A medida que una cifra récord de estadounidenses cumple 65 años este año, jubilarse en el extranjero se convierte en una opción cada vez más atractiva para muchos. Los antiguos residentes en Estados Unidos —o «expatriados»— dicen que es una solución al incremento del costo de vida y de atención médica en Estados Unidos. Este sueño, sin embargo, viene con una aclaración: aún habrá muchos retos que superar en otros países.
Para algunos expatriados en edad de jubilarse, encontrar un ritmo de vida más lento, un sentimiento de comunidad y un clima templado han sido razones suficientes para abandonar el país.
Cerca de la soleada Playa del Carmen, en México, Jeff Natale vive su mejor momento a los 68 años.
«Quería un lugar cálido durante todo el año», explicó a The Epoch Times a través de un correo electrónico.
Natale, autor del libro An Expats Guide to Living in Playa del Carmen, («Una guía para expatriados sobre cómo vivir en Playa del Carmen») dirige JMN Consulting LLC. Después vivir muchos años en Nueva York y Nueva Jersey, se sintió cansado de los duros inviernos y la expansión urbana.
La inspiración para vivir una vida diferente le llegó tras un viaje de estudios a la península mexicana de Yucatán en 1982. Natale se enamoró de la cultura, las tradiciones y el estilo de vida pausado de los habitantes del lugar y soñaba con regresar algún día para vivir allí.
Después de casarse y formar una familia en Estados Unidos, más de 30 años más tarde, eso fue exactamente lo que hizo. Luego de una «serie de acontecimientos que cambiaron su vida», Natale regresó a México. Contactó a un agente de bienes raíces y compró un condominio en Playa del Carmen en 2014, que dio inicio a la cuenta regresiva de un plan de jubilación de cinco años que se hizo realidad en 2019.
«Me despedí de Estados Unidos y llegué a Cancún con cinco maletas y mi loro gris africano», dijo Natale.
Países latinoamericanos como México, Panamá, Colombia y Brasil son las principales opciones para vivir, según la herramienta para expatriados InterNations. En Europa, España figura entre los 10 principales destinos para expatriados, junto a Filipinas y Tailandia en el sudeste asiático.
En los últimos años se ha incrementado notablemente la cantidad de estadounidenses que cobran la Seguridad Social en el extranjero. En diciembre de 2008, el número de trabajadores jubilados que cobraban prestaciones en el extranjero era de 306,906, según la Administración de la Seguridad Social. Esa cifra alcanzó los 443,546 en diciembre de 2021.
A partir de este año, más de 760,000 beneficiarios totales de la Seguridad Social que viven en el extranjero reciben un total de 7500 millones de dólares en pagos. Eso representa un aumento de casi el 40% del total de beneficiarios que cobran desde otro país desde 2008.
En Filipinas, Mike Jansen dijo que pasaría sus años dorados en el extranjero debido, en parte, al «descontento con los políticos mentirosos estadounidenses» y al trato que el gobierno ha brindado a antiguos militares como él.
«Me decidí por Filipinas por su cultura y porque aquí se habla más inglés que en ningún otro país asiático», declaró Jansen a The Epoch Times en un mensaje de texto.
Después de vivir 15 años en el país, Jansen se casó con una filipina y está formando una familia. Lleva 10 meses trabajando en la ampliación de su casa, construyendo un comedor formal en la planta baja y un dormitorio, un cuarto de baño y un balcón en el piso de arriba.
Jansen asegura que el bajo costo de la vida es sin duda una ventaja de vivir en Filipinas.
«Hasta ahora, es más barato que Estados Unidos», dijo Jansen. «Siempre y cuando la tasa de cambio no se desplome».
La salud es riqueza
Cuando se le preguntó por qué eligió Playa del Carmen, Natale dijo que la ciudad costera es un colorido «crisol» de gente, comida y estilos de vida de todo México.
«Teniendo en cuenta que Cancún solo tiene 53 años, y el estado de Quintana Roo acaba de celebrar su 50 aniversario, la gran mayoría de los habitantes “mayores” son representativos de todas las partes de México».
