Este es el cuarto de una serie de artículos escritos por el personal de La Gran Época, que describe los fundamentos de la civilización china y exponen la visión del mundo tradicional chino. La serie examina el curso de la historia de China, mostrando cómo, figuras claves, ayudaron en la creación de la cultura de inspiración divina china. Esta entrega presenta la gran inundación según una antigua leyenda china.
En los últimos años del reinado del emperador Yao, el mundo fue inundado por tormentas violentas y crecidas de agua, como se describe en los relatos mitológicos de muchas culturas en todo el mundo, además de las de China.
El “Clásico de las Montañas y los Mares”, una serie de relatos legendarios recopilados durante el Período de los Estados Combatientes hace unos 2.500 años, describe la gran inundación como una tremenda arremetida de olas y lluvia.
Un inmenso mar occidental inundó las montañas del oeste de China y del interior de Mongolia. Las aguas se abrieron paso por el río Amarillo y por la zona central de China. Los campos y viviendas fueron sumergidos y destruidos. Masas de personas y ganado fueron devorados por los animales marinos.
Leyendas mundiales acerca de la gran inundación
Las descripciones de la gran inundación que se encuentran en las diversas leyendas y mitos de todo el mundo tienen muchas similitudes. Un tema común, es el de la catástrofe que se impuso a la humanidad, como un castigo divino por la degeneración moral. La gente buena y honesta abarcaba la minoría; y fueron esas personas las que sobrevivieron.
El daño hecho a las civilizaciones de todo el mundo fue enorme. Las leyendas occidentales describen la aniquilación de la cultura existente, mientras que los registros en el «Libro de Documentos» de origen chino, tradicionalmente atribuido a Confucio, consideraba la inundación como la línea divisoria entre la historia y la prehistoria.
Antes de la época de Cristo, los antiguos griegos creían que Zeus decidió ahogar a la humanidad con una inundación masiva cuando observó que se volvieron crueles e hicieron caso omiso de las exigencias de justicia y buen comportamiento.
En la historia de la creación maya, en el Popol Vuh, está escrito que los humanos fueron creados por los dioses en el principio del mundo, pero más tarde se volvieron inconscientes de sus creadores y se atrevieron a irrespetar a los dioses. Esto llevó a la legendaria inundación registrada en esa cultura.
La «Crónica de la Gran Inundación», un poema épico transmitido entre la minoría étnica Yi del sur de China, cuenta una historia similar de la creación, la degeneración moral y la obligatoria destrucción de los seres humanos. Sólo unas pocas personas dignas permanecieron para reconstruir la civilización.
Los cuentos populares de la étnica coreana del noreste de China, hablan de cómo un hermano y hermana sobrevivieron a la inundación huyendo a la cima del monte Paektu, en la actualidad, la frontera con China y Corea del Norte.
Una pequeña minoría étnica en China, los Lhoba, residen en la región del Tíbet, a una altura media de 3.000 metros (aproximadamente 9.850 pies). Ninguna leyenda del diluvio se encuentra en su cultura.
Yao se enfrenta al desastre
En la época de Yao, China estaba dividida en nueve estados. En torno a estos yacían los “cuatro mares” y las “ocho desolaciones”, más allá de ellos. Anales del siglo XII registran que la capital de Yao se situó en el estado de Ji.
Para enfrentar a la catástrofe que devastaría a su imperio, Yao buscó personas que fueran capaces de controlar las aguas. Huan Dou, uno de los ministros sin escrúpulos desde antes de la ascensión de Yao al trono, recomendó al ministro de trabajo, Kong Ren.
El emperador no se dejó impresionar y declaró: “Kong Ren es un hombre de palabras resbaladizas. Él es agradable en la superficie pero obstinado detrás de escena. Puede que sea superficialmente respetuoso y prudente, pero actúa en oposición al Camino y desaira a los dioses. No puede ser asignado para controlar la inundación”.
Por desgracia, el ministro de agricultura Hou Ji le señaló que nadie más, que tuviera las habilidades para aceptar la tarea, estaba disponible, por lo que Yao se vio obligado a nombrar a Kong para ese cargo.
Más tarde, Yao envió a Hou Ji para que visitara el Monte Kunlun, donde residían los seres divinos. Allí se encontró a la Señora Reina Madre del Oeste, quien le informó que la gran inundación era un evento provocado por la voluntad de los dioses.
Al mismo tiempo, la diosa le explicó, que las claves para la salvación del hombre también estaban en manos divinas. En veinte años, ella volvería para asistir personalmente al gobernante predestinado para terminar la catástrofe.
En el enigmático viaje del cielo y de la tierra, la providencia despliega un destino predestinado
La montaña flotante de Yao
En las leyendas populares chinas sobre la gran inundación, se dice que las aguas alcanzaron más allá del paso de Mengmen (hoy es el condado de Ji en la provincia de Shanxi) y que las corrientes de los poderosos ríos Huai y Yangtze se unieron.
Las «Lecturas Imperiales de la era Taiping», editado durante la dinastía Song, registra que «en el estado de Ji, había una montaña llamada Fushan, que significa «la montaña flotante» … En la antigüedad la gente amarraba sus barcos a las rocas, sobre las cuales todavía se pueden encontrar hoy en día cerraduras rotas».
Sólo la propia montaña, flotando por encima de las olas, se mantuvo seca. Debido a que el emperador Yao la utilizó para evitar el diluvio, también fue llamado Monte Yao.
Hoy en día, todavía hay un condado de Fushan, en la montañosa provincia de Shanxi, situada en el norte de China.
Hou Ji somete la rebelión de San Miao
La gente de San Miao, residía en un territorio crítico entre los grandes lagos del centro de China, eran descendientes de Chi You, un temible antiguo jefe tribal. Están relacionados con los modernos hmong del sur de China y del sudeste asiático.
Huan y su hijo gobernaban la región, ambos hombres violentos y destructivos, fueron los que desintegraron las prácticas tradicionales. Por mucho tiempo, habían tramado la rebelión y el diluvio les dio su oportunidad. Con una China en caos debido a la inundación, Huan Dou llevó a la poderosa San Miao a levantarse en rebelión. Las deshonestas fuerzas atacaron a vecinos más débiles y se apoderaron de su tierra.
Hou Ji fue enviado para hacer frente a Huan Dou y a los de San Miao. Él se enfrentó a los rebeldes en una batalla decisiva en Danshui, donde fueron completamente vencidos. Después de que los rebeldes se rindieron, Huan Dou fue exiliado al Monte Chong. La tiranía y la tortura fueron abolidas en la región San Miao y a las víctimas del levantamiento se les devolvieron sus tierras.
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