Legendarios cimientos de la civilización china: el ascenso de Yu el Grande

Por The Epoch Times
14 de febrero de 2020 12:28 PM Actualizado: 15 de febrero de 2020 3:00 PM

Este es el sexto de una serie de artículos escritos por La Gran Época, que describen los fundamentos de la civilización china y exponen la visión del mundo tradicional chino. La serie, examina el curso de la historia de China, mostrando cómo, figuras claves ayudaron en la creación de la cultura china inspirada en lo divino. Esta entrega presenta a Yu el Grande, el héroe que refrenó la Gran Inundación.

Mientras la Gran Inundación avanzaba y el Emperador Yao preparaba a su sucesor Shun para el trono, un tercer personaje emergió: Yu el Grande.

Ilustres nombres y títulos son algo común entre los soberanos chinos, pero Yu es uno de los pocos que fueron llamados “el Grande”. Para ganarse esta honorable distinción, no solo aplacó las devastadoras inundaciones, sino que estableció la primera dinastía hereditaria china, la Dinastía Xia.

El padre de Yu, Gun (pronunciado “gwuhn”), era un artesano con habilidades en la construcción de muros. El Emperador Yao lo puso a cargo del esfuerzo para controlar la inundación, pero no se llevaban bien. Gun era controlador, desobediente y terco. Montó varias acequias, pero estas probaron ser medidas inútiles y la gente fallecía en masa a medida que los niveles de agua aumentaban y rompían los diques una y otra vez.

El río amarillo rompe su curso, de Ma Yuan (1160–1225), Dinastía Song. (Dominio Público/Wikimedia Commons)

Se dice en el “Clásico de las montañas y el mar” que Gun robó el xi rang, un mágico barro expandible, del Emperador Celestial. Tenía la intención de utilizar el xi rang como la máxima represa, pero en vez de ello ocasionó la ira del monarca divino, quien en su furia destruyó el trabajo de Gun y aumentó la gravedad de la inundación. Por este fracaso, Shun, el sucesor de Yao, exilió a Gun a la Montaña Yu.

Así, Gun se encontró y batalló con el dios del fuego Zhu Rong, quien había sido enviado para ejecutarlo. Gun falleció al lanzarse hacia las olas. El “Clásico de las montañas y el mar” da testimonio de que su cuerpo no se  descompuso por tres años y se convirtió en un dragón amarillo tras la autopsia en el estado de Wu.

Gun se convierte en un dragón amarillo. Ilustración de Sun Mingguo / The Epoch Times.

A pesar del accionar de su padre, Yu, conocido durante su vida como Wen Ming, se ganó el favor de Shun, quien lo recomendaría al emperador para combatir la inundación.

Una misión divina

Según cuenta la leyenda, Gun y Yu eran descendientes del Emperador Amarillo. Yu aprendió mucho de su padre, quien fue a controlar la inundación cuando su hijo tenía diez años de edad. Décadas antes, la Señora Madre Reina de Occidente había hablado con el Emperador Yao sobre cómo las inundaciones habían sido arregladas por los dioses y que, en ese tiempo, el cielo enviaría a un hombre elegido para revertir la marea.

En su juventud, Yu se encontró con un viejo ermitaño que le dijo que purgar el desastre sería una tarea sobrenatural, realizable solamente con asistencia divina. El ermitaño le enseñó los principios de topografía y de cómo trabajar con, en vez de contra, las características del elemento agua.

Yu el Grande. (Ma Lin /Dominio Público/ Wikimedia Commons)

Luego de la muerte de su madre, un segundo maestro la impartió a Yu los principios de la moralidad y la virtud. Fue entonces que se unió a su padre en el trabajo.

Los métodos de Yu diferían de aquellos de Gun. Al observar el trabajo de su padre, Yu vio que los diques no podían redirigir el curso del agua. Las montañas mismas tendrían que abrirse y canales tendrían que cavarse para guiar el torrente hacia el mar.

