina militar, el liderazgo de China siempre ha participado en la planificación a largo plazo. En el ámbito económico, el país está haciendo un gran esfuerzo para romper con su papel de proporcionar mano de obra de bajo costo al mundo, transformándose en un líder mundial en tecnología. Eso es algo muy importante.
Pero ejecutar estos planes no es fácil, y las cosas no van exactamente como se esperaba. Por ejemplo, los costos de producción y de mano de obra no son tan bajos como antes. Esto hace que los costos de fabricación de China sean superiores a los de competidores como Corea del Sur. Además, la eficiencia de valor añadido de China sigue estando muy por debajo de los estándares globales, al igual que su alta tasa de consumo de recursos. China también desperdicia enormes cantidades de materias primas en sus procesos de producción que aún no ha gestionado con éxito.
Dicho esto, los líderes chinos saben que por muy grande que sea su economía, no pueden ser una superpotencia sin su propia base tecnológica. Esa es la idea detrás del plan de 10 años «Made in China 2025» del gigante comunista, que fue lanzado en 2015.
Las cifras varían en cuanto a sus costos proyectados, pero algunas estimaciones indican que China terminará gastando alrededor de 300.000 millones de dólares. Los objetivos son claros: la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh) quiere transformar la base manufacturera de China, pasando de construir productos de alta tecnología de otros países a construir su propio sector de la industria tecnológica. Planean eliminar toda dependencia de tecnología extranjera. Considerando todas las cosas, están en camino.
¿Es hora de preocuparse? Sí, lo es.
La meta de China no es solo ser competitiva en todo el mundo, más bien ya alcanzó ese objetivo. Tampoco se trata de hacer artefactos geniales. El PCCh aspira a la dominación global, buscando nada menos que la hegemonía global, lo que incluye dejar fuera del negocio a países como Alemania, Japón e incluso los Estados Unidos. Estas áreas tecnológicas incluyen robótica, vehículos autónomos y eléctricos, biotecnología, aviación e IA.
Todas estas tecnologías van a ser importantes, por supuesto, pero la IA tendrá un rol especial en el dominio global planeado por China en un futuro no muy lejano. Claro, en el reciente Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el liderazgo del PCCh recalcó que quiere hacer crecer la economía china de una manera que sea «complementaria» al orden mundial existente. Algo difícil de creer.
Seamos claros: la carrera para dominar la IA es, de hecho, una carrera armamentista. La negación china sería risible si no fuera tan amenazante. Como señaló el líder ruso Vladimir Putin en 2017, «el futuro pertenece a la inteligencia artificial» y quien la domine primero, gobernará el mundo.
Aplicaciones ilimitadas de la IA
En realidad, este es precisamente el caso. Las aplicaciones de la IA en el sector militar y de defensa son prácticamente ilimitadas, desde máquinas de guerra autónomas del tipo «Terminator» hasta ordenadores autodeterminados que podrían decidir lanzar un ataque nuclear sin supervisión humana. Pero estas desagradables aplicaciones militares son solo el principio.
Las aplicaciones de la IA en otras y todas las áreas de la vida son prácticamente infinitas. Para tener una idea de cómo la IA impactará en nuestro mundo, piense en cómo el internet en los objetos ha cambiado la forma en que cada dispositivo electrónico está conectado digitalmente y puede ser controlado remotamente vía internet. Literalmente no hay techo para la IA.
¿La desventaja? Este nuevo nivel de sofisticación ofrece niveles de vigilancia sin precedentes en poblaciones enteras. En resumen, la IA ofrece a las autoridades la tentación del control totalitario sobre su pueblo como nunca antes. Como cualquier tecnología nueva, lo que importa es cómo se usa.
Por supuesto, China conoce las posibles aplicaciones totalitarias de la IA tan bien como cualquiera. Emplea aspectos de la IA y otras tecnologías en su sistema de «Crédito Social». Su aplicación de la IA y otras tecnologías «inteligentes» permiten a las autoridades chinas controlar los datos personales de los ciudadanos, su historial de comportamiento, sus preferencias personales y sus hábitos, desde rasgos personales como el consumo de alcohol y las condiciones médicas, hasta el número de multas de aparcamiento no pagadas que puedan tener y, por supuesto, las opiniones contrarrevolucionarias que puedan haber expresado.
Todos estos datos se utilizan para recompensar o castigar a las personas sin previo aviso. Es posible que de repente alguien descubra que su cuenta bancaria fue congelada, que su boleto de avión al extranjero fue cancelado o, lo que es mucho peor, que de repente lo recogen y lo llevan a un centro de detención en algún lugar, todo debido a su insuficiente crédito social. Este crédito social está determinado por algún algoritmo a pedido y controlado por el régimen del PCCh.
Estos abusos son solo algunos de los muchos que los dirigentes chinos imponen hoy a su propio pueblo. Imagínese cómo los extranjeros serían tratados por sus amos chinos.
Advertencia para el mundo
Expresar preocupaciones sobre las capacidades e intenciones potenciales de China no es alarmista, ni siquiera anti-china. Es simplemente un reconocimiento de los hechos y un reconocimiento de la historia, el temperamento y los objetivos declarados del brutal régimen actual de China. George Soros, difícilmente conservador, está de acuerdo.
Como potencia económica y militar mundial de primer orden, si China domina la IA en sus aplicaciones militares y logra una posición de superioridad sobre Occidente -y en particular sobre Estados Unidos- amenazaría todo el sistema mundial de comercio, finanzas y libertad. La era clásica del comercio liberal en el mundo probablemente dejaría de existir.
James Gorrie es un escritor radicado en Texas. Es el autor de «La crisis de China».
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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