Las delegaciones del Gobierno colombiano y de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se reunieron este martes en Bogotá en una primera sesión plenaria, que se celebra entre el cuarto y el quinto ciclo de negociaciones de paz.
Así lo informó el jefe de la delegación del ELN, Israel Ramírez Pineda, alias «Pablo Beltrán», quien hizo hoy en una comparecencia ante la prensa su segunda aparición pública en Bogotá en 30 años.
«Para la mesa de diálogos de paz es un motivo muy importante poder hacer este encuentro, minutos antes de que por primera vez el plenario de la mesa de diálogos va a sesionar en Bogotá», dijo Beltrán, que aseguró que «entre ciclo y ciclo se ha declarado que la mesa tiene que sesionar de manera permanente».
Esto quiere decir que habrá un diálogo permanente, pero los ciclos temporales se mantienen y se espera que se reanude el quinto en México el próximo mes, ya que el ELN dice que aún no hay garantías para que sus comandantes permanezcan en Bogotá.
«El Gobierno considera que ya hay condiciones para que la mesa sea permanente, nosotros consideramos que el proceso no tiene una madurez para que funcione de forma permanente en Bogotá», dijo Beltrán, que aún teme por su seguridad y la de los 19 miembros que componen la delegación de la guerrilla, a pesar de que el Gobierno sí considera que hay «madurez» para que permanezcan en Bogotá.
Sesión en Bogotá
En esta sesión en la sede de la ONU en Bogotá se tratan tres temas que ya se han ido avanzando en otras rondas de diálogos: el funcionamiento permanente de la mesa, cómo llevar lo acordado a la mesa a los territorios y el proceso de participación.
En ese sentido, varios representantes de la mesa han viajado en las últimas semanas a diferentes «zonas críticas», que son donde consideran que más masacres, matanzas de líderes sociales o crisis humanitaria hay.
Son las zonas de «alivios humanitarios» planteadas durante el primer ciclo en Caracas, donde se busca «atender reclamos de la población en cuanto a crisis humanitaria y que el cese al fuego lleve el alivio que prometió», alegó Beltrán.
Pero la idea, puntualizó el jefe de la delegación del Gobierno, Otty Patiño, no es «humanizar la guerra, sino darle fin al conflicto», es decir, no quieren que el llevar alivios o ayuda humanitaria a estas regiones sea «para perpetuar la guerra (…) sino para ponerle fin al conflicto».
Prevención de disidencias
Este acercamiento a las regiones es una forma, según el segundo al mando del ELN, de socializar los acuerdos a los que se llega en la mesa de negociaciones a las comunidades y también a los frentes de la guerrilla.
«Cada vez que hay un acuerdo se informa a los frentes y se compromete al cumplimiento. Es la manera como todas las estructuras del ELN se informan y participan», subrayó Beltrán, que apuntó que ese es el «antídoto» para que en un futuro se puedan formar disidencias.
Porque las disidencias, afirmó, «es una peste para el país».
Las delegaciones volverán a verse en México para seguir con las negociaciones en las que de momento se han llegado a acuerdos sobre los alivios humanitarios, un cese al fuego bilateral de 180 días que comenzó el pasado 3 de agosto y también de participación, para lo cual se está celebrando una treintena de reuniones con la sociedad para articular cómo será y cuáles son sus propuestas de cara al acuerdo final.
Quedan por delante tres puntos de los seis del acuerdo, algunos peliagudos como el del fin del conflicto, donde deberán debatir de qué forma se desarmará la guerrilla -si es que hay desarme- y las rendiciones de cuentas con la justicia por las violaciones del Derecho Internacional Humanitario (DIH) de ambas partes durante el conflicto.
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