La economía estadounidense se expandió un 2,9 % en 2018, el mayor ritmo desde 2015, aunque mostró señales de desaceleración en el final del año, informó este jueves el Departamento de Comercio.
En el último trimestre del año pasado, el ritmo de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de EE.UU. fue del 2,6 %, por encima de las previsiones de los analistas, que habían estimado una expansión del 1,9 %.
El gasto de los consumidores, que en EE.UU. supone casi dos tercios de la actividad económica, aumentó un 2,8 %, por encima de las estimaciones, pero por debajo del 3,5 % registrado en el trimestre anterior.
Frente a esto, el sector exterior continuó siendo un freno a la economía, con un déficit comercial en ampliación en el último trimestre del año, con las importaciones al alza un 2,7 % y las exportaciones con un incremento menor, del 1,6 %.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha hecho del proteccionismo comercial una de sus prioridades económicas, y ha renegociado el tratado de libre comercio con Canadá y México, que estaba en vigor desde 1994, aunque aún debe aprobarlo el Congreso.
Asimismo, EE.UU. se encuentra inmerso en una compleja batalla comercial con China, después de Trump anunciara la imposición de aranceles a centenares de productos chinos y amenazara con subidas adicionales si no hay «cambios estructurales» en las relaciones comerciales entre los dos países.
El Gobierno estadounidense celebró el dato del PIB como uno de los principales logros del mandatario.
«El presidente Donald Trump ha desatado un crecimiento a un ritmo que los expertos pensaban que no era posible, acercándose al 3 % de crecimiento del PIB real en 2018. Una agenda de EE.UU. que prioriza los empleos, trabajadores y empresas estadounidenses en lugar de una excesiva regulación y acuerdos comerciales injustos, lo que ha revitalizado la economía», subrayó Wilbur Ross, secretario de Comercio.
Pese al robusto dato del último trimestre del año, el indicador muestra una progresiva ralentización tras el ritmo anual de crecimiento del 4,2 % registrado en el segundo trimestre y del 3,4 % en el tercero.
La cifra de 2018 remarca la solidez de la economía estadounidense, impulsada por el agresivo estímulo fiscal dado por Trump a través de notables recortes para las empresas y, en menor medida, para los trabajadores.
«No es un mal registro, el crecimiento tenía que moderarse a medida que el empujón de los recortes fiscales se diluyen, aunque la transición se ha suavizado algo debido a la caída en los precios de la gasolina», indicó Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics, en una nota a sus clientes.
Trump ha prometido mantener las tasas de crecimiento anuales superiores al 3 % de manera sostenida.
De cara a 2019, sin embargo, las perspectivas apuntan a una ralentización de la economía, que se espera en torno a un 2,3 % a medida que los efectos del estímulo fiscal comienzan a diluirse, según las proyecciones de la Reserva Federal (Fed).
La propia Fed ha pulsado el botón de pausa en su planeado ritmo de subida de tipos de interés, actualmente entre el 2,25 % y el 2,5 %, ante el aumento de la incertidumbre en las perspectivas globales y la volatilidad financiera.
En 2017, la primera economía mundial registró una expansión del 2,2 %.
El dato del PIB de EE.UU. se divulgó con retraso debido al cierre parcial de la Administración federal que se prolongó durante más de un mes durante parte de diciembre y enero pasados.
Los mercados financieros recibieron con moderado optimismo el dato del PIB y el Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, avanzaba un 0,14 % poco después de la apertura de la jornada.
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