La tercera ley de Newton sostiene que para cada acción hay una reacción igual y opuesta. Este principio ha sido convertido en un arma por varios movimientos subversivos para cambiar la naturaleza de las sociedades; ellos buscan crear una fuerza de impulso para luego redirigir este impulso de una manera que promueva sus intereses.
En cuanto a amenazas de un Estado-nación, la Agencia de Investigación de Internet de Rusia estaría involucrada en operaciones de desinformación para crear percepciones falsas o controladas, la Guardia Revolucionaria de Irán está involucrada en operaciones de desestabilización, y muchas otras naciones buscan manipular a otras de varias maneras.
Con respecto al Partido Comunista Chino (PCCh), su ejército ha incorporado estrategias diseñadas específicamente para atacar las percepciones, como su doctrina de Triple Guerra, que incluye la guerra psicológica, la guerra mediática y la guerra legal. A nivel social, su ejército de trolls llamado «50 centavos» ataca a los disidentes en Internet, su Departamento del Frente Unido intenta subvertir las sociedades extranjeras, y otros programas similares apuntan a controlar cómo las personas ven las cosas.
Sin embargo, estas operaciones no están solo limitadas a Estados-nación. También están siendo empleadas vigorosamente por grupos privados de intereses especiales, movimientos sociales subversivos y movimientos políticos.
La dura realidad es que ahora las guerras se libran en territorio psicológico, en cómo las personas perciben las instituciones, los sistemas y sus líderes. Si los «corazones y las mentes» de una civilización pueden ser conquistados, entonces la nación entera puede ser conquistada sin disparar una sola bala.
Parte de este método subversivo funciona a través de una estrategia «superior» en el nivel político y una estrategia «inferior» en el aparente nivel básico de la sociedad. Se basa en la creación de operaciones de bandera falsa o incidentes fabricados que pueden recibir amplia atención pública. Un grupo subversivo puede entonces usar a los medios de comunicación para decirle a la población que el incidente es simbólico o que está relacionado con un problema social.
La cuestión social puede ser tratada por medios de comunicación controlados, por comentaristas pagados o por organizaciones sin fines de lucro subversivas. El ruido generado por estos grupos es utilizado por los políticos como parte del juego para introducir una legislación.
Esta es una de las tácticas favoritas de las organizaciones terroristas para sus objetivos más amplios. Un grupo central crea propaganda para despertar el odio y agitar a la población. Cuando un terrorista actúa sobre esta propaganda, el grupo central observa la reacción negativa y la utiliza para afirmar que la población es «racista» o es «xenófoba», lo que hace avanzar su propia legitimidad dentro del grupo que intenta subvertir.
James Scott, experto en ciberseguridad y en guerra de la información, explicó este principio en una entrevista anterior con La Gran Época. Dijo que grupos como la Hermandad Musulmana y su califato cibernético «están constantemente buscando un incidente que pueda avivar la llama de la ilusión de una xenofobia desenfrenada”.
Además, dijo: «Esto es lo que usan cuando acuden a los Black Lives Matter y Antifa: encontrar recolectores de heridas autorradicalizables que puedan atraer, guiar y aislar, y agilizar su radicalización para que actúen cinéticamente».
Cuando los grupos actúan con violencia física, y luego hay una protesta pública, Scott al respecto dice, «luego utilizan la protesta como arma y dicen ‘ves, te lo dije, xenofobia desenfrenada'».
«Es interesante porque muchas de estas cosas están completamente fabricadas», dijo.
Parte del tema se relaciona con teorías sobre cómo las ideas y los conceptos pueden ser introducidos en la sociedad, y cómo estos conceptos pueden ser manipulados a medida que se desarrollan, a fin de crear nociones sociales intencionadas. Este concepto utiliza lo que se conoce como memética: una teoría sobre cómo las ideas son introducidas y evolucionan con el tiempo para impactar en la cultura de una sociedad.
En lo que se refiere a incidentes falsos planificados para influenciar, los agitadores se pueden plantar entre los manifestantes de la sociedad con el fin de intensificar el incidente. La idea es que cuando la protesta se vuelve violenta, de nuevo de acuerdo con la tercera ley de Newton, el impulso generará una reacción. Los relatos controlados en los medios de comunicación son utilizados para armar las percepciones de esta reacción para nuevamente avanzar en la agenda social.
Durante las elecciones de 2016, los organizadores demócratas fueron grabados en una serie de videos encubiertos de Project Veritas admitiendo cómo plantaron agitadores en los actos de Trump para incitar la violencia y crear una atención negativa de los medios de comunicación. Esto incluyó un video de Scott Foval, exdirector de campo de America Unida por el Cambio, describiendo las actividades, a las que denominó «perro de caza». En otro video, Bob Creamer, cofundador de Democracy Partners, también explicó cómo estaban usando la estrategia.
«Una de las cosas que hacemos es armar protestas locales muy auténticas en sus caras, en sus propios eventos. Es decir, nos infiltramos», dice Foval en el video.
«Para canalizar ese tipo de operaciones, debes comenzar con personas dos semanas antes y entrenarlas para hacer preguntas», dijo, agregando que ha estado empleando a «personas con enfermedades mentales» para este trabajo. «En los últimos 20 años le he pagado a unos cuantos tipos sin hogar para hacer cosas locas».
Después de que se monta un incidente como este, y si el agitador plantado puede incitar a la violencia, los medios de comunicación pueden manipular la percepción del incidente para declarar, por ejemplo, que los partidarios de Trump son violentos. Luego se pueden aprovechar de esta percepción para manipular relatos falsos adicionales.
La táctica utiliza una variedad de formas para amplificar sus efectos. Después de que se monta un evento, las imágenes que genera suelen terminar en los noticieros, en las discusiones de Facebook, en hashtags de Twitter virales y en posteos destacados en Reddit. Incluso si luego se demuestra que el incidente era falso, dejan una memoria emocional que hace que las personas reaccionen en consecuencia cuando se encuentran con el individuo o grupo que fue etiquetado como símbolo del incidente.
Scott describió esto como una táctica de caos. La idea es que a partir del caos se puede crear orden y que las estructuras sociales se pueden reconstruir en nuevas formas. Los grupos interesados en cambiar la sociedad primero apuntan a desestabilizar a las instituciones que quieren alterar, y esto suele comenzar con la manipulación de la percepción pública.
«Has fabricado el incidente, has fabricado la protesta, y ahora tienes una legislación que está lista para atacar las libertades civiles de alguien», dijo Scott. «Pero todos lo suplican porque creen que eso es lo que acaba de pasar».
Él señaló que el concepto también se relaciona con las tácticas del marxismo cultural: la idea de diseminar el comunismo a través de la subversión de la cultura y los conceptos.
Detrás de esta táctica hay una profunda intención de alterar la percepción pública. Desde el punto de vista de la subversión, la percepción es lo que determina por quién votas. La percepción determina qué compras. La percepción determina lo que crees que necesitas, lo que crees que no necesitas, quién te gusta y quién no te gusta.
Todas estas percepciones están siendo manipuladas por varios grupos con diversos propósitos, en un ataque tanto extranjero como nacional a nuestras visiones del mundo.
Las opiniones expresadas en este artículo son opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de La Gran Época.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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