El gobierno de Biden lanzó el martes una iniciativa para «reforzar la red eléctrica estadounidense» mejorando la infraestructura de la red eléctrica del país y preparándola para una mejor integración con las fuentes de energía renovables.
La Iniciativa Federal-Estatal de Despliegue de la Red Moderna pretende «reunir a los estados, las entidades federales y las partes interesadas del sector eléctrico para ayudar a impulsar la adaptación de la red de forma rápida y rentable para hacer frente a los retos y oportunidades a los que se enfrenta el sector eléctrico en el siglo XXI», según una hoja informativa de la Casa Blanca del 28 de mayo.
Hasta ahora, 21 estados se han comprometido con la iniciativa, prometiendo dar prioridad a la ampliación de la capacidad y a la construcción de una red moderna, tanto para las líneas de transmisión y distribución existentes como para las nuevas.
Reforzar la red eléctrica estadounidense forma parte de las políticas sobre cambio climático del presidente Biden. En la Iniciativa Federal-Estatal de Despliegue de Redes Modernas, los 21 estados se comprometieron a aumentar la resistencia de la red ante «los crecientes impactos del cambio climático».
La Alianza Estadounidense por el Clima, una coalición de 24 gobernadores que respaldan el «futuro neutro en carbono» de Estados Unidos, ayudará a los estados a cumplir sus compromisos relacionados con el clima.
La coalición se formó después de que el expresidente Donald Trump retirara a Estados Unidos del Acuerdo de París. El grupo fue creado por el gobernador Jay Inslee de Washington y los exgobernadores Andrew Cuomo de Nueva York y Jerry Brown de California, todos ellos demócratas.
Diecinueve estados de la coalición se han fijado el objetivo de alcanzar el 100% de «electricidad limpia».
La Casa Blanca señaló que la iniciativa se aleja de la práctica histórica de instalar líneas de transmisión para aumentar la capacidad de la red y se orienta hacia la modernización de los sistemas eléctricos.
Por ejemplo, los conductores de alto rendimiento pueden transportar al menos el doble de potencia que los conductores convencionales. Las tecnologías de mejora de la red maximizan la transmisión de electricidad a través del sistema existente mediante sensores, herramientas analíticas y dispositivos de control del flujo de energía.
«El despliegue de estas herramientas significa que las energías renovables y otras fuentes limpias de energía pueden integrarse antes y de forma más rentable que esperar a la construcción de nuevas transmisiones, lo que hará frente a los retos del crecimiento de la carga con mayor rapidez, creará empleos bien remunerados y reducirá las facturas de los servicios públicos de los estadounidenses», según la Casa Blanca.
Los 21 estados que participan en la iniciativa son Arizona, California, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawái, Illinois, Kentucky, Maine, Maryland, Massachusetts, Michigan, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Carolina del Norte, Oregón, Pensilvania, Rhode Island, Washington y Wisconsin.
Viabilidad de la red renovable
La energía solar y eólica son intermitentes y no generan energía constante, ya que la generación de electricidad depende de variables como la luz solar y las condiciones del viento. La falta de fiabilidad es un problema para los hogares estadounidenses a la hora de considerar el impulso a una mayor integración de las energías renovables en la red eléctrica estadounidense.
Los 30,000 millones de dólares son solo una fracción de los billones necesarios para que la red eléctrica estadounidense esté preparada para las energías renovables. Una estimación de Wood Mackenzie para 2019 situaba el coste de descarbonizar la red eléctrica estadounidense en 4.5 billones de dólares.
Un informe reciente de la Corporación Norteamericana de Fiabilidad Eléctrica (NERC) advertía que ciertas partes de Estados Unidos podrían tener dificultades para satisfacer la demanda de electricidad durante la temporada de verano, con fuentes de energía renovable como la eólica y la solar que suponen un riesgo potencial para la fiabilidad del suministro eléctrico.
La interconexión RE ERCOT (Consejo de Fiabilidad Eléctrica de Texas), que gestiona aproximadamente el 90 por ciento de la carga eléctrica de Texas, se enfrenta a posibles condiciones de emergencia en las horas vespertinas del verano «cuando la generación solar empiece a disminuir», dijo.
Michelle Bloodworth, directora general de America’s Power, una asociación de industrias dedicadas a la producción de electricidad a partir del carbón, afirmó que la evaluación del NERC revela que la red eléctrica estadounidense «depende cada vez más de fuentes de electricidad dependientes de las condiciones meteorológicas», como la energía solar y eólica.
Esto hace que «un tercio del país corra un elevado riesgo de sufrir apagones este verano», afirmó. «El retraso en la retirada de las centrales de carbón está desempeñando un papel clave en el apoyo a la fiabilidad de la red. Sin embargo, se trata solo de una cura temporal, porque la normativa de la EPA provocará más retiradas de carbón que no pueden retrasarse. Estas normativas, especialmente la recientemente anunciada Regla del Carbón, aumentan la posibilidad de apagones».
El mes pasado, la administración anunció una movilización público-privada para mejorar 100,000 millas de líneas existentes en los próximos cinco años. Para ello, el gobierno está acelerando la concesión de permisos y financiando el despliegue de tecnologías de red avanzadas.
Todos estos programas pretenden impulsar la Iniciativa Justicia40 del presidente Biden, cuyo objetivo es garantizar que el 40% de los beneficios globales de determinados programas federales relacionados con el clima, la energía limpia, la vivienda asequible y sostenible y otras inversiones se destinen a «comunidades desfavorecidas», según la Casa Blanca.
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