La nominada a la Corte Suprema Amy Coney Barrett continuó defendiendo su independencia e imparcialidad judicial durante el tercer día de las audiencias de confirmación ante el Comité Judicial del Senado.
Luego de una audiencia de 11 horas el día anterior, Barrett enfrentó este miércoles un segundo día de preguntas por parte de los miembros del comité, quienes la interrogaron sobre los derechos al voto, Medicare, la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA), el cambio climático, la inmigración, entre otros temas sociales. Algunos senadores intentaron nuevamente presionar a la jueza para que reconociera los límites constitucionales del poder presidencial.
Barrett, quien actuó con prudencia durante la primera ronda de preguntas, siguió invocando la norma de que los jueces no deben ofrecer su opinión sobre casos, situaciones hipotéticas, o «calificar» los precedentes, y deben evitar expresar sus opiniones sobre cuestiones que podrían presentarse ante las cortes.
El presidente Lindsey Graham (R-S.C.) abrió el segundo día de preguntas expresando lo «orgulloso» que estaba de Barrett por haber roto «una barrera de concreto armada alrededor de las mujeres conservadoras».
Graham dijo que la jueza merece un asiento en la mesa de la Corte Suprema tanto como las juezas Sonia Sotomayor y Elena Kagan, a quienes elogió como «mujeres increíblemente calificadas de gran carácter, disposición, e integridad».
«Yo creo lo mismo de ti», le dijo Graham a Barrett. «Esta es la primera vez en la historia de Estados Unidos que nominamos a una mujer que es abiertamente provida y asume su fe sin disculparse, y ella va a ir a la corte».
Barrett, de 48 años, fue nominada por el presidente Donald Trump para reemplazar a la fallecida jueza asociada Ruth Bader Ginsburg en la corte más alta de la nación. Se espera que su posible confirmación incline aún más el equilibrio ideológico y solidifique la inclinación conservadora en la corte.
Los demócratas del Senado, quienes tomaron el tema de la ACA como foco principal en las audiencias, continuaron presionando a Barrett sobre las críticas académicas que hizo como profesora de derecho en casos anteriores relacionados a la ley de seguro médico firmada por el expresidente Barack Obama.
Barrett dejó claro que no tenía ninguna hostilidad hacia la ley.
«Quiero resaltar que no tengo ningún ánimo o agenda para la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio», le dijo a uno de los senadores.
En un momento de la audiencia, el senador Chris Coons (D-Del.) indicó que Barrett votaría de la misma manera que el juez Antonin Scalia, para quien trabajó como asistente hace más de una década. En su discurso de aceptación en septiembre, Barrett dijo que «la filosofía judicial de Scalia es también la mía».
La suposición de Coons impulsó a Barrett a rechazar el comentario y a afirmar su independencia como jueza.
«Espero que no esté sugiriendo que no tengo mi propia mente o que no podría pensar de forma independiente o que simplemente diría ‘Voy a ver lo que el juez Scalia ha dicho sobre esto en el pasado’, porque le aseguro que tengo mi propia mente», dijo Barrett.
«Pero todo lo que él dijo no es necesariamente con lo que yo estaría de acuerdo o lo que yo haría si fuera la jueza Barrett», añadió.
En respuesta, Coons dijo: «El presidente Trump no la nominó para continuar el legado de la jueza Ginsburg. La nominó porque quiere socavar o cambiar o desplazar ese legado, y ha sido muy claro repetidamente antes de que usted fuese elegida sobre su intención de nominar a los jueces con el estilo del juez Scalia».
La negativa de Barrett a ofrecer ejemplos sobre cómo dictaminaría en los casos o sus puntos de vista sobre los temas también provocó algunos momentos acalorados. El senador Dick Durbin (D-Ill.) se enfrentó a una línea de interrogatorio sobre los derechos al voto que parecía desafiar la desición de Barrett de evitar responder preguntas hipotéticas.
La negativa de Barrett a responder directamente a la pregunta de Durbin sobre si el presidente tiene el derecho de negar a una persona el derecho al voto en base a la raza, hizo que el senador respondiera: «Para un textualista, ese es un texto claro tal y como yo lo veo, pero cuando se le pregunta si el presidente tiene o no autoridad para negar unilateralmente el derecho a votar a una persona por su raza o incluso su género, ¿quiere decir que usted no puede responder a esa pregunta?»
Los dos se enfrentaron en una ida y vuelta, que culminó con la pregunta de Durbin: «Si un presidente puede negar unilateralmente, ¿usted no va a responder sí o no?»
Barrett se mantuvo firme, insistiendo en que «no iba a responder a casos hipotéticos».
«Eso pone a prueba el originalismo si la redacción clara de la Constitución establece un derecho y usted no lo reconociera», respondió Durbin.
Barrett respondió entonces: «Bueno senador, eso pondría a prueba los cánones de conducta, que no me permiten ofrecer reacciones espontáneas ni opiniones fuera del proceso de toma de decisiones judiciales. Eso pondría a prueba el artículo III, que me impide decidir cuestiones jurídicas fuera del contexto de los casos y controversias, y, como dijo la jueza Ginsburg, eso mostraría desprecio a todo el proceso judicial».
Las audiencias de confirmación terminarán el 15 de octubre. Se espera que el comité vote sobre su nominación el 22 de octubre. Luego, se espera que el pleno del Senado vote a los pocos días, según ha indicado el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky.). Se cree que los republicanos del Senado tienen suficientes votos para confirmar a Barrett a la corte.
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