Los exploradores hispanos llegaron a Texas a principios del siglo XVI y con ellos comenzó un legado que hoy en día se conserva a través de una serie de programas educativos y turísticos en torno a las primeras rutas de los colonos en la región.
La Asociación Histórica de Texas (THSA, en inglés), junto a la Comisión de Historia de Texas (THC, en inglés), organiza una iniciativa, consistente en diez itinerarios por el estado de la estrella solitaria, para que los visitantes puedan seguir las huellas del pasado y «disfrutar» de una herencia marcada por la cultura latina.
Estas rutas se extienden desde el extremo oeste en El Paso hasta el golfo con la ciudad de Corpus Christi, pasando por las grandes urbes texanas de Austin, Dallas o Houston y pequeñas localidades como Waco, Odessa o Amarillo; mostrando el carácter nómada de los primeros habitantes llegados desde México.
El director de comunicación de THC, Chris Florence, admitió en declaraciones a Efe que en el desarrollo de Texas hay «una profunda e importante conexión hispana», ya que durante casi dos siglos la región formó parte del Imperio Español y a continuación el control pasó al Gobierno mexicano de la época.
Incluso, durante la Independencia o Revolución de Texas de 1935, algunos de los padres fundadores que batallaban del lado norteamericano eran hispanos como era el caso de José Antonio Navarro o Juan Seguín.
«Además de toda esta historia común, el simple hecho de compartir kilómetros de frontera con México favorece la consolidación de esta relación», añadió Florence.
Por esta razón, entre las diez rutas organizadas por la Asociación Histórica a lo largo del extenso mapa de Texas, los tres recorridos fronterizos -bajo el nombre de «Pecos, Mountain y Tropical Trail»- son los que mejor reflejan el carácter hispano de la región.
Las misiones católicas de religiosos como San Francisco Xavier de Horcasitas, San Ildefonso y Nuestra Señora de la Candelaria, los fuertes militares o las construcciones clásicas españolas son algunos de los elementos que representan este legado.
El reconocido «Camino Real» destaca al este de Texas, ya que era una de las rutas abiertas por los exploradores hispanos, que a menudo seguían los trayectos abiertos por los nativos, para conectar las capitales de las ciudades españolas u otros lugares patrocinados por la corona en el territorio americano.
Florence explicó que el mayor valor de estos programas es «el compromiso de las comunidades locales» para afianzar la cultura con un carácter divulgativo, dirigido sobre todo a las familias que viajan con sus hijos.
«La población continúa creciendo y los jóvenes se preguntarán de dónde viene esta herencia, por qué las cosas son como son actualmente», opinó.
El proyecto cumple este año su 50 aniversario desde que el exgobernador de Texas, el demócrata John Connally (1963-1969), impulsara la idea con el objetivo de mejorar la oferta turística del estado y captar un mayor número de visitantes.
El espíritu de Connally era mostrar que Texas tenía «una gran historia detrás», con enclaves atractivos más allá del famoso El Álamo, primera misión española fundada en San Antonio, o el turismo de negocios.
«Era un gran promotor de Texas como destino vacacional, por eso en 1968 organiza una caravana por el oeste del estado, donde él mismo con miembros del Gobierno y de la prensa visitaron varios puntos clave de la herencia texana», ensalzó Florence.
Una herencia, que tal y como insiste el responsable, necesita entenderse a través de la influencia hispana, fundamental para comprender el pasado, el papel y «los logros de los inmigrantes en las comunidades texanas».
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