El régimen comunista chino indicó que no abandonará sus políticas draconianas de COVID a pesar de las protestas masivas que tuvieron lugar en al menos 10 ciudades del país durante el fin de semana.
China persistirá con su política dinámica de Cero COVID dijo a los periodistas Zou Xiaoli, el embajador del régimen chino en Argentina, el 28 de noviembre, cuando se le preguntó sobre las recientes protestas, según la agencia nacional de noticias argentina Télam.
Los comentarios se produjeron mientras funcionarios de todo el mundo expresaban su apoyo a los manifestantes en China.
El embajador no se refirió directamente a las protestas al responder a la pregunta, pero alabó la estrategia de China para combatir la propagación del COVID-19, diciendo que cuidar de la gente ha sido una de las prioridades.
El comentario de Zou ofrece una visión del pensamiento del régimen chino, ya que los medios de comunicación estatales de China, a partir del 28 de noviembre, han guardado silencio sobre las protestas del fin de semana, las que marcaron la mayor muestra de desobediencia civil que los líderes del Partido en Beijing han visto en décadas.
El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, respondió brevemente cuando se le preguntó por las protestas durante una sesión informativa diaria el lunes. «Lo que usted ha mencionado no refleja lo que realmente ha sucedido», dijo Lijian antes de argumentar que el Partido Comunista Chino (PCCh) dirigirá una lucha «exitosa» contra COVID-19.
Al momento de escribir este artículo, sus comentarios no se habían incluido en la transcripción de la sesión informativa publicada en el sitio web público del ministerio.
Las protestas se desencadenaron después que un dramático incendio en un edificio de apartamentos causara la muerte a 10 personas en Urumqi, la capital de la región china de Xinjiang, el 25 de noviembre, según las cifras oficiales. Las restricciones locales por COVID-19 impidieron a los residentes escapar del incendio y retrasaron la llegada de los socorristas al lugar de los hechos.
La ira de la población por la forma en que se podrían haber evitado sus muertes —combinada con la creciente frustración pública por las repetidas pruebas de detección del virus y los prolongados cierres del régimen comunista en virtud de la política de COVID-19— condujo a las protestas.
Los manifestantes aprovecharon las concentraciones para reclamar mayores libertades, y algunos incluso exigieron la dimisión del líder chino Xi Jinping y del PCCh.
Xi, quien se aseguró un tercer mandato sin precedentes como líder del PCCh, señaló el mes pasado durante un congreso del Partido que no habría una inmediata flexibilización de su política de Cero COVID, afirmando que los funcionarios del Partido han «protegido la salud y la seguridad del pueblo» en sus esfuerzos por detener la propagación del COVID-19.
Solidaridad
Funcionarios de Estados Unidos y otros países expresaron su solidaridad con los manifestantes de China.
La Alianza Interparlamentaria sobre China (IPAC), un grupo de legisladores multipartidista internacional, dijo en una declaración del 27 de noviembre que sus miembros «se unen en solidaridad con aquellos que han participado en las protestas pacíficas» tras el incendio en Xinjiang.
«El Partido Comunista Chino tiene un largo historial reprimiendo protestas y castigando a la disidencia sin piedad», escribió el grupo. «Estamos observando muy de cerca la respuesta de las autoridades chinas a estos valientes manifestantes y presionaremos a nuestros gobiernos para que hagan todo lo posible por salvaguardar sus libertades fundamentales».
El 28 de noviembre, la policía de Shanghai y Beijing detuvo y registró a las personas que se encontraban en los lugares donde se habían celebrado las protestas previamente, como señal de que el régimen comunista tomará medidas duras para sofocar cualquier otra manifestación.
La Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China (CECC), que encabezan el senador demócrata Jeff Merkley y el representante demócrata Jim McGovern, pidió a Beijing que escuche a los manifestantes.
«El pueblo de China tiene los derechos fundamentales, según el derecho internacional, a la libertad de expresión y de reunión. El gobierno chino está obligado a respetarlos», escribió la comisión en Twitter el 28 de noviembre. «Los manifestantes en China están enviando mensajes muy importantes. El gobierno chino debería escuchar».
Este lunes, durante una rueda de prensa, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que «la Casa Blanca apoya el derecho a la protesta pacífica», pero no llegó a expresar directamente su apoyo a la demanda de mayores libertades en China de los manifestantes.
Más temprano, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional criticó ligeramente la política de manejo de la pandemia del régimen, diciendo que «Creemos que va a ser muy difícil que la República Popular China pueda contener este virus a través de su estrategia de Cero COVID.»
El senador Marco Rubio (R-Fla.) y el representante Chris Smith (R-N.J.), republicanos de mayor rango en la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China, emitieron el lunes una declaración conjunta en la que critican al gobierno de Biden.
«La política de ‘Cero Covid’ del PCCh es escandalosa», escribieron los legisladores. «El débil rechazo de la Administración Biden a la política ‘Cero Covid’ del PCCh y su negativa a llamar la atención sobre el control totalitario del secretario general Xi es poco menos que cobarde».
«Estas protestas no tienen que ver con una crisis de salud pública, sino con una crisis de derechos humanos», añadieron los congresistas. «Estados Unidos debe ser inquebrantable en nuestro apoyo al pueblo chino mientras pide valientemente la libertad».
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