La Comisión Europea acaba de autorizar otras dos especies de insectos para el consumo humano en la región, incluso después de reconocer la preocupación que suscitan los bichos que provocan alergias, mientras el Foro Económico Mundial (FEM) promueve ampliamente los insectos como fuente de proteínas para las personas.
«La Comisión ha autorizado la comercialización de un cuarto insecto, el Alphitobius diaperionus (gusano de la harina menor), como alimento. El término ‘gusano de la harina menor’ se refiere a la forma larvaria del Alphitobius diaperinus, una especie de insecto que pertenece a la familia de los Tenebrionidae (escarabajos oscuros)», dice la página web de autorización de la CE.
La Comisión Europea también autorizó el polvo obtenido de grillos domésticos al que se le ha quitado parcialmente la grasa como «nuevo alimento». La Unión Europea define los nuevos alimentos como aquellos que no han sido consumidos en un grado significativo por los seres humanos en la región antes del 15 de mayo de 1997.
«El nuevo alimento consiste en las formas congelada, en pasta, desecada y en polvo del grillo doméstico. Se pretende comercializarlo como ingrediente alimentario en una serie de productos alimenticios para la población en general».
La FEM ha venido impulsando la adopción de los insectos como alimento para el ser humano, argumentando que deberían utilizarse como sustituto de las proteínas animales por su baja huella ecológica y su supuesta capacidad para reducir el cambio climático.
Preocupación por las alergias y aversión al consumo de insectos
Sin embargo, los alimentos a base de insectos podrían crear reacciones alérgicas en determinadas personas, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). Se calcula que las alergias alimentarias afectan aproximadamente a entre el 2 y el 4 por ciento de la población humana adulta, y a entre el 8 y el 9 por ciento de los niños.
«La EFSA llegó a la conclusión de que el consumo de las proteínas de insecto evaluadas puede potencialmente provocar reacciones alérgicas. Esto puede ocurrir especialmente en sujetos con alergias preexistentes a crustáceos, ácaros del polvo y, en algunos casos, moluscos. Además, los alérgenos de los piensos (por ejemplo, el gluten) pueden acabar en el insecto que se consume», declaró la Comisión Europea.
La EFSA realizó «evaluaciones científicas rigurosas» de los productos de dos solicitantes: Ynsect, con sede en Francia, que solicitó un producto a base de gusanos de la harina menores, y Cricket One, con sede en Vietnam, que solicitó polvo parcialmente desgrasado obtenido de grillos domésticos. La agencia concluyó que los dos productos son seguros para el consumo humano «en los usos y niveles de uso propuestos por el solicitante».
Conseguir que la gente coma insectos puede resultar todo un reto.
Según un informe de la Agencia Alemana de Medio Ambiente (pdf), el 45.7% de los encuestados citó el «asco» como la principal razón por la que no están dispuestos a comer insectos. Le sigue la preocupación por la higiene, con un 14.9%.
«La disposición a consumir insectos como sustituto de la carne es muy baja. Aparte del hecho de que el género no desempeña un papel importante —los hombres parecen estar más abiertos al consumo de insectos— no se ha podido identificar ningún otro factor sociodemográfico que influya en la aceptación de los insectos como alimento», dice en el informe.
La agenda global del Foro Económico Mundial
En un artículo publicado en febrero de 2022, el FEM promovía el consumo de insectos para reducir el cambio climático, argumentando que los insectos pueden ofrecer más proteínas por cada 100 gramos en comparación con la carne.
Citaba un estudio que mostraba que mientras la carne aporta entre 16.8 y 20.6 gramos de proteína por cada 100 gramos, esta cifra se situaba entre 9.7 y 35.2 gramos de proteína cuando se trataba de insectos.
«Por supuesto, no todas las proteínas de los insectos son iguales. Por ejemplo, los grillos, ciertas especies de hormigas y los gusanos de la harina son estrellas conocidas en el mundo del consumo de insectos por su alta densidad de proteínas y calorías», dice el artículo del FEM.
El artículo añade que los insectos requieren menos cuidados y mantenimiento que el ganado. También afirma que el mundo se está quedando sin proteínas, al mismo tiempo que apunta al rápido crecimiento de la población humana, que se calcula alcanzará casi los 10,000 millones en 2050.
Los beneficios de utilizar insectos como fuente de alimento «deben sopesarse con todos los posibles retos», señala un informe de 2021 (pdf) de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. En él se afirma que el consumo de insectos puede conllevar una serie de peligros para la seguridad alimentaria que deben tenerse en cuenta a la hora de considerarlos como fuente de alimento.
Esto incluye «agentes biológicos (bacterianos, víricos, fúngicos, parasitarios), así como contaminantes químicos (pesticidas, metales tóxicos, retardantes de llama)», según el informe.
Las advertencias del FEM para abandonar el consumo de carne se han encontrado con una dura oposición entre muchos en Estados Unidos.
«Los globalistas vuelven a las andadas», escribió el representante Mike Flood (R-Neb.) en un tuit el 19 de enero. «Impulsando sus planes para cambiar el mundo hacia una dieta vegana mientras sueñan con acabar con la producción de carne».
«Si el FEM quiere aprender cómo alimentar a más personas de manera más eficiente, deberían visitar Nebraska, donde sucede, para que las personas que hacen el trabajo puedan mostrarles cómo se hace».
Con información de Liam Cosgrove.
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