Análisis de noticias
La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, siglas en inglés) de China debía aumentar el PIB de los países participantes. Sin embargo, en muchos países ha aumentado la deuda con China, la contaminación y el déficit comercial con este país, mientras que el crecimiento del PIB, asociado a la BRI, ha sido esquivo.
Una ruta de la seda hacia la deuda
En 2013, el líder chino Xi Jinping declaró que iniciaba la BRI para la prosperidad mutua y para ayudar a los países en desarrollo a mejorar su condición económica. Sin embargo, la mayor parte del dinero que estos países recibieron de China fue en forma de deuda, en lugar de donaciones. La proporción de la BRI ha sido de una donación por cada 31 préstamos.
Entre 2000 y 2017, China financió al menos 13,427 proyectos, por un total de 843,000 millones de dólares, a través de más de 300 entidades estatales en 165 países. Desde que comenzó la BRI, en 2013, China ha financiado un promedio de 50,000 a 100,000 millones de dólares al año. Los préstamos son en su mayoría en dólares y mucho más costosos que los fondos de las naciones e instituciones donantes occidentales.
La deuda con China es especialmente problemática para los países en desarrollo porque, a diferencia de la deuda interna, la deuda externa debe ser pagada a través de las exportaciones. En consecuencia, hay límites definidos en cuanto a la cantidad de deuda que los países pobres pueden soportar. Además, la ralentización general de la economía mundial ha reducido la cantidad de deuda que se considera sostenible. Los mayores prestatarios son las naciones africanas que ahora se encuentran en dificultades de endeudamiento o en alto riesgo de dificultades.
El laboratorio de investigación AidData del Instituto de Investigación Global de William & Mary determinó que 42 países de ingresos bajos y medios tienen ahora una deuda con China superior al 10% del PIB. Para algunos países, la deuda es aún más extrema. Por ejemplo, Laos debe más del 30% de su PIB a China.
La presión del servicio de la deuda
Muchos países a lo largo de la BRI han aumentado su deuda con China. Algunos ejemplos extremos son los siguientes: La deuda de la República del Congo con China pasó del 13.62% del ingreso nacional bruto (INB) en 2014 al 38.92% en 2019; la de Yibuti del 7.71% al 34.64%; y la de Angola del 5.87% al 18.95%, según un informe del Green Finance & Development Center (GFDC).
A finales de 2019, los países de la BRI con mayor deuda con China eran Pakistán, con 20,000 millones de dólares, Angola, con 15,000 millones, Kenia, con 7500 millones, Etiopía, con 6500 millones, y Laos, con 5000 millones, informó el GFDC.
Entre 2021 y 2024, cuando los pagos de los préstamos entren en vigor, muchas naciones se verán tan abrumadas por los pagos del servicio de la deuda que no podrán continuar con más inversiones. Entre los más afectados estarán Tonga, Yibuti, Camboya, Angola, República del Congo, Comoras y Maldivas, según el GFDC.
Como consecuencia de la falta de transparencia en los préstamos de la BRI, se estima que los totales de la deuda oficial son mucho más bajos que el total real. Los préstamos de los proyectos de la BRI no solo proceden del gobierno chino, sino de agencias controladas por el gobierno, empresas estatales y compañías privadas. El sistema es tan confuso que ni siquiera los reguladores chinos saben cuánto se ha prestado.
En décadas anteriores, los préstamos chinos se dirigían a los gobiernos extranjeros. Sin embargo, en el caso de la BRI, AidData descubrió que «el 70% de los préstamos chinos en el extranjero se dirigen ahora a empresas estatales, bancos estatales, vehículos con fines especiales, empresas conjuntas e instituciones del sector privado«.
Debido a la naturaleza opaca de los préstamos chinos, hay 385,000 millones de dólares de deuda oculta, que no aparece en el balance del país.
Estos préstamos fuera de balance son el resultado de las estructuras tipo espagueti de los acuerdos de préstamo de la BRI. Se crean a menudo los vehículos con fines especiales, un tipo de empresa ficticia, con el único propósito de pedir dinero prestado, para mantenerlo fuera del balance de la empresa matriz o de la entidad gubernamental.
China adquiere grandes cantidades de capital en países que no pueden pagar sus deudas. Un proyecto de la BRI en Laos es un excelente ejemplo de la confusa estructura de la deuda y el capital. Tres empresas estatales chinas tomaron una participación mayoritaria en una empresa conjunta de Laos, que debe a China 3600 millones de dólares. En el balance, esto aparecerá como una deuda de una empresa china.
Proyectos contaminantes
A lo largo de toda la BRI, el 35% de los proyectos están plagados de corrupción, prácticas laborales injustas, contaminación ambiental y protestas. Los proyectos estancados y abandonados no generan las ganancias prometidas del PIB para el país anfitrión. Las industrias nacionales no se benefician de la construcción de los proyectos. Solo el 7.6 por ciento de los proyectos se adjudican a empresas locales, mientras que el 89 por ciento son realizados por empresas chinas. El empleo no recibe ningún impulso. Los puestos de trabajo prometidos a menudo no se materializan, mientras que incluso la mano de obra se trae de China.
Los investigadores medioambientales han determinado que China también se beneficia al exportar sus emisiones de carbono a los países de la BRI. Los países anfitriones están utilizando su presupuesto de carbono en los proyectos de la BRI, lo que enriquece a China y aumenta la deuda de los países anfitriones.
Mientras China reduce la contaminación, instalando energía verde y solar en su país, está exportando contaminación a otros países. Por ejemplo, China exportó una central eléctrica de carbón a Camboya. Las emisiones globales netas seguirán siendo las mismas, pero la carga de las emisiones de esta planta se ha trasladado de China a Camboya.
China ha invertido en 240 centrales eléctricas de carbón a lo largo de la BRI entre 2001 y 2016. De las 50 centrales eléctricas de carbón financiadas por China, el 58% utilizó tecnología de carbón inferior al umbral crítico, altamente contaminante y de baja eficiencia, según Kelly Sims Gallagher, profesora de política energética y medioambiental de la Universidad de Tufts.
Un 75% de los proyectos de la BRI implican más combustión de combustibles fósiles, mientras que China está aumentando los productos de energía limpia en su país. Incluso los ferrocarriles de alta velocidad que se venden a otros países tienen emisiones más altas que los que se utilizan en China.
¿Por qué unirse a la BRI?
Los países aceptan entrar en los acuerdos de la BRI porque no pueden pedir préstamos en otros lugares y porque creen que los aumentos del PIB generados por los proyectos realizados compensarán los costes de la deuda. En realidad, este crecimiento del PIB a menudo no se produce. Un ejemplo sería Pakistán. Según los modelos de crecimiento utilizados en la BRI, se esperaba que Pakistán tuviera un aumento del PIB del 5.18%. El Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) comenzó en 2015, pero desde 2018, el PIB de Pakistán ha estado en constante descenso, alcanzando un mínimo no visto en muchos años.
En 2019, el Banco Mundial intentó cuantificar los ganadores y los perdedores de la BRI. A la hora de tomar su decisión de unirse o no, los países utilizaron diferentes modelos para calcular los costes y beneficios previstos. Sin embargo, el Banco Mundial intentó crear un modelo unificado, basado en la información geográfica, los costes de transporte y el coste de construcción de nuevos proyectos de infraestructura.
El Banco Mundial determinó que los países de la BRI experimentarían un aumento del PIB de hasta el 3.4%. Pero, como las ganancias comerciales no eran necesariamente iguales a las inversiones de los proyectos, algunos países verían un efecto de bienestar negativo. Todos los países tendrían que devolver sus préstamos a China. Y mientras muchos países salen perdiendo, China sigue beneficiándose. El superávit comercial de China con los países de la BRI alcanzó los 199,200 millones de dólares en 2020, lo que representa el 40.4% del superávit comercial total de China.
Lejos de ser un esfuerzo benévolo, AidData determinó que, a través de la BRI, Beijing busca lograr tres objetivos: convertir los dólares obtenidos a través de las exportaciones en préstamos extranjeros; proporcionar trabajo a los sectores nacionales de la construcción y la industria; y asegurar las materias primas. Otra tendencia preocupante es que 400 proyectos valorados en 8300 millones de dólares están vinculados al ejército chino.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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