Los inversores han aumentado considerablemente sus expectativas de que la Reserva Federal lleve a cabo el miércoles la mayor subida de tasas de interés en 28 años, en medio de una inflación al rojo vivo y una turbulenta liquidación en los mercados mundiales.
Solo la semana pasada, los mercados daban una probabilidad del 8.2% a que la Fed subiera la tasa de interés de referencia de los fondos federales en tres cuartos de punto porcentual en su reunión de junio, y el 91,8% preveía un aumento de medio punto porcentual, según la herramienta Fed Watch de CME Group.
Pero el panorama de las expectativas sobre la magnitud de la medida adoptada por la Reserva Federal ha cambiado drásticamente, estimulada por una agresiva venta de activos de riesgo y una fuerte subida de los rendimientos de los bonos tras los datos de la semana pasada sobre la inflación de los precios al consumo, que mostraron una aceleración de las presiones inflacionistas.
Las apuestas de los inversores, reflejadas en la herramienta Fed Watch, muestran ahora una probabilidad nula de que se produzca una subida de 50 puntos básicos y una enorme probabilidad del 95.6% de que se produzca una subida de 75 puntos básicos cuando el presidente de la Fed, Jerome Powell, anuncie la decisión sobre las tasas del banco central más tarde el miércoles.
Una subida de tasas de 0.75 puntos porcentuales sería el mayor incremento desde 1994 y situaría la tasa objetivo entre el 1.50% y el 1.75%.
«La Reserva Federal suele ofrecer lo que se descuenta, lo que hace probable una subida de 75 [puntos básicos] hoy», dijeron los analistas de ING en una nota.
Es más, un número creciente de inversores espera una subida aún más pronunciada, de 100 puntos básicos, el miércoles, y los contratos de futuros atribuyen una probabilidad del 4.4% a una subida de un punto porcentual completo, en el momento de redactar este artículo.
La caída del mercado, que ha dejado maltrechos a los valores de renta variable y a otros activos de riesgo, cobró fuerza el martes, cuando los precios de producción aumentaron, lo que aumentó la preocupación de que la subida de los precios al consumo se mantenga a toda velocidad durante más tiempo, ya que los costes de los insumos tienden a trasladarse a los hogares.
El lunes, el índice de referencia S&P 500 entró en un mercado bajista —definido como una caída de más del 20% desde un máximo reciente— y el miércoles por la mañana seguía bajando alrededor del 22% desde el máximo histórico alcanzado en enero.
En el mercado del Tesoro, el martes, los rendimientos de los bonos estadounidenses a dos años, muy sensibles a las expectativas de las tasas, se dispararon a 3439%, el más alto en 15 años. También el martes, la curva de rendimiento entre los pagarés a dos años y a 10 años se invirtió brevemente, lo que es considerado por los inversores como una bandera roja que sugiere una recesión inminente.
Los analistas de ING predicen que las tasas del Tesoro seguirán subiendo, aunque dicen que «descartar una recesión es todavía prematuro».
«Es mejor, por ahora, descartar una economía alborotada, con demasiada inflación y un mercado laboral todavía demasiado ajustado», afirman, y añaden que «todavía no parece que las tasas de mercado hayan alcanzado su punto máximo» para los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
Oliver Allen, economista de mercados de Capital Economists, repitió esta opinión en una nota reciente, diciendo que debido a que las presiones inflacionarias en Estados Unidos «muestran pocas señales de disminuir, dudamos que la Fed quite el pie del freno en cualquier momento».
«Por lo tanto, sospechamos que aún se avecina más dolor para los mercados de activos de Estados Unidos, con los rendimientos del Tesoro aumentando aún más y el mercado bursátil permaneciendo bajo presión», escribió.
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