Las manifestaciones continuaron este sábado en Bagdad y en las provincias del sur de Irak en una jornada de duelo por las víctimas mortales de los pasados dos días y sin violencia, en la que el primer ministro, Adel Abdelmahdi, presentó por escrito su dimisión al Parlamento iraquí.
En el sur del país, las autoridades provinciales decretaron tres días de luto por la muerte de al menos 46 manifestantes en los pasados dos días en la ciudad de Nasiriya, en una de las jornadas más sangrientas que ha vivido Irak desde el inicio de las revueltas populares el pasado 1 de octubre.
Precisamente, la escalada de violencia fue un factor clave para que el primer ministro iraquí presentara su dimisión el viernes, que este sábado ha sido aprobada por el Consejo de Ministros y entregada por escrito al Parlamento, en vísperas de la sesión extraordinaria de mañana en la que los diputados pueden retirar su apoyo a Abdelmahdi.
«La dimisión de Abdelmahdi ha sido presentada por escrito a la presidencia del Parlamento de manera oficial hoy por la tarde», aseguró a Efe el portavoz del primer ministro, Saad al Hadizi.
En la capital, miles de personas siguen reunidas hoy en las céntricas plazas Tahrir y Al Julani, donde la calma predomina después de momentos de tensión entre manifestantes y fuerzas de seguridad a lo largo del día, informó a Efe una fuente de seguridad que pidió anonimato.
Según la fuente, las manifestaciones son pacíficas en estos momentos en la ciudad de Nasiriya, en el sur de Irak, donde esta mañana centenares de personas han cercado la sede de la comandancia de la Policía de la provincia de Di Qar.
Sin embargo, el llamamiento a la calma y la mediación de líderes tribales y autoridades religiosas fue exitosa, lo que provocó que los manifestantes se retiraran del las inmediaciones del edificio, donde esta mañana las fuerzas de seguridad intentaron dispersar a la gente con disparos al aire.
En la localidad de Nayaf, decenas de personas siguen concentradas en las principales plazas y algunos manifestantes han intentado irrumpir en el mausoleo del clérigo chií Mohamed Baqer Al Hakim, donde se encuentra la sede de un grupo armado perteneciente a la milicia progubernamental Multitud Popular, respaldada por Irán.
El pasado miércoles decenas de manifestantes irrumpieron en el consulado de iraní de Nayaf, en el marco de unas protestas que han expresado un sentimiento antiiraní.
El asalto al consulado de Irán desató dos días de violencia en Nayaf y Nasiriya, donde murieron decenas de personas a manos de las fuerzas de seguridad, lo que provocó la condena de la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el ayatolá Ali al Sistani.
El pasado viernes, Abdelmahdi aseguró que decidió dimitir tras haber escuchado el discurso de Al Sistani, que invitó a los parlamentarios a reconsiderar su apoyo al Gobierno, al que calificó de «incompetente».
Esta mañana, el Consejo de Ministros anunció en un comunicado que aprobó la decisión de Abdelmahdi durante una reunión extraordinaria, en la que se habló de formalizar la dimisión del primer ministro en la sesión especial de mañana en el Parlamento iraquí.
También se aprobó la dimisión del director de la oficina del jefe del Ejecutivo, así como la del secretario general del Consejo de Ministros, según el comunicado.
Antes de que presentara su renuncia por escrito al Parlamento, el primer ministro también se reunió este mediodía con la enviada especial de la ONU para Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert, anunció la oficina del jefe del Gobierno en Twitter sin aportar más detalles.
Por su parte, el Consejo Supremo de Justicia aseguró que se castigará «severamente los agresores de ciudadanos y manifestantes pacíficos, durante las protestas.
En este sentido, la pública e independiente Comisión de Derechos Humanos iraquí anunció también este sábado que está reuniendo y documentando todas las evidencias que demuestren la «implicación de los que han cometido graves violaciones de derechos humanos y libertades» para presentar las quejas a la Fiscalía General.
Desde el estallido de la revuelta, unas 400 personas han muerto en las protestas, que están teniendo lugar en varios puntos del país.
Los manifestantes piden un cambio completo de Gobierno al considerarlo corrupto y responsable de la mala gestión de los recursos y problemas económicos del país, sobre todo en el sur rico en petróleo donde la población no se beneficia del oro negro.
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