La elevada inflación persiste en Argentina, con un índice de precios al consumidor que en mayo último aceleró su marcha a un ritmo del 114.2 % interanual, socavando los bolsillos de los argentinos en pleno año electoral.
Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos, los precios al consumidor experimentaron en mayo un alza del 114.2 % en comparación con igual mes de 2022, 5.4 puntos porcentuales por delante de la tasa interanual de abril último.
En comparación con abril pasado, la inflación avanzó 7.8 %, evidenciando una leve aceleración respecto a la tasa del 8.4 % del mes anterior, una moderación que los expertos ligan a una ralentización en la inflación de alimentos y bebidas al 5.8 %, frente al salto del 10.1 % de abril.
«A pesar de esta desaceleración, seguimos viendo un piso de inflación muy alto que demuestra la inconsistencia monetaria en la que se encuentra la economía argentina», apuntó Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso.
La nueva escalada en los precios que se dio en el quinto mes del año obedece, por un lado, a fuertes aumentos en las tarifas de servicios públicos y de salud, y, por otro lado, al impacto de la fuerte subida en las cotizaciones paralelas del dólar estadounidense que se dio en abril y que se terminó trasladando en mayo a los precios de bienes y servicios.
Fuerte inercia
Más allá de estos factores que incidieron sobre los precios en mayo, Argentina vive un proceso de inercia inflacionaria, con tasas mensuales no menores al 5 % desde diciembre último e índices interanuales superiores a los tres dígitos desde febrero pasado.
«Con el correr de los meses, aumenta la inercia inflacionaria. La inercia se introduce en los contratos de todo tipo, formales e informales, como alquileres, salarios y servicios privados que toman el índice de precios al consumidor como referencia», observó en un informe el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas.
Según la entidad, la intensidad de esta inercia «limita las posibilidades de soluciones gradualistas» al problema inflacionario, uno de los mayores desequilibrios macroeconómicos de Argentina y que representa un desafío mayúsculo para el gobierno que asuma el poder en diciembre próximo.
A las urnas con inflación
De acuerdo a la última edición del Monitor de Humor Social y Político que elabora mensualmente las consultoras D’Alessio IROL y Berensztein, la evaluación de la situación económica se mantiene en niveles críticos y la inflación permanece como la principal preocupación entre los argentinos, relegando a un segundo lugar la inseguridad por hechos de delincuencia.
Con este «humor» irán los argentinos a las urnas en agosto próximo para las elecciones primarias y en octubre para los comicios generales, sin que para entonces los expertos prevean una desaceleración contundente en la carrera que llevan los precios.
«No hay fundamentos ni monetarios ni fiscales para pensar que la inflación se desacelerará. El déficit fiscal del primer cuatrimestre fue mayor al de 2022 y 2021, lo que presiona a que siga la emisión monetaria y el endeudamiento del Banco Central», observó Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
Los más recientes pronósticos privados que recaba mensualmente el Banco Central apuntan a que la inflación será este año del 148.9 %, desde un alza del 94.8 % en 2022.
De momento, los posibles aspirantes a la Presidencia apenas hablan de «planes de estabilización», sin profundizar en detalles sobre cómo harían para dominar uno de los peores problemas económicos del país y centrándose más bien en las opciones de política monetaria y cambiaria, que van desde una eliminación gradual de las restricciones cambiaria hasta una radical adopción del dólar como moneda.
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