Durante sus viajes, Yu se encontró con varios dioses de la montaña que lo asistieron en su inspección. En los “Anales de primavera y otoño de Wu y Yue” está registrado que Yu descubrió tabletas de jade rojo y verde y 12 libros que detallaban no solo el terreno de la superficie y rutas naturales de China, sino que también revelaban su geografía subterránea.

Madam Yunhua, hija de la Señora Madre Reina, convocó a Yu y le confirió dos escrituras. Le informó que estas serían efectivas al pedir la asistencia de las deidades del cielo y la tierra y que podían ahuyentar bestias salvajes. Y por si acaso, Yunhua también envió seis generales celestiales para proveer a Yu de apoyo.

Una representación de la Señora Madre Reina de Occidente de la era Edo de Japón. (Kimbell Art Museum/PD-Art)

El Emperador Yao, estaba contento al escuchar los milagros que Yu había atestiguado en sus giras en el país. Estaba convencido de que la premonición que la Señora Madre Reina le había transmitido estaba haciéndose realidad.

Yao envió por su ministro legal Gao Yao, quien dispuso que toda la gente debía seguir las órdenes de Yu o enfrentarse a las autoridades. Decenas de miles de súbditos de Yao fueron movilizados y todos los funcionarios de gobierno fueron puestos bajo la autoridad de Yu.

Yu designó seis fases para el esfuerzo colosal, el cual tomaría diez años para hacer retroceder la Gran Inundación. Adicionalmente, varios años se necesitaban para construir la irrigación y reservas que planeaba para la gente del futuro.

Dominando el Río Amarillo

Comenzando por el estado de Ji –las actuales provincias de Shanxi y Henan– Yu, puso el ojo en el furioso Río Amarillo. Al partir sus trabajadores y supervisores para cumplir con esta tarea, dos monstruos marinos provenientes del mar oriental llegaron a interferir con la labor. Yu convocó al dios del mar oriental, para refrenar a los intrusos.

Luego de enormes esfuerzos y con la ayuda del dios, Yu y sus hombres fueron capaces de drenar agua del Estado de Ji y conducirla al este hacia el océano por el Río Amarillo.

Mientras tanto, los siete generales celestiales, enviados por Madam Yun Hua y comandados por Wang Jun, derrotaron a siete revoltosos inmortales que estaban dañando a la gente en el caos de la inundación. Luego de su victoria, los generales aunaron esfuerzos con Yu para controlar la inundación.

Monte Wangwu. Imagen Ilustrativa ( 襄樊 一夜 /CC BY 3.0/WikimediaCommons)

En el Monte Wangwu, Wang Jun mostró a Yu un libro almacenado en una caja de piedra de origen natural en una cueva. Explicó a Yu que podía seguir el camino de cultivación recetado en el volumen y sería capaz de ascender su nivel y convertirse en un dios.

Abriendo la puerta del dragón

La Montaña Longmen o la Montaña de la Puerta del Dragón era un punto de paso forzoso clave a lo largo del Río Amarillo donde las aguas de la inundación se habían acumulado. A pesar de que el agua estaba atascada detrás de la Montaña Lüliang, Yu encontró una pequeña abertura que podía explotar.

En el “Clásico del Comentario sobre el Agua” está escrito que Yu amplió la brecha en la montaña hasta que se abrió. La Montaña Longmen fue manejada de manera similar y el agua que había subido ahora fluía en la dirección correcta.

El paso fue entonces renombrado como  “Yumen”, o “la Puerta de Yu”.

Un dicho popular sobre Longmen es el de la Garganta de la Carpa. Se dice que si las carpas pueden llegar a las cuencas altas de Longmen y saltar por el paso, pueden transformarse en dragones.

El trabajo de Yu en la región del Río Amarillo, desvió el exceso de agua de vuelta al océano. Los pasos y gargantas que creó, convirtieron al río de un desastre natural, en una irrigada cuna de civilización.

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