Natale también dijo que el servicio médico es bueno y asequible. «Me ha parecido que la atención médica como residente tiene precios razonables. Por supuesto, hay dos niveles de precios: uno para no residentes y otro para residentes. No tengo seguro médico aquí porque los precios de la atención son mucho más bajos que en mis estados de origen».
Los precios varían en el sistema de salud mexicano. La sanidad pública es barata para los estándares estadounidenses una consulta en urgencias que cuesta tan sólo 6 dólares en algunos lugares. Sin embargo, los servicios pueden ser limitados en el sector público, especialmente en las zonas rurales. También puede haber tiempos de espera más largos para los médicos en el sector público en comparación con el sector privado.
La atención médica privada se considera el estándar de oro en México. Ofrece acceso a una red más amplia de hospitales y especialistas, mejores infraestructuras y un mayor número de personal que habla inglés, según el proveedor de seguros Allianz Care.
Como en la mayoría de los países, la asistencia médica privada es más cara en México. Se ofrecen opciones de seguro para los expatriados que deseen la máxima calidad de atención, y los planes de cobertura son personalizados. En promedio, un seguro médico privado puede costar 1700 dólares al año o más. El seguro a través del programa de asistencia médica pública o nacional de México es considerablemente más económico, con un costo de 500 dólares al año para los residentes que cumplan los requisitos.
Natale reconoce que, a pesar de la asequibilidad general de la atención médica en México, los precios de los seguros privados son elevados. Si necesito asistencia médica de primera clase, siempre puedo ir a Cancún, Mérida o Ciudad de México». La edad y las enfermedades preexistentes determinan el costo del seguro [en México], y a mi edad de 68 años, no se ajusta a mi presupuesto».
México es desde hace años un popular destino de turismo médico. Gracias al creciente número de residentes estadounidenses que buscan atención médica en el extranjero, los jubilados disfrutan ahora de una infraestructura bien establecida y de proveedores de atención de habla inglesa. En 2007, unos 750,000 estadounidenses viajaron a otros países para recibir atención médica. Esa cifra superó los 1.4 millones en 2017, según un estudio publicado en The American Journal of Medicine.
En el mundo del turismo médico, Prathyusha Itikarlapalli dijo que encontró muchas razones por las que los residentes estadounidenses buscan irse a otro país.
«La atención médica es la prioridad número uno para la mayoría de las personas que se plantean trasladarse al extranjero para jubilarse», declaró Itikarlapalli a The Epoch Times por correo electrónico.
Durante su trabajo con Envoy Health, una empresa que colabora con clínicas dentales en México, descubrió que muchos estadounidenses buscan tratamientos como implantes y restauraciones bucales completas al otro lado de la frontera.
«Estos pacientes a menudo se sienten atraídos por la flexibilidad de las citas y la comodidad de los servicios de transporte que ofrecen las clínicas, haciendo la experiencia mucho más fácil para aquellos que viajan desde los Estados Unidos», dijo Itikarlapalli.
«Ya sea la factura médica final la que hace ver los costos insostenibles o el darse cuenta de que sus ahorros para el retiro no serán suficientes, esta presión financiera es lo que frecuentemente inclina la balanza».
A primera vista, el trabajo dental en México puede ofrecer ahorros significativos, dependiendo de las circunstancias del paciente. Los costos pueden variar desde 35 dólares por una simple limpieza hasta 650 dólares por un implante dental. En comparación, un implante dental en Estados Unidos ronda los 1000 dólares y puede llegar hasta los 5000 dólares.
Otro importante valor añadido para los expatriados estadounidenses es la proximidad. «Para algunos de nosotros, México nunca nos ha parecido tan extranjero. Además, ¡podemos ir y venir tan fácilmente!», dijo a The Epoch Times Mike Wall, un expatriado en Playa del Carmen, a través de un mensaje de texto.
