La administración Biden condenó el domingo a los manifestantes brasileños que rompieron los bloqueos de seguridad e irrumpieron en el Congreso nacional, el palacio presidencial y el Tribunal Supremo del país.
“Usar la violencia para atacar las instituciones democráticas siempre es inaceptable. Nos unimos al [presidente Luiz Inacio Lula Silva] para instar al cese inmediato de estas acciones”, escribió el domingo el secretario de Estado, Antony Blinken, en Twitter.
El asesor de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que el presidente Joe Biden, quien visitó la frontera entre Estados Unidos y México el domingo, “está siguiendo de cerca la situación y nuestro apoyo a las instituciones democráticas de Brasil es inquebrantable… La democracia de Brasil no será sacudida por la violencia”.
Vídeos y fotos de la situación en Brasilia, la capital del país, mostraban a manifestantes en el interior del palacio presidencial y destruyendo mobiliario en el Congreso y el Tribunal Supremo. Algunas imágenes mostraban a los manifestantes en la parte superior del Congreso nacional. La prensa indicó que Lula, que tomó posesión de su cargo el 1 de enero, no se encontraba allí, mientras que era probable que pocos funcionarios estuvieran trabajando en el Congreso y el Tribunal Supremo de Brasil en domingo.
Aproximadamente a las 17:30 hora local, menos de tres horas después de la irrupción, las fuerzas de seguridad parecían estar recuperando el control del palacio presidencial y los alrededores del Tribunal Suprema, mientras que miles de manifestantes permanecían alrededor del Congreso y en su techo.
El expresidente Jair Bolsonaro, que viajó a Estados Unidos antes de la investidura de Lula, no ha hecho comentarios sobre los acontecimientos del domingo. Los canales de medios sociales de sus tres hijos legisladores también permanecieron en silencio.
El gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha, confirmó en Twitter que había despedido al jefe de seguridad pública de la capital, Anderson Torres.
Los partidarios de Bolsonaro han estado protestando contra la victoria electoral de Lula desde el 30 de octubre, bloqueando carreteras y reuniéndose frente a edificios militares, buscando la intervención de las fuerzas armadas. Muchos de ellos alegaban que los resultados electorales fueron fraudulentos o poco confiables.
Los videos en las redes sociales mostraron una presencia limitada de la policía militar de la capital; uno mostraba a los oficiales esperando mientras la gente inundaba el Congreso, y uno usaba su teléfono para grabar imágenes. La Secretaría de Seguridad de la capital no emitió de inmediato un comentario público sobre la relativa ausencia de la policía.
Además de la Casa Blanca, otros líderes mundiales condenaron de manera similar las protestas y la irrupción a los tres edificios gubernamentales.
Reprobable y antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos. Lula no está solo, cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del continente americano y del mundo”, dijo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
«El gobierno del Perú condena enérgicamente el asalto a las sedes del Congreso, Presidencia y Tribunal Supremo en Brasilia, y cualquier intento de desconocer la legitimidad de las elecciones de octubre 2022. Nuestra solidaridad con el Presidente Lula y la democracia brasileña”, dijo este domingo la Cancillería peruana.
“Rechazamos las acciones violentas de las últimas horas, en contra de las instituciones democráticas de la República Federativa del Brasil y reiteramos el apoyo al hermano pueblo del Brasil y a su Presidente Lula Da Silva, democráticamente electo en las urnas”, dijo la Cancillería boliviana.
Con información de The Associated Press.
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