Unas dos docenas de personas se manifestaron este sábado en Miami para pedir la liberación de la orca Lolita, de cuya captura se cumple en 2020 medio siglo, y su traslado desde un acuario privado de la ciudad a un santuario marino.
El animal, que fue capturado en 1970 frente a la costa del estado de Washington (noroeste de los Estados Unidos), está encerrado en «uno de los tanques para orcas más pequeños del mundo», según los organizadores de la protesta.
«Lolita ha sufrido durante más de medio siglo en el tanque de orcas más pequeño de todo el mundo y le estamos pidiendo al acuario de Miami que trasladen a Lolita a un santuario costero», dijo a Efe uno de los organizadores de la protesta, el puertorriqueño José Rodríguez.
La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) lleva décadas luchando por liberar a la orca y recientemente pidió mediante una carta a la fiscal general de Miami-Dade, Katherine Fernández Rundle, que investigara al Seaquarium de Miami por maltrato animal, una petición a la que todavía la fiscal no ha respondido.
Por eso, los activistas, ataviados con sus mascarillas y carteles instaron a la población que pasaba por la principal avenida de Brickell, el barrio financiero de la ciudad de Miami, a que «haga su parte y que nunca vaya a parque marinos en los que haya animales en cautiverio».
Con proclamas como «liberad a Lolita» o «Medio siglo de tristeza» manifestantes como la venezolana Natasha Araos también insistieron en que «los animales deben estar en la naturaleza».
«Realmente debemos educar a las personas de lo que está sucediendo y tomar un poco de conciencia porque los animales no son nuestros. Nosotros no podemos obligar a ningún animal a entretenernos y ellos deberían estar libres», argumentó Araos.
La protesta que duró aproximadamente una hora contó con una pecera de plástico en la que había una pequeña orca encerrada en su interior y uno de los manifestantes se vistió de presidiario para simbolizar el encierro con unas cadenas.
En la naturaleza las orcas suelen nadar cien millas diarias (160 kilómetros) y sumergirse a decenas de metros de profundidad, sin embargo, Lolita tan solo cuenta con un tanque de unos sesenta pies (18 metros) de longitud, aunque este está dividido en dos piscinas con una principal de 35 pies (10 metros).
Rodríguez aseguró que «Lolita no puede hacer nada salvo flotar sin energía y nadar en círculos durante todo el día».
Los activistas reclaman que este tanque no cumple siquiera con las medidas que dicta la Ley de Bienestar de Animales, que obliga a que al menos tengan 80 pies (24 metros) de largo, es decir, el doble de la longitud de una orca adulta.
Además, Lolita no ha tenido contacto con ningún otro miembro de su especie desde la muerte de Hugo con el que convivía y que falleció en 1980 en el acuario de la ciudad.
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