Planificación cuidadosa
Se calcula que el 80% de los hogares con personas mayores -alrededor de 47 millones- atraviesan dificultades económicas o están a punto de hacerlo, según un estudio del National Council on Aging.
Poder costearse la jubilación en Estados Unidos es una preocupación creciente. Así lo refleja una reciente encuesta de la CNBC, según la cual uno de cada cinco jubilados afirma no tener ahorros para la jubilación. Otro 15% dijo tener ahorrados menos de 50,000 dólares. Más de la mitad de los encuestados creen que no tienen dinero suficiente para toda su jubilación, y el 86% asegura que la inflación ha afectado a sus ahorros.
En la misma encuesta, uno de cada tres jubilados encuestados optó por irse a vivir a otro lugar. Entre las razones citadas se encuentran un menor costo de la vida, un mejor estilo de vida y un mejor clima.
Los resultados no son sorprendentes, teniendo en cuenta la cantidad de estadounidenses que cobran de la Seguridad Social fuera de Estados Unidos. Es una tendencia que trasciende generaciones: el interés por vivir en el extranjero se ha triplicado desde 1974, según una encuesta de la Universidad de Monmouth.
Sin embargo, a pesar de las ventajas de vivir en el extranjero, a precios más bajos y en un clima más soleado, sigue habiendo obstáculos que afrontar.
«Los retos para los jubilados suelen consistir en comprender e integrarse en los sistemas jurídicos locales», explicó a The Epoch Times el abogado Michael Hurckes, socio director de MAH Advising por correo electrónico.
Como profesional del derecho especializado en planificación de sucesiones y servicios de transición, Hurckes ayuda a sus clientes a navegar por el difícil panorama de las decisiones financieras y jurídicas internacionales. En muchos casos, explica, los clientes necesitan ayuda para planificar su jubilación en el extranjero.
«Muchos residentes estadounidenses con los que he trabajado eligen jubilarse fuera de Estados Unidos principalmente por las favorables implicaciones fiscales y las sólidas oportunidades de planificación patrimonial, que a menudo reducen considerablemente las cargas financieras al tiempo que protegen su legado». Un cliente señaló como factor decisivo la ventaja de una carga fiscal reducida sobre el patrimonio en el país que eligió», dijo Hurckes.
«Mi función implica frecuentemente garantizar el cumplimiento de las leyes extranjeras sobre bienes y sucesiones, que pueden diferir enormemente de los sistemas estadounidenses y repercutir en las obligaciones fiscales».
No hay duda de que jubilarse en el extranjero requiere mucho trabajo. Según la división de gestión de patrimonios de U.S. Bank, los jubilados deben tener en cuenta los requisitos de residencia, las obligaciones fiscales, la banca y los bienes inmuebles antes de trasladarse al extranjero.
«Hay una gran diferencia entre visitar un país de vacaciones y mudarse allí», dijo Rachelle Tubongbanua, vicepresidenta senior y directora gerente de U.S. Bank Private Wealth Management, en un artículo de la compañía .
Según Natale, algunas de las barreras que los jubilados estadounidenses encuentran en otros países son el idioma, el distanciamiento con la familia y la agitación política y económica. Sin embargo, no todos los obstáculos son sencillos de superar.
Los estadounidenses pueden trasladarse a México con sus mascotas, pero Natale asegura que para él no fue fácil. Tardó casi un año en obtener los permisos necesarios para que su loro entrara al país, pero solo «30 minutos para que casi nos deportaran a nuestra llegada».
Catalogó el incidente como una «lección clásica» de burocracia y corrupción. Pero para Natale, fue solo un bache en el camino hacia la búsqueda de una nueva comunidad y una mejor calidad de vida.
«México es ahora mi hogar», asgura. «Mi estilo de vida es local. Vivo entre la gente del lugar, compro como un habitante local y me he asimilado completamente a la cultura mexicana. Mi aceptación por la sociedad mexicana ha sido abrumadora».
Al otro lado del mundo, Jansen siente lo mismo y se alegra de llamar hogar a Filipinas. «Si Dios quiere, nunca tendré que irme de aquí».
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