La fuerte influencia del «poder blando» de China en Asia Central

Por Ella Kietlinska
24 de febrero de 2020 5:57 PM Actualizado: 24 de febrero de 2020 6:00 PM

Desde que lograron su independencia en 1991 y emprendieron el camino del desarrollo económico, los países de Asia Central que antes formaban parte de la ex Unión Soviética se convirtieron en un objetivo muy atractivo para las inversiones chinas, especialmente en el sector de la infraestructura. Si bien el desarrollo de la infraestructura es un requisito previo para el crecimiento económico y esa iniciativa debe considerarse positiva, las inversiones de China en la región de Asia Central crean desafíos y problemas.

El Dr. Gül Berna Özcan, profesor de comercio internacional y espíritu empresarial de la Royal Holloway, Universidad de Londres, llevó a cabo una investigación sobre las repercusiones de la creciente expansión e influencia de las empresas chinas en los cinco países que integran la región de Asia Central: Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán. Özcan presentó los resultados de su investigación que trazó «la huella de China» en la región en un evento en el Wilson Center en Washington el 20 de febrero.

El Puerto Seco de KTZE-Khorgos Gateway, un centro logístico en el lado kazajo de la frontera entre Kazajstán y China, el 15 de abril de 2019. (Abduaziz Madyarov/AFP vía Getty Images)

La Iniciativa la Franja y la Ruta de China

China lanzó su Iniciativa la Franja y la Ruta (BRI) para hacer uso de su «excedente de capital y su exceso de capacidad productiva», dijo James Nolt, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Nueva York, al diario The Epoch Times en 2017. «Con una alta tasa de ahorro en China y una desaceleración de la inversión industrial en el país, están buscando proyectos en el extranjero que puedan ser financiados y una nueva salida para las exportaciones chinas», señaló Nolt.

Özcan también señaló que China tiene una sobrecapacidad de su mano de obra y quiere acceder a rutas comerciales críticas, así como asegurar su acceso a recursos naturales estratégicos, y estas son también razones importantes para llevar a cabo el BRI.

La construcción de infraestructura en Asia Central desempeña un papel importante en la BRI porque «Asia Central se encuentra en el corazón de Euroasia e históricamente constituyó la mitad de la antigua Ruta de la Seda», según un documento publicado por la Observer Research Foundation. La región también es rica en recursos naturales.

Özcan explicó que el acceso de China a Occidente se realiza a través de Xinjiang, luego a través de Kazajstán y Kirguistán, y por lo tanto estas regiones son componentes críticos del BRI.

Él comentó que el principal interés económico de China en la región radica en la infraestructura y la construcción, así como en las industrias del petróleo, el gas y la minería, pero no se limita a éstas. Las empresas chinas también se dedican a los servicios públicos como la calefacción y centrales de electricidad, la vigilancia, el comercio y la logística, y los servicios de seguridad para las empresas, afirmó Özcan.

El especialista mencionó que los servicios de vigilancia son ofrecidos por China a las áreas urbanas conocidas como soluciones de «ciudad inteligente» que utilizan grandes análisis de datos, inteligencia artificial y tecnología de reconocimiento facial para monitorear y controlar a los residentes e identificar a los disidentes. Un ejemplo de «ciudad inteligente» desarrollada por Huawei es Astana (ahora rebautizada como Nur-Sultan), la capital de Kazajstán, según un artículo de 2017 publicado por Huawei en su cuenta oficial de medios sociales WeChat.

Cómo lleva a cabo China sus negocios

Las empresas chinas llevan a cabo estos proyectos y servicios internamente, trayendo trabajadores, equipos y suministros desde China, subcontratando solo a empresas chinas, aseguró Özcan. Entre ellas se encuentran grandes empresas estatales como China Road, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), grandes empresas privadas patrocinadas por el Estado como TBEA (fabricante de equipos eléctricos), pequeñas empresas independientes chinas, contratistas y empresarios, aclaró Özcan.

Los acuerdos con las empresas estatales chinas suelen ser firmados por los gobiernos de ambos países. Por ejemplo, un expresidente de Kazajstán firmó varios acuerdos de este tipo, declaró Özcan.

«CNPC tiene ahora el 50 por ciento del petróleo de Kazajstán. De hecho, algunas de estas acciones están bajo el nombre de empresas occidentales, tal vez, pero también son de propiedad china», expresó.

Las empresas privadas chinas patrocinadas por el estado tienen cierto grado de libertad para llevar a cabo sus operaciones, pero también utilizan los lazos políticos, destacó Özcan. Según se informa, a los habitantes de Asia Central también les preocupa la influencia china en su cultura. Los pequeños empresarios chinos emprenden proyectos pequeños y a corto plazo, se casan con mujeres locales y emigran de un lugar a otro después de terminar su trabajo, sostuvo.

Los proyectos llevados a cabo por las empresas chinas «son caros y esas inversiones no dan realmente un rendimiento adecuado», indicó Özcan. Ilustró su declaración con un ejemplo de un proyecto de mejora del sistema de calefacción central realizado por la empresa china TBEA en Bishkek (Kirguistán), que costó 368 millones de dólares. El proyecto estaba «plagado de corrupción y de escasa capacidad técnica y en medio del frío invierno de 2018 [el sistema de calefacción] dejó de funcionar durante una semana», relató Özcan.

Hay otros problemas causados por las empresas chinas que trabajan en proyectos en Asia Central, como «retrasos en la infraestructura, proyectos con precios excesivos, escándalos de corrupción y lentitud en el progreso de los proyectos de construcción de carreteras», enfatizó Özcan. Por ejemplo, el proyecto de la zona económica especial del puerto marítimo de Aktau se completó, según los documentos, pero cuando Özcan fue allí se encontró con que «la mayor parte del lugar está desierto».

También descubrió que el Puerto Seco de Khorgos, situado en la frontera entre Kazajstán y China, estaba totalmente conectado en los mapas, pero una visita in situ en 2017 reveló que «el lado chino está rodeado de bloques de torres recién construidos, el lado kazajo consta de unos pocos edificios semiabandonados».

Hombres kirguises sostienen retratos de parientes que temen que estén detenidos en «campos de reeducación» en la región china de Xinjiang, en una conferencia de prensa en Bishkek, Kirguistán, el 29 de noviembre de 2018. (Vyacheslav Oseledko/AFP/Getty Images)

Trampas de deuda

Las elites y la gente común tienen opiniones negativas sobre «el papel de China» y «el impacto de China en la región» y esto se ha visto reflejado en «el número de protestas que tienen lugar en Kazajstán y Kirguistán», más aún en Kirguistán porque es un país más liberal, remarcó Özcan. La gente protesta contra «la creciente propiedad china de la tierra y los recursos, la mano de obra/migración, los matrimonios mixtos y la desigualdad salarial», dice la diapositiva de presentación de Özcan.

El Partido Comunista Chino suele utilizar una trampa de la deuda para obtener acceso a recursos críticos y centros de transporte estratégicos. En Asia Central, dos países «tienen una enorme y creciente deuda con China» debido a su participación en el BRI: Kirguistán y Tayikistán, recordó Özcan.

La deuda de Kirguistán con China es de 1700 millones de dólares, lo que constituye el 44,9 % de la deuda externa del país. En 2018, su deuda pública total era de 4400 millones de dólares (56 por ciento del PBI), según The Times of Central Asia. Tayikistán debía a China 1200 millones de dólares en 2018, lo que representaba el 41,3% del total de su deuda externa, según el Departamento de Estado de Estados Unidos. La deuda externa del país era de «2900 millones de dólares, o el 38,9 % del PBI, a principios de 2019», informó The Times of Central Asia.

Si los países no pueden pagar su deuda—a menudo con altas tasas de interés— a China, el régimen chino les pedirá que le den sus tierras a China, precisó Özcan, agregando que esto era comúnmente conocido en esos países.

«Los gobiernos dominantes de Asia Central se están alejando cada vez más de los sentimientos de la población local y la población local realmente piensa que sus gobernantes están regalando [su tierra] a China a puerta cerrada sin ninguna responsabilidad ni transparencia», y por lo tanto la responsabilidad política de los gobiernos es muy importante, sostuvo Özcan. «Un proyecto pomposo y grande, [BRI] y otros proyectos políticos que China persigue podrían terminar con una enorme bancarrota financiera porque son más políticos que cualquier otra cosa», concluyó Özcan.

La investigación de Özcan se basó en más de 60 entrevistas que realizó en Kazajstán, Kirguistán y China en 2018 y 2019, así como en las pruebas reunidas en 2016.

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