La inversión extranjera directa mundial cayó un 42 % en 2020

26 de enero de 2021 3:54 PM Actualizado: 26 de enero de 2021 3:54 PM

WASHINGTON— Los flujos de inversión extranjera directa en todo el mundo se desplomaron el año pasado debido a la pandemia, que causó graves trastornos económicos y obligó a las empresas a detener o retrasar sus decisiones de inversión. Los registros de la Organización de las Naciones Unidas mostraron que los países desarrollados, incluyendo Estados Unidos, registraron los mayores descensos de los flujos de inversión.

La inversión extranjera directa global se redujo en un 42 por ciento en 2020, hasta una cifra estimada de USD 859,000 millones, el nivel más bajo desde la década de 1990, según un nuevo informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

El flujo total de inversiones del año pasado fue más de un 30 por ciento inferior al mínimo observado tras la crisis financiera mundial de 2008-2009.

Los países desarrollados representaron casi el 80 por ciento del descenso, con una caída de los flujos de fondos del 69 por ciento. Los flujos de inversión extranjera directa hacia Estados Unidos se redujeron a la mitad el año pasado, debido a los fuertes descensos en las inversiones «greenfield» (en los cuales una organización construye sus operaciones desde cero), así como en las fusiones y adquisiciones transfronterizas (M&A).

Las inversiones se redujeron drásticamente o se agotaron en muchos países europeos, como en Reino Unido, Italia, Alemania y Francia.

Según el informe de la UNCTAD, se espera que la inversión extranjera directa mundial siga siendo débil en 2021.

«Los efectos de la pandemia sobre la inversión persistirán», declaró James Zhan, director de la división de inversiones de la UNCTAD, en un comunicado de prensa. «Es probable que los inversores sigan siendo cautos a la hora de comprometer capital en nuevos activos productivos en el extranjero».

Los datos mostraron que China se convirtió en el mayor destinatario de la inversión extranjera directa, con un aumento del cuatro por ciento el año pasado, superando a Estados Unidos como principal destino de las inversiones en el mundo. China atrajo más de USD 160,000 millones, seguida de Estados Unidos con 134,000 millones.

Los flujos de inversión extranjera directa hacia India aumentaron un 13 por ciento al alcanzar los USD 57,000 millones, impulsados por las operaciones de fusiones y adquisiciones en los sectores de la tecnología, infraestructuras y energía.

Además de la crisis sanitaria, la preocupación por la seguridad nacional ha provocado en los últimos años el endurecimiento de las normas sobre adquisiciones extranjeras, reduciendo la inversión extranjera directa en muchos países.

Estados Unidos mejoró su proceso de selección de inversiones para hacer frente a las amenazas a la seguridad nacional que plantean en particular las inversiones chinas. La Ley de Modernización de la Revisión del Riesgo de la Inversión Extranjera fue aprobada por el Congreso de Estados Unidos con un abrumador apoyo bipartidista y fue firmada por el presidente Donald Trump en 2018. Esto se considera una de las principales razones de la fuerte caída de las inversiones chinas en los últimos años.

Tanto los países desarrollados como los emergentes introdujeron medidas para impulsar los mecanismos de selección de inversiones, en respuesta al aumento de las preocupaciones de seguridad nacional. Los países quieren asegurarse de que las tecnologías de vanguardia y los conocimientos técnicos permanezcan en manos nacionales, ya que son clave para la competitividad de una nación. Además, también hay un mayor control de las inversiones de las empresas estatales extranjeras o de los fondos soberanos. Se espera que todas estas tendencias reduzcan la inversión extranjera directa mundial en los próximos años.

La reciente crisis sanitaria también ha servido de llamada de atención a los gobiernos de todo el mundo sobre la necesidad de ser autosuficientes. Muchos países centraron su atención en la creación de cadenas de suministro resistentes en sectores clave, como sanidad, tecnología, alimentación, energía y fabricación.

«Este impulso hacia la producción de más bienes en casa, utilizando empresas nacionales, no hará más que aumentar en los próximos cinco años, en el curso de la gran sacudida provocada por la pandemia», según un informe de la consultora de gestión Kearney.

La tendencia a mejorar las capacidades nacionales, que comenzó en Estados Unidos con el gobierno de Donald Trump, probablemente continuará bajo la nueva administración. El 25 de enero, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva «Compre estadounidense» que exige al gobierno federal la compra de productos fabricados en Estados Unidos para impulsar la fabricación nacional.

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