Los puntos comunes clave de la mayoría de los asesinos en masa en Estados Unidos son el hecho de ser hombres y que carecen de una figura paterna en sus vidas, dice el autor Warren Farrell.
«Hay denominadores comunes entre los asesinos en masa, el más obvio es que son hombres, el 98 por ciento son hombres. Un segundo denominador común es que casi todos son varones sin padre», dijo Farrell en el programa American Thought Leaders de The Epoch Times.
Las personas que llevan a cabo tiroteos masivos en las escuelas, en particular, tienden a ser menores suicidas, deprimidos y privados de un padre.
Como ejemplo, un reciente asesino de una escuela en Indianápolis, él no tenía padre porque en su temprana adolescencia se suicidó. En otro caso, Stephen Paddock, que mató a 58 personas en un tiroteo masivo en Las Vegas, experimentó el encarcelamiento de su padre y pasó largos períodos de tiempo sin verlo. A su vez Adam Lanza, que según las autoridades abrió fuego en Newtown, Connecticut, en 2012, veía muy poco a su padre que estaba divorciado de su madre.
«Lo que pensamos cuando pensamos en los tiroteos masivos es en las personas que resultan heridas. No nos damos cuenta de que toda esa gente está herida por chicos que estaban heridos, que estaban privados de sus padres, que se sentían abandonados y deprimidos», dijo Farrell, presidente de la Coalición para la Creación de un Consejo de la Casa Blanca sobre Niños y Hombres.
En su investigación para su libro más reciente, «The Boy Crisis» (Crisis de los niños), Farrell identificó las señales de niños que están siendo heridos y desarrolló una lista de 63 señales. Él espera que la lista, que describió como un «inventario de depresión-suicidio masculino», se utilice para interrogar a los jóvenes.
«Porque si uno tiene estas experiencias, estas son señales de alarma a las que los orientadores y psicólogos de la escuela deberían prestar atención», dijo a continuación, añadiendo que «así, por ejemplo, una de las preguntas que figuran en el inventario es: ‘¿siente usted que nadie lo quiere? Y que nadie lo necesita. Y no hay esperanza de que eso cambie’. Entonces, ¿es un niño que no se siente amado? ¿Y que no se siente necesitado? ¿Y siente que no hay esperanza de que eso cambie? Eso es una gran señal de alarma».
Examinar la lista durante las interacciones con los niños podría ayudar a prevenir los tiroteos masivos, afirmó Farrell, y añadió que los chicos que están deprimidos tienden a actuar, intimidando a otros.
La mayoría de los chicos que tienen una infancia muy problemática no terminan convirtiéndose en asesinos de masas.
«También es muy importante recordar que cuando los chicos se convierten en asesinos de masas (…) no estoy diciendo que no deban ser totalmente castigados y responsabilizados por ello. Es un crimen atroz del que hay que rendir cuentas plenamente», subrayó Farrell.
«Yo también estoy diciendo que nosotros nos estamos preocupando por protegernos tanto de los tiroteos masivos, como de las otras cosas, como los crímenes que tienden a hacer los chicos que están privados de papá y deprimidos y suicidas. Si vamos a evitar que esas cosas sucedan, entonces podemos atrapar al chico en el proceso de su dolor y al mismo tiempo, salvarnos a nosotros mismos. Así que tenemos una situación en la que todos ganan».
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