La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) declaró el viernes que está tomando medidas para proteger los conductos y cables submarinos, en lo que parece ser una respuesta a las más recientes declaraciones de un alto dirigente ruso, de que sería justo para su país cortar las comunicaciones submarinas de sus enemigos.
En una rueda de prensa celebrada en la sede de la alianza militar en Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que Rusia tiene «la capacidad de cartografiar, así como también potencialmente de llevar a cabo acciones contra las infraestructuras críticas» que se encuentran frente a las costas europeas.
«Esto se refiere a gasoductos, oleoductos, pero también de miles de kilómetros de cables de Internet, que son fundamentales para nuestras sociedades modernas, para las transacciones financieras y las comunicaciones», añadió el secretario general. «Esto está en el Mar del Norte, en el Mar Báltico, pero [también] en todo el Atlántico, en el Mar Mediterráneo».
Para hacer frente a la amenaza, la OTAN está estableciendo un nuevo centro de mando encargado de monitorear las amenazas y ataques a la infraestructura submarina en aguas de la OTAN, indicó el secretario general a continuación. El comando se instalará en Northwood, un suburbio de Londres.
«No hay forma de que la OTAN pueda estar presente por sí sola en todos estos miles de kilómetros de infraestructuras submarinas. Pero podemos ser mejores a la hora de recopilar información, inteligencia, compartir información, conectar los puntos, porque también en el sector privado hay mucha información», dijo Stoltenberg.
Sabotaje al Nord Stream
El anuncio del viernes se produjo dos días después de que Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y veterano aliado del presidente ruso, Vladímir Putin, culpara a los países occidentales del sabotaje de los gasoductos Nord Stream, afirmando que no hay razón para que Rusia no haga lo mismo en represalia.
«Ahora que se ha demostrado la complicidad de los países occidentales en el sabotaje de Nord Stream, no debería haber restricciones, ni siquiera morales, que nos impidan destruir los cables de comunicaciones del fondo marino de nuestros enemigos», escribió Medvédev en su canal de Telegram, informó la agencia estatal de noticias TASS.
Nadie ha asumido aún la responsabilidad de los ataques del pasado septiembre contra los multimillonarios gasoductos submarinos que transportan gas natural de Rusia a Alemania. Rusia se apresuró a señalar con el dedo a Estados Unidos y sus aliados.
«A Occidente no le bastan las sanciones, se ha pasado al sabotaje. Increíble, pero es un hecho», dijo Putin días después de las explosiones, durante un discurso en el Kremlin para celebrar la anexión de cuatro regiones del este de Ucrania. «Al organizar explosiones en los gasoductos internacionales Nord Stream, que discurren por el fondo del mar Báltico, en realidad empezaron a destruir la infraestructura energética europea».
Estados Unidos negó estar implicado en los ataques a los gasoductos, aunque el secretario de Estado, Antony Blinken, reconoció que el incidente representaba una «tremenda oportunidad» para que los países europeos abandonen por completo el gas ruso.
«Esta es una tremenda oportunidad para eliminar de una vez por todas la dependencia de la energía rusa y quitar así a Vladimir Putin el uso de la energía como un arma para avanzar en sus designios imperiales», dijo Blinken. «Esto es muy significativo y ofrece una tremenda oportunidad estratégica para los años venideros».
Los que especulan con que el ataque fue obra de Estados Unidos también citaron el comentario del presidente Joe Biden justo antes de que Rusia lanzara su asalto militar a gran escala contra Ucrania. Mientras hablaba junto al canciller alemán Olaf Scholz, Biden afirmó que no habría Nord Stream 2 si estallaba la guerra.
«Si Rusia invade —es decir, si los tanques o las tropas vuelven a cruzar la frontera de Ucrania, ya no habrá Nord Stream 2. Le pondremos fin. Le pondremos fin», dijo Biden, añadiendo que «les prometo que podremos hacerlo».
En febrero, el periodista de investigación, Seymour Hersh, publicó en su blog un artículo en el que afirmaba que el ataque fue llevado a cabo por buzos de la Marina estadounidense, en una operación autorizada por Biden. Hersh, más conocido por su reportaje ganador del Premio Pulitzer que sacó a la luz la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam, dijo que su fuente tiene «conocimiento directo de la planificación operativa».
La Casa Blanca rechazó tales afirmaciones, calificándolas de «totalmente falsas y de completa ficción».
Más recientemente, en marzo, el New York Times y el diario alemán Die Zeit informaron de que funcionarios de inteligencia estadounidenses y europeos obtuvieron información provisional que sugiere que un grupo saboteador proucraniano podría haber estado detrás del ataque a los oleoductos.
Los investigadores alemanes, según Die Zeit, creen que un grupo de cinco hombres y una mujer llevaron a cabo los atentados submarinos, utilizando un yate de una empresa con sede en Polonia propiedad de ciudadanos ucranianos. Se cree que los seis utilizaron pasaportes falsos para ocultar sus verdaderas identidades. El medio alemán también informó de que los servicios de inteligencia indican que un grupo proucraniano podría ser responsable del atentado, pero las autoridades alemanas aún no han encontrado ninguna evidencia.
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