Seis años es el tiempo que Alexis Navarro lleva denunciando la falla de telefonía e Internet de su hogar, pero la principal empresa de telecomunicaciones de Venezuela, la estatal Cantv, no le da respuestas y sus técnicos le quieren cobrar de forma clandestina cuando el servicio para reparar el problema es gratuito.
La práctica es cada vez más recurrente. El caso de Navarro es solo una mínima muestra de la corrupción en las empresas estatales de Venezuela, donde las denuncias por extorsiones van desde el encargado de la vigilancia hasta el director o gerente de una compañía.
Un técnico de Cantv puede llegar a cobrar casi 300 dólares por reparar una avería, dependiendo de la zona geográfica y el problema que el usuario presente, siempre sin factura o justificante que respalde el pago de los ciudadanos que opten por ceder ante un claro delito.
En el caso de Alexis, quien vive en la zona popular de Catia, el costo puede ser de 100 dólares, pero para quien reside en sectores de clase media la cifra puede hasta triplicarse y no hay garantía de que el servicio -que es el más lento de la región, con menos de 4 megabits por segundo- sea restituido permanentemente, porque si la falla es externa hay menos control de la reparación.
La mayoría de las fallas externas pueden presentarse por el robo del cableado o la desconexión de los mismos, una situación que ocurre, en muchas ocasiones, por falta de material en la empresa, algo que el técnico corrupto nunca aclarará, ya que su «negocio» se iría al traste.
¿Necesidad?
Efe consultó con, al menos, cuatro técnicos de la estatal, que se negaron a identificarse por temor a represalias, y señalaron que el cobro indebido, sin reconocerlo como tal, se debe, fundamentalmente, a que los salarios mensuales que perciben de la compañía, que oscilan entre los 6 y los 12 dólares, son insuficientes.
Algunos, además, defienden la práctica como «independiente» o como una forma de buscar alternativas para sobrevivir ante la severa crisis económica que vive el país caribeño, pero desde la perspectiva del cliente es un acto corrupto al que, casi siempre, termina por acceder ante la falta de respuestas y el pésimo servicio de la estatal.
Y de este tipo de extorsiones no escapan ni siquiera sus propios trabajadores internos que también están afectados por las averías.
«En ocasiones me han dicho que, de repente, si yo los ayudara a ellos en cualquier cosa que yo pudiera, ellos verían a ver si pudiesen hablar con alguien de alto nivel para que me aceleraran el proceso», comenta a Efe una empleada del área de Servicio al Cliente que solicitó resguardar su identidad.
La mujer asegura que, pese a llevar 2 años sin Internet en su hogar, se niega «rotundamente» a pagar, porque esas «ayudas» que solicitan los técnicos son «muy costosas» y, además, no queda garantizado que el trabajo esté bien hecho.
«80, 120 dólares. Son montos elevados que obviamente un empleado que cobra lo que cobra actualmente no, no da, y es contribuir con corrupción dentro de la institución», añade tras señalar que no solo son los técnicos los que incurren en este tipo de actos.
Otras formas de cobro ilegal
La misma fuente indica que las personas con cargos de mayor jerarquía, como gerentes, también acceden a solucionar los problemas de averías de amigos, conocidos o aquellos a quienes llaman «referidos».
La solución pasa por algo a cambio y no es en beneficio de la empresa, sino del personal involucrado. El pago, en este caso, puede ser algún tipo de «mercancía» para que las cuentas de los altos cargos no se vean involucradas.
«Es probable que no acepten dinero para no verse inmiscuidas sus cuentas. Si no, aceptarían dólares. (Entonces), sería mercancía en este caso», sostiene la empleada de Cantv.
La «mercancía» es, a menudo, algún tipo de objeto o alimento que venda la persona afectada por la avería y que regala al operario.
Una empresa en picada
Según el sindicato de Cantv, las averías de telefonía e Internet «superan el millón y medio a nivel nacional», y esto, sostiene, es consecuencia de la falta de inversión en la empresa desde que fue expropiada en 2007 por el régimen de Hugo Chávez (1999-2013).
El sindicato asegura que la empresa no tiene material nuevo, los sistemas están obsoletos y ni siquiera funcionan los aires acondicionados donde se encuentran los servidores, lo que ocasiona «lentitud en el servicio y que se quemen las tarjetas controladoras de (…) los equipos que se encargan de digitalizar la señal».
El secretario general del sindicato, Joan Chávez, dijo a Efe, en una entrevista telefónica, que el 80 % de la flota de vehículos y herramientas de los técnicos están convertidas en «chatarra», que falta personal capacitado y que la alta gerencia solo le da prioridad al «ámbito político partidista», pues ocurren despidos y jubilaciones forzadas en caso de no ser simpatizante del régimen.
Todos estos factores, aseguró, son los que han llevado al «cultivo» de la corrupción en la empresa.
«Se originan cobros indebidos en divisa por parte de algunos técnicos y cancelaciones de viáticos irregulares por parte de algunas gerencias», indicó.
La corrupción en otras áreas
En Venezuela, los actos de corrupción «van desde la persona que barre hasta el presidente de la República», remarca Alexis, que arrastra su pulso con Cantv desde hace más de 6 años, sin que nadie le dé una respuesta razonable a su problema.
El pensionado hace referencia así al hecho de que en el país petrolero existen «gestores» para cualquier asunto que requiera soluciones por parte de una empresa estatal.
El mismo líder venezolano, Nicolás Maduro, ha reconocido los actos de corrupción dentro de la principal empresa del país, la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), por el que hay, incluso, dos exministros detenidos y uno solicitado por la Justicia.
Pero además la corrupción se manifiesta en los funcionarios policiales o de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), un cuerpo adscrito a la Fuerza Armada, que puede llegar a solicitar dinero a los ciudadanos con tal de no reportar una falta o de hacerles un «favor».
Ese «favor» puede ser el permitir el acceso a repostar gasolina sin hacer la extensa fila que, por estos días, se ha vuelto común ante la escasez de combustible. A cambio, pueden solicitar hasta 5 dólares.
Y mientras, el régimen permanece impasible frente a los abusos y extorsiones a los ciudadanos, los perdedores de un juego en el que los que ganan son siempre los mismos y lo hacen a costa del esfuerzo de un pueblo sometido y reprimido.
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