Las tensiones transatlánticas aumentan debido a los impuestos digitales

Por Emel Akan
22 de junio de 2020 8:50 AM Actualizado: 22 de junio de 2020 8:50 AM

WASHINGTON—La disputa sobre los impuestos de los servicios digitales ha aumentado después de que Washington se retirara de las negociaciones globales la semana pasada, lo que ha disparado los temores de una nueva guerra comercial entre Estados Unidos y Europa.

El representante de comercio de los Estados Unidos, Robert Lighthizer, dijo que el secretario del Tesoro Steven Mnuchin retiró a los Estados Unidos de las negociaciones que buscan reescribir las reglas fiscales transfronterizas para el comercio digital.

«No estábamos avanzando y el secretario tomó la decisión de que en lugar de que siguieran por su cuenta, simplemente diría que ya no estamos involucrados en las negociaciones», dijo Lighthizer el 17 de junio, durante una audiencia ante la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes.

Mnuchin envió una carta fechada el 12 de junio a sus pares en el Reino Unido, Francia, Italia y España, según informó el Financial Times. En la carta, expresó su preocupación de que las conversaciones hubieran llegado a un «impasse».

«Este es un momento en el que los gobiernos de todo el mundo deberían centrar su atención en abordar las cuestiones económicas resultantes de la COVID-19», escribió, instando a los países a no precipitarse en negociaciones difíciles.

También advirtió que Estados Unidos tomará represalias si los países adoptan medidas unilaterales en materia de impuestos sobre los servicios digitales.

Lighthizer anunció el 2 de junio una investigación sobre los impuestos a los servicios digitales que están siendo implementados o considerados por varios socios comerciales de Estados Unidos, incluyendo la Unión Europea, el Reino Unido, España e Italia.

Estados Unidos se comprometió a «tomar todas las medidas apropiadas» para proteger a las empresas y trabajadores estadounidenses contra la discriminación fiscal, dijo Lighthizer en un comunicado.

El rápido crecimiento de las ventas en internet en todo el mundo obligó a los gobiernos a determinar cómo gravar las transacciones en internet en un país en el que las empresas venden bienes y servicios sin tener una presencia física. Estas empresas incluyen mercados de comercio electrónico, redes sociales, servicios en la nube y otras plataformas de servicios basados en la web.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha intervenido para coordinar las conversaciones entre más de 130 países miembros. Las negociaciones se han prolongado durante meses para reescribir las leyes fiscales con el objetivo de alcanzar una solución para finales de año. El objetivo de estas conversaciones es evitar las políticas conflictivas que han surgido unilateralmente en los impuestos sobre el consumo y los servicios digitales.

El ministro de Finanzas francés Bruno Le Maire llamó a la carta de Mnuchin «una provocación».

«Es una provocación hacia todos los socios de la OCDE, cuando estábamos a centímetros de un acuerdo sobre la fiscalidad de los gigantes digitales», dijo a France Inter radio.

En enero, el gobierno francés suspendió sus planes de implementar impuestos digitales hasta el final del año. En mayo, sin embargo, Le Maire dijo que París seguiría adelante con los impuestos digitales este año, independientemente del progreso hacia un acuerdo internacional.

Los países individuales han estado implementando sus propios impuestos de servicios digitales (DST), que se aplican a los ingresos en lugar de a los beneficios. Estos impuestos solo se centran en las empresas que tienen importantes ganancias globales y nacionales, por lo que afectan principalmente a las grandes empresas estadounidenses como Amazon, Apple, Facebook, Google y Microsoft, según la Information Technology and Innovation Foundation (ITIF), un think tank estadounidense.

«Aunque en la superficie los DST ofrecen un trato igualitario a todas las empresas, distinguiéndose solo según su tamaño y modelo de negocio, la mayor parte de la carga recae en un pequeño conjunto de empresas extranjeras, en su mayoría con sede en Estados Unidos», declaró la ITIF en un informe, calificándolo de «mala política».

«Un impuesto del 3 por ciento sobre los ingresos equivale a un impuesto del 23 por ciento sobre los beneficios para una empresa con un margen del 15 por ciento, pero equivale a un impuesto del 63 por ciento para una empresa con un margen del 5 por ciento».

En respuesta a la carta de Mnuchin, el comisionado económico europeo Paolo Gentiloni dijo que la UE seguiría adelante con la imposición de impuestos a los servicios digitales si no hay un acuerdo global, según Reuters.

«Lamento mucho la decisión de EE.UU. de frenar las conversaciones internacionales sobre la imposición de la economía digital. Espero que esto sea un retroceso temporal en lugar de una parada definitiva», dijo Gentiloni.

Y si un acuerdo resulta imposible este año, dijo, «hemos sido claros al decir que presentaremos una nueva propuesta a nivel de la UE».

Según un informe de la Tax Foundation, los países recurren a «enfoques novedosos, pero distorsionantes y discriminatorios, para gravar los negocios digitales. Estas políticas tienen el potencial de conducir a una guerra fiscal y comercial económicamente perjudicial y deberían evitarse».


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