La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos anunció el 31 de marzo que no regulará la presencia de la sustancia química llamada perclorato en el agua potable.
El perclorato se utiliza ampliamente en el combustible para cohetes y municiones, en los fertilizantes, y también es un componente de los fuegos artificiales y de los propulsores de las bolsas de aire de los vehículos, entre otras cosas.
Aunque puede aparecer de forma natural, se han encontrado altas concentraciones en al menos 26 estados, normalmente cerca de bases militares y contratistas de defensa en el oeste de EE. UU., sobre todo alrededor de Las Vegas y en el sur de California.
La exposición humana a altos niveles de esta sustancia química se ha relacionado con una deficiencia de yoduro en la tiroides y con daños cerebrales en el feto. Un estudio de 2014 muestra que los bebés nacidos de madres con altos niveles de perclorato durante su primer trimestre son más propensos a tener un menor coeficiente intelectual más adelante.
La Administración Trump en 2020 decidió no regular el perclorato después de determinar que no aparecía en el agua potable «con una frecuencia y en niveles de preocupación para la salud pública» y que la regulación no presentaría una «oportunidad significativa para la reducción del riesgo para la salud de las personas atendidas por los sistemas públicos de agua».
Cuando asumió el cargo por primera vez, el presidente Joe Biden anunció que su administración estaba lanzando una revisión de la decisión de la era Trump de no regular el perclorato.
Pero la EPA dijo el jueves que había concluido que la «decisión de 2020 está respaldada por la mejor ciencia disponible revisada por expertos» y, por lo tanto, no buscaría la regulación del agua potable en este momento.
Sin embargo, «continuará considerando la nueva información sobre los efectos en la salud y la presencia del perclorato» y considerará si el perclorato debe añadirse a futuras listas de candidatos a contaminantes para una posible regulación en el futuro.
«Mayores posibilidades»
Activistas y grupos ecologistas han pedido a los funcionarios que regulen el perclorato debido a las preocupaciones de salud.
En 2019, la Academia Americana de Pediatría instó (pdf) a la EPA a establecer el objetivo de nivel máximo de contaminantes «más fuerte posible» basado en la salud pública para el producto químico, «debido a los daños bien establecidos de la ingestión de perclorato para los niños».
«Cuando beben agua o comen alimentos contaminados por perclorato, los niños reciben dosis relativas más altas que los adultos debido a su menor peso corporal«, escribió la organización.
«Cuando los fetos están expuestos durante el embarazo, el perclorato pone en peligro el desarrollo del niño. Los niños que nacen incluso con deficiencias leves y subclínicas en la función tiroidea pueden tener un coeficiente intelectual más bajo, mayores probabilidades de que se les diagnostique un trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) y dificultades visuoespaciales», escribió la organización.
Tras el anuncio del miércoles, Erik D. Olson, director estratégico senior de salud en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés), un grupo internacional de defensa del medio ambiente sin fines de lucro, dijo que la decisión de la EPA de no proteger el agua potable de la contaminación generalizada por perclorato era «anticientífica, ilegal y desmedida».
«La EPA de Trump decidió no hacerle nada al perclorato; fue una mala decisión entonces, y es una mala decisión ahora. El agua del grifo en todo Estados Unidos seguirá contaminada por esta sustancia química tóxica, que amenaza el desarrollo del cerebro de los bebés en el útero, los bebés y los niños pequeños en niveles extremadamente bajos», dijo Olson.
Aunque la EPA dijo que no iba a regular el perclorato en el agua potable en este momento, está «llevando a cabo múltiples acciones integradas para hacer frente al perclorato en las aguas de la nación» y está tomando una serie de otras medidas, como la limpieza de los sitios contaminados con perclorato y la protección de las fuentes de agua potable de la contaminación futura.
La EPA también señaló que su decisión no afecta a ninguna norma estatal sobre la sustancia química, ya que algunos estados han establecido sus propios límites de perclorato en el agua potable.
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