Mayra Flores (R-Texas), cuya historia de cenicienta política la convirtió en la primera mujer nacida en México en el Congreso, no siente ningún amor por parte de la izquierda.
Flores se presentó con una plataforma conservadora basada en Dios, la familia y la patria, en una elección especial para que el Distrito 34 de Texas se tiñera de rojo por primera vez en más de un siglo.
El 6 de julio, el New York Times la calificó a ella y a otras dos candidatas latinas del sur de Texas como de extrema derecha.
«Me sorprende que porque mis valores están arraigados en Dios, la familia y la patria, los medios de comunicación liberales se encarguen de atacarme y etiquetarme de ‘extrema derecha’.
«Pero al menos han utilizado la palabra ‘latina’ en lugar de sus otros términos inventados. ¡Seguimos adelante!» dijo Flores en un comunicado publicado en Twitter.
El periódico destacó los posteos en las redes sociales en las que se afirmaba que Flores creía que Donald Trump había ganado en 2020 y que el presidente Joe Biden debía ser destituido.
El artículo cuestionaba su uso de los hashtags QAnon en el pasado. Señalaba sus opiniones conservadoras a favor de la vida y que su pastor apareció en su juramento.
Flores ha negado cualquier conexión con QAnon y dijo al New York Times que tenía la intención de oponerse al grupo, que cree que los demócratas son pedófilos caníbales y adoradores de Satanás.
Flores se ha desentendido de las críticas y se aferra a su plataforma, en la que abraza abiertamente «Make America Godly Again».
Es clave entender cómo el camino de Flores la llevó de los campos de algodón de Texas a los pasillos del Congreso.
Ella dijo a The Epoch Times que su fe se convirtió en la fuerza motriz detrás de su decisión de postularse al Congreso, aunque tenía poca experiencia política.
«Para mí fue lo más importante», dijo a The Epoch Times. «Siento que nuestros valores se están perdiendo. Así que para mí se trataba realmente de Dios».
Flores quiere «llevar a Jesús al Congreso» y cree que la gente debe dar la cara y no temer las críticas por su fe. Cree que la gente está hambrienta de oír hablar de Dios y quiere que se vuelva a rezar en las aulas.
«Estamos en un gran lío porque hemos dejado de lado a Dios», dijo.
Flores, de Harlingen (Texas), ganó unas elecciones especiales en el Valle del Río Grande, con una fuerte presencia de hispanos, con el 51% de los votos, mientras que su principal rival demócrata, Dan Sanchez, obtuvo el 43%.
La representante terminará el mandato del representante federal Filemon Vela (D-Brownsville), que renunció para trabajar en Akin Gump, un bufete de abogados y grupos de presión de Washington D.C.
El gobernador de Texas, Greg Abbott (R), convocó una elección especial para cubrir la vacante dejada por Vela.
Flores espera ganar un mandato completo en el Congreso en noviembre derrotando al demócrata moderado Vicente Gonzalez, que cambia de distrito porque la Legislatura de Texas, dirigida por los republicanos, rediseñó el mapa electoral del sur de Texas, trasladando su domicilio de McAllen del Distrito 15 al Distrito 34.
Sin embargo, las elecciones de mitad de período se presentan como una carrera más desafiante para Flores, dado que el rediseño del Distrito 34 del Congreso es mucho más favorable para una victoria demócrata.
Gonzalez se presenta con algunos temas demócratas populares, como la universidad y la educación preescolar gratuitas.
Es más moderado en cuestiones fronterizas. Apoya una reforma migratoria «compasiva» con una vía hacia la ciudadanía, pero sigue comprometido con la salud y la seguridad de las personas a las que ha jurado representar.
Como católico, Gonzalez dijo que está a favor de la vida pero cree en la separación de la Iglesia y el Estado, según un artículo de The Hill. La campaña de Gonzalez no ha respondido a una solicitud de entrevista.
El estatus de celebridad de Flores como republicana latina ha hecho que los demócratas se defiendan y prometan poner el músculo de su maquinaria política a trabajar para que el escaño vuelva a ser azul.
Gonzalez dijo recientemente a Newsweek que Flores era una oponente «no cualificada» y un peón del Partido Republicano.
Pero Flores mantiene la fe, literalmente. Desde el principio, ha recurrido a la Iglesia de la Ciudad de Harlingen y al pastor Luis Cabrera para obtener apoyo.
Así pues, es lógico que Cabrera se convirtiera en un factor importante en su decisión de presentarse a las elecciones. Con el tiempo, la iglesia le serviría de cuartel general.
Cabrera dijo a The Epoch Times que conoció a Flores durante los mítines del tren de Trump en el sur de Texas en 2020. Su grupo instaló una carpa y oró por los participantes. Flores comenzó a asistir a su iglesia, y en la Pascua de 2021, Cabrera la bautizó.
Recuerda el día en que Flores le dijo que se presentaba al Congreso y que quería que fuera su jefe de campaña. Le dijo que no podía aceptar el trabajo, pero acabó acompañando a Flores en la campaña para rezar por ella y por los voluntarios.
Cabrera había estado predicando que Estados Unidos necesitaba volver a ser devoto y se alegró de que Flores llevara ese manto a su campaña. Se dio cuenta de que elegir candidatos con fe era una forma de devolver el país a Dios.
A lo largo de su campaña, la gente intentó disuadirla de utilizar a Dios en su plataforma, pero ella se mantuvo firme, dijo.
En un momento dado, Flores dudó de sus perspectivas en el nuevo Distrito 34, que es fuertemente demócrata. La historia bíblica de David y Goliat le vino a la mente, dijo Cabrara, y la ayudó a superar ese momento de incertidumbre.
Cabrera dijo que las iglesias y los cristianos de todo el país deben involucrarse en la política. Dijo que millones de votantes cristianos no acudieron a las urnas en 2020.
Cabrera dijo que el momento culminante de su incursión en la política fue cuando se paró en el escenario y la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (D-Calif.) juramentó a Flores.
«Le di la mano y le dije: ‘Señora presidenta, vamos a recuperar este país para Dios’. Y su reacción no tuvo precio. No sabía qué decir», dijo Cabrera